ACR expulsa a Perkins y Bilzerian de su sala por compartir cuenta sin tapujos

De un tiempo a esta parte, dos de los multimillonarios más famosos del mundo del poker, es decir, Dan Bilzerian (autoproclamado Rey de Instagram) y Bill Perkins, han encontrado un nuevo pasatiempos más allá de sus viajes, yates, coches y otras extravagancias. Ahora, pasan los ratos jugando online y compartiendo sus partidas a través de la red con el resto del mundo, principalmente a través de Twitch.

Esto es peligroso, pues estás expuesto al análisis de todo el mundo, incluidos jugadores de gran experiencia que pueden intuir cuál es tu juego, como así lo hizo Doug Polk, quien tras ver jugar a Bilzerian y la toma de decisiones que llevaba a cabo, acabó concluyendo en uno de sus vídeos, que era materialmente imposible que su fortuna llegara de la mano del poker, unas declaraciones que no dejaron indiferente a nadie.

Sea como fuere, lo cierto es que en multitud de ocasiones, Perkins y Bilzerian han compartido vía Twitch algunas manos, principalmente en la sala americana Americas Cardroom, no siendo las manos con el público lo único que han compartido. 

El modus operandi habitual era que Perkins abrían el lobby de la sala con su cuenta, jugaba un rato y cuando se cansaba o Bilzerian tenía ganas de jugar un rato, poco menos que le decía “Quita, déjame a mí” y se ponía a jugar descaradamente, sin reparar que esto constituye una violación flagrante de los términos y condiciones de la sala. Un caso de multi-accounting de manual, vamos.

Los casos se fueron sucediendo continuamente, con aparente impunidad, hasta que el otro día, en medio de una retransmisión, ACR decidió que era el momento perfecto para cerrar la cuenta de Perkins. En esta retransmisión, justo cuando es Bilzerian quien lleva los mandos de la nave, salta el mensaje anunciando que la cuenta queda cerrada.

NO se puede decir que la medida les llegar por sorpresa. Justo al saltar el anuncio, se oye a Perkins de fondo preguntar: “¿Ya la han cerrado?”, por lo que imaginamos que para ellos, era la crónica de una muerte anunciada. Tendrán que buscar otro pasatiempos.