Perfiles de famosos

David Baazov, el pez que se comió al tiburón

Antonio Romero | 02/12/14
David Baazov, el pez que se comió al tiburón
David Baazov, fundador de Amaya, consiguió comprar PokerStars, la sala más rentable del mundo, a unos dueños que no querían vender. Y quizá no se pare ahí.

La revista Forbes va a incluir en su último número del año un perfil sobre el empresario de moda en el mundillo del juego online, David Baazov.

El fundador de Amaya sorprendió a todos los especialistas del sector al conseguir comprar la joya de la corona del poker online, el Rational Group, una empresa que conseguía casi diez veces más ingresos brutos que los canadienses gracias, sobre todo, a la sala de poker más grande del mundo, PokerStars

Tal era el desconcierto entre los analistas que una de las teorías que cobró inmediatamente más tracción para explicar semejante acontecimiento era que se trataba de una transacción generada desde la isla de Man para trampear las cláusulas exclusivas que los estados norteamericanos que abrieron sus puertas al poker online incluyen en sus reglamentos para dejar fuera a PokerStars.

Pero la verdadera historia de la compra del Rational Group es aún más sorprendente, la ambición de un empresario que encara sus negocios como si de una partida de high stakes se tratara.

De la nada a la cumbre

Baazov empezó su carrera empresarial literalmente desde la calle. Con 16 años, este genio de las matemáticas se presentó ante su padre, un judío ortodoxo de origen georgiano que se había mudado a Canadá desde Israel cuando David tenía un año de edad, y le dijo que iba a dejar unos estudios que no despertaban ya su interés.

Su padre lo puso de patitas en la calle. Baazov se fue a vivir con un amigo, pero el arreglo no duró mucho y acabó durmiendo en los bancos de los parques y en los banquillos de las pistas públicas de hockey hielo de Montreal. Gracias a su hermano, que le dejó su carnet de conducir, pudo alquilar un apartamento, desde el que empezó un negocio de venta por correo de cupones de descuento para lavandería.

Su primera empresa propiamente establecida, con oficina propia, fue un negocio de reventa de material informático, que consiguió despegar gracias a la consecución de varios contratos públicos.

La pérdida de la puja por un gran contrato con el Ayuntamiento de Montreal precipitó la súbita venta de una compañía cuyo modelo de negocio ya no le convencía, y, con 25 años, Baazov se dispuso a probar suerte con el otro pilar de la computación, el software.

Acababa de surgir Amaya, un remedo de Avaya, el nombre de la empresa donde trabajaba la hermana de su director financiero.

Picando alto

El primer negocio de Amaya fue una máquina de poker electrónico para casinos y cruceros, y con sus ingresos Baazov sacó Amaya a bolsa a menos de 1$ por acción.

Sus primeros contactos con el juego por medio de las mesas de poker electrónico le guiaron hacia la adquisición a bajo precio de empresas en épocas de vacas flacas como Cryptologic u Ongame.

Esta estrategia de crecimiento por absorción de otras compañías le granjeó sólidas relaciones con empresas financieras especialistas en inversión. La compra de la compañía de máquinas tragaperras Cadillac Jack en 2012 se logró gracias al apoyo de Blackstone, una firma que sería fundamental a la hora de abordar el próximo objetivo: PokerStars, el santo grial del poker online.

Su director financiero le dijo que no perdiera ni un segundo de su tiempo en semejante idea, pero Baazov no le hizo caso. Olía que tras el Black Friday y el arreglo con el Departamento de Justicia que obligó a reestructurar la directiva el objetivo estaba a tiro. Era un farol de tres calles, sí, pero si conseguía que todos se lo creyeran, el negocio sería redondo.

Comprar a quien no quiere vender

Isai Scheinberg, el fundador de PokerStars, y su hijo Mark, actual presidente, no sabían quién era Baazov. El día que el director de Amaya se presentó en la isla de Man le dijeron que ni querían vender ni le creían capaz de juntar el dinero de una posible compra.

Durante la primera mitad de 2013, Baazov abrasó a llamadas a los Scheinberg, y en un punto del verano estos decidieron poner fin al tema con una bravata: empezaremos a negociar si nos enseñas una carta de compromiso de una entidad financiera por 3.000 millones de dólares. El Rational Group se negó a dejarle ver los libros de la compañía.

Para David fue una gran noticia, aunque su directiva no veía cómo iban a conseguir semejante disparate de línea de crédito para comprar una compañía que ni siquiera les ofrecía información alguna sobre su salud. Pero para Baazov, esa reticencia era una señal de que Isai y Mark solo le habían pedido referencias a él y a nadie más. Es decir, tenía exclusividad en las negociaciones, y ya se había dado un primer paso.

La petición de referencias del canadiense alucinó a la gente de Blackstone, pero Baazov insistía en que era una inversión segura. Hasta ahora, Baazov había cumplido con creces en todos sus negocios comunes y se había ganado un voto de confianza, así que consiguió la carta. Los Scheinberg, impresionados pero recelosos, pidieron confirmación directa del inversor.

El momento clave

En otoño de 2013, se esfumaba la posibilidad de que PokerStars pudiera empezar a operar en Nueva Jersey con el resto de salas que abrirían el mercado en el estado antes de final de año.

El Rational Group lo había intentado todo, hasta comprar un casino, pero el lobby del juego físico y el regulador habían puesto todas las trabas posibles. La razón principal que esgrimían desde Nueva Jersey para negar la licencia era que Isai, con una acusación pendiente del FBI, todavía tenía voz y voto en las decisiones de la empresa pese a haberse retirado formalmente y haber dejado el testigo de la compañía a su hijo.

La frustración de los Scheinberg fue tal que se abrió la ventana a lo que parecía imposible meses atrás. Estaban dispuestos a vender. El precio final, 4.900 millones de dólares, cinco veces más que la tasación de su futura compradora, Amaya.

Los datos

Baazov volvió a la isla de Man en diciembre, donde le tenían preparada una presentación que dejó impresionados a los integrantes de la delegación canadiense.

PokerStars tiene 89.000.000 de clientes, y genera 417.000.000$ de beneficios a partir de unos ingresos de algo menos del triple de esa cantidad.

La fidelidad de sus jugadores es tan legendaria como cierta. El 60% de los ingresos viene generada por clientes adquiridos desde antes de 2010.

El jefe de seguridad informática de Amaya confirmó que el software es sobresaliente. Superó todos sus tests con resultados excepcionales.

Los expedicionarios estaban sorprendidos. Esperaban que PokerStars presentara una salud envidiable, pero la excelencia en la gestión de la compañía iba mucho más allá de lo esperado.

La financiación

El plan que le presentó Baazov a los responsables de Blackstone era tan osado que en la primera reunión acabaron echándole de la oficina.

Muy por encima, consistía en subsanar la deuda generada por la inversión con diversos tipos de participaciones de su empresa, que por entonces cotizaba a 7$. El precio de los derechos tras la adquisición sería de 18$, y el de los futuros 21$.

Poco a poco, las dotes negociadoras de Baazov y los excelentes números de PokerStars fueron calando y Blackstone aprobó una inversión de 1.000 millones, la mayor de su historia. Otra empresa similar, Black Rock, se hizo cargo de una parte parecida y el resto se consiguió a través de préstamos bancarios del Deutsche Bank y Barclays.

En estos últimos días, las acciones de Amaya cotizan a unos 33$.

¿Eso es todo, amigos?

La estrategia de Amaya, que tan exitosa se ha mostrado, ha sido siempre crecer absorbiendo otras empresas. Baazov se sigue considerando un empresario tecnológico, no un empresario del juego, y aspira a que los ingresos de Amaya provenientes del sector del juego online no superen el 50% del total de su empresa.

Una vez ha conseguido comprar PokerStars, ha podido deshacerse de Ongame, como va a hacer con Cadillac Jack, pero eso no quiere decir que haya dicho su última palabra en el sector.

Entre los numerosos rumores de venta de bwin.party ha descollado un pretendiente, la empresa Intertain. Es una empresa canadiense, que cotiza en la Bolsa de Toronto, como Amaya.

No es precisamente una coincidencia. Intertain nació en febrero, de la amalgama de un grupo inversor llamado Goldstar Acquisition y la empresa Waterlogic, una filial del imperio de Baazov.

Amaya, en teoría, vendió Waterlogic, una empresa de juego online, a Goldstar, manteniendo el compromiso de proporcionar el software para sus salas online, pero de paso se quedó con el 19% de acciones de la nueva compañía creada tras la fusión.

La política de expansión de Intertain es la misma que la de Amaya, y ya ha adquirido dos empresas que le han proporcionado nuevos clientes en el Reino Unido y en los países nórdicos. ¿A quién le sorprendería ya que también acabase comprando bwin.party?

A nosotros no, desde luego. Baazov ha agotado nuestra capacidad de sorpresa.

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