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Barry Greenstein: "Los torneos con recompras no son poker de verdad"

Antonio Romero | 22/05/14
Barry Greenstein: "Los torneos con recompras no son poker de verdad"
El mito opina que las reentradas dan ventaja a los pros de bolsillos más amplios, y que un torneo de menos de 100 jugadores no tiene sentido.

Barry Greenstein, uno de los jugadores de torneos más famoso de todos los tiempos, cada vez se deja ver menos por el circuito.

En su día, Greenstein era el paradigma del poker como deporte. Jugaba torneos por el puro placer de la competición. Cuando ganaba algún premio, lo donaba a la caridad, pues su medio de vida eran las partidas privadas de high stakes. De ahí su seudónimo de "el Robin Hood del poker".

Ahora, Barry no puede permitirse ser tan generoso, y se vuelven a referir a él como "The Bear". Sigue siendo una voz autorizadísima dentro del panorama del poker mundial, y como todos los Team Pro de PokerStars, tiene a su disposición el blog de la sala para hacerla oír cuando cree conveniente.

Barry ha cogido el teclado para explicar por qué está cada vez más apartado de los grandes circuitos, y ha hecho una feroz crítica de la deriva que está tomando el formato de los grandes eventos e, implícitamente, acerca de los High Rollers.

Pocos y escogidos

Solo he jugado cinco torneos este año: el Main Event de la PCA, el de los Aussie Millions, el del EPT de Montecarlo y los WPT del Commerce y del Bay 101. No he pinchado en ninguno y, aunque ha habido muchos más torneos en Europa y en la costa este de los Estados Unidos, he elegido quedarme cerca de casa y jugar en un montón de partidas de cash.

Hay muchos eventos principales estos días que aceptan recompras ilimitadas y no me llama nada jugar en ellos. No digo que sean malos para el poker, porque permiten que mucha gente juegue a diferentes precios, pero no me gustan nada desde el punto de vista competitivo.

El poker verdadero

En cierto sentido, los torneos con recompras no son poker de verdad. Mi visión de un torneo de poker es una competición en el que todos los participantes parten con las mismas opciones. 

Sin embargo, en los torneos con recompras, los jugadores con bolsillos más amplios son capaces de disparar un montón de balas y tienen mejor oportunidad de hacer mesa final que los jugadores que solo pueden comprar una vez.

Si quiero jugar en un entorno desigual, prefiero una partida de cash en la que unos jugadores están cómodos con el nivel y otros están probando suerte. En los torneos, yo siempre espero que todo el mundo pueda tener acceso, que los jugadores con menos banca puedan jugar satélites para eventos de entradas más caras y sentir que tienen las mismas oportunidades que el rest ode ganar el torneo. 

Si decido jugar un torneo con recompras y competir con todo el mundo por el triunfo, mejor tener cinco o diez balas, Eso no es jugar al poker de la manera más efectiva, es intentar meter tu nombre en la cabeza de la clasificación de la manera más efectiva.

Sin fields extensos, ni siquiera se puede hablar de torneos

Otra cosa que pienso es que si un torneo no tiene al menos 100 jugadores ni siquiera lo considero un torneo. Siempre pienso en los torneos en la manera de de convertir una pequeña cantidad de dinero en una mucho mayor, quizá 50 o 100 veces el valor de la entrada.

Si un jugador tiene menos de 100 jugadores, la cantidad que puedes ganar en relación a la entrada, siempre será una cantidad que podrías ganar igualmente en una partida de cash. Un pinchazo en un torneo debería ser algo que no podrías conseguir en una partida de cash.

Por eso pienso que la lista de premios en torneos no debiera recoger resultados de torneos de menos de 100 personas. Y no es egoísmo, pues yo también he ganado algunos de esos.

Grreenstein va a aprovechar que llegan las WSOP para dar rienda suelta a su ansia de competición y pretende jugar entre 20 y 25 torneos este verano en Las Vegas.

Las WSOP mantienen al mínimo el número de torneos con recompras en su calendario y, aparte del Big One for One Drop, será raro que ninguno de sus eventos baje de las tres cifras de participación, que por lo visto son los requisitos esenciales para recibir el sello de calidad de "El Oso".

 

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