¿Son buenos los retos? por Boltrok

Anónimo | 08/07/08

“El éxito es sólo la mitad de bonito cuando no hay nadie que nos envidie”
[Norman Mailer]

Una extraña plaga asola el mundo del póquer-online últimamente (y no tan últimamente) y en particular el mundo de los “blogs” de jugadores y foros de Internet en español: los retos.

Un reto es un desafío que un jugador de poker se lanza a sí mismo o a otros jugadores. Su consecución o no, posibles apuestas cruzadas y otra cacharrería añadida (si no lo consigo me lanzo desnudo en paracaídas desde la torre Eiffel, etc) dotan de un supuesto interés a dicha “hazaña”. Veamos las dos modalidades más comunes de retos.

El reto hedonista. Consiste en el típico blog que se abre con la única intención de comunicar al mundo que el jugador JohnnyDumbass se ha propuesto ganar 10.000$ en un mes jugando 24 mesas de NL25. Este sujeto castiga diariamente a sus potenciales lectores con una entrada del tipo “Hoy jugué 4.237 manos y gané +17$. Un día flojito”. Lo que más me asombra no es la lírica del sujeto en cuestión (de una concisión que hace parecer barroco a Vedast) sino que estos blogs tengan un sólo lector. La pregunta que se me viene inmediatamente a la cabeza es: ¿Y a mí que coño me importa?

Se supone que alguien abre un blog para comunicar algo a “otros alguienes”. La Web 2.0 y todo ese rollo. Esa comunicación se supone bidireccional, un intercambio de conocimiento provechoso para emisor y receptor. Sin embargo, lo que me comunica este sujeto me parece tan absurdo y carente de interés que considero tema de estudio sociológico tanto al propio sujeto como a sus lectores (gente muy sola, aburrida, sin libros que leer, sin amigos con los que salir o sin un buen polvo que echar….).

La segunda modalidad es el reto "con el pito nos los vamos a follar" y es un poco más interesante (más que nada por las airadas reacciones que suele provocar dignas de otro estudio sociológico). Esta de moda, sobre todo en los foros de 2+2 (con algún intento de emulación foránea), que un jugador de límites altos baje de “su cielo” a microlímites para batir estas partidas con un ratio de ganancias abrumador. El chico se aburre de machacar profesionales y bien por aburrimiento, por desidia, por afán de protagonismo o por lo que sea, afirma tajantemente que puede ganar en NLX chikicientas ptBB/100 y deja entrever poco menos que los jugadores de ese nivel son idiotas porque ellos están ganado a (chikicientas – muchísimas) ptBB/100.

Existe gente más o menos hábil en el planteamiento de este tipo de desafío pero lo normal es que se haga con la sutileza de un troll lo que derivará en un mal rollo inmediato entre la comunidad y cruces de lindezas entre los jugadores a los que sutilmente se les ha llamado idiotas y el desafiante.

De la presunta dificultad del reto, dependen el volumen y las cuotas que se pagan en las apuestas a favor y en contra de la consecución de dicho reto. Se supone que mediante las apuestas que ganará el semi-dios pokeril si cumple el reto, compensará la pérdida de tiempo y dinero que le supone dejar su particular Valhalla y jugar en microlímites junto a toda esa "escoria".

Sin duda el interés del reto está más en las reacciones, insultos y escupitajos virtuales (virtuales por que no hay otra que si no....) que en el propio reto. Es una especie de circo romano o programa de salsa rosa virtual. Y es que cuando nos tocan la fibra, entramos en “irrational mode ON”.

Las apuesta del tipo “yo la tengo más grande” esconden, normalmente, micro-penes (o en la versión castiza, dime de qué presumes y te diré de qué careces). En la vida y en el poker, son necesarios los objetivos pero un reto del tipo “yo soy capaz de hacer 16pt/BB en NL25 en 30.000 manos” no es un objetivo. Básicamente, es una bravuconada.

En primer lugar, a mi me da exactamente igual lo que gana cualquier jugador, ya que eso, en nada me beneficia. Si acaso, me interesa ver su datos del poker tracker con afán de compararlos con los míos y tratar de sacar conclusiones sobre qué hace el que yo no hago y “agenciármelo”. Me interesan sus manos, sus comentarios y su estilo de juego y pensamiento sobre el poker. Pero no sus resultados. No envidio a nadie (salvo a Hugh Hefner con cincuenta años menos). La envidia es EV-.

En segundo lugar, los objetivos monetarios a corto plazo no están en nuestra mano. Decir lo contrario, por muy buen nivel de poker que se tenga, es desconocer como funciona esto. Y si, con pleno conocimiento, se sigue afirmando esto, el reto se convierte en una apuesta en la que cualquier cosa puede ocurrir. Personalmente trabajo muy duro para aminorar el factor suerte como para poner en riesgo mi dinero, por mero ego, en estas batallas. Por otro lado, siento que no tengo nada que demostrar a nadie y soy consciente de mi mediocridad como jugador. Ambos factores de la ecuación hacen que no esté interesado en apostar y mucho menos en proponer/aceptar retos.

Como muestra de la increíble “lucha de egos” que conlleva esto del poker, hace unas semanas se abrió un hilo en póquer-red planteando un desafío de este tipo y había jugadores de microlímites que apostaban hasta el 50% de su bankroll contra el desafiante. Por simple orgullo de defender que su límite no es batible tan fácilmente.

Desde mi punto de vista, es ABSURDO, invertir nuestro tiempo y dinero en formar un bankroll y apostar irresponsablemente la mitad de este bankroll (que no olvidemos que es nuestra herramienta de trabajo) en un suceso de resultado incierto. El ego es EV-.

En tercer y último lugar, los retos no mejoran nuestro juego. Aunque nos hayamos fijado un reto para nosotros mismos como motivación (incluso si lo hemos publicado en nuestro blog) debemos tener cuidado a la hora de escoger que tipo de reto haremos. Forzarnos a jugar más mesas, más horas, etc no produce ninguna mejora en nuestro juego y si que conlleva tensión, frustración en el caso de no conseguirlo y pérdida de dinero y prestigio (en el caso de haber apuestas fuertes y haber ofendido a unos cuantos al plantear el reto, como es habitual en la comunidad española donde la educación y deportividad brillan por su ausencia).

Por lo tanto, concluyo que los retos públicos no aportan nada, salvo ese pestiño a duelo de pulsos entre marineros aburridos esperando zarpar. Hay quien quiere que el poker tenga una imagen limpia, respetable, etc….puesto esto tampoco contribuye a esa mejora. No deja de ser una versión moderna del duelo entre pistoleros ( tipo Jack Palance vs Alan Ladd en Raíces Profundas, pero aquí, además del niño y el perro, con cientos de espectadores).

No obstante, es cierto que todo jugador (y toda persona) necesita unos objetivos que le proporcionen motivación y energía suficiente para seguir mejorando. Y en el poker, la mejora se mide en cómo de óptimas son las decisiones que tomamos en cada mano. No hay más. A partir de ahí viene todo lo demás.

Dado que nuestra meta principal, debe ser mejorar nuestro juego mediante la optimización a la hora de tomar decisiones, pongámonos objetivos que sí estén en nuestras manos: postear dos manos diariamente en el foro, escribir una entrada de estrategia en mi blog cada veinte días, etc.

Las conclusiones sobre si tu juego mejora o no, serán siempre difusas ya que la mejora no es fácilmente mensurable (nunca sabemos a ciencia cierta el peso de la suerte a corto plazo).

Ese es, precisamente, otro punto en contra de los retos ¿Demuestra algo el haber conseguido o no un reto? Creo que a nivel de demostración no tiene demasiada fiabilidad. Los partidarios y detractores de las posturas enfrentadas siempre encontrarán un motivo (una buena racha, una mala racha, trampas, etc) para seguir obcecados en sus posturas iniciales, eso si, algunos con la cartera irresponsablemente vacía.

¿Por qué nos empeñamos en demostrar al mundo lo buenos que somos ….cuando a nadie le importa un carajo?

Sin duda, esta es la gran pregunta que tenemos que plantearnos y seguro que la respuesta nos mostrará que un reto no es, precisamente, el camino adecuado.

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