El Debate

El patrocinio, nuevo máster de la carrera pokerística

Antonio Romero | 04/03/15
El patrocinio, nuevo máster de la carrera pokerística
Los nuevos embajadores del poker tienen que ser gente sobradamente preparada, proactiva y con un perfil totalmente enfocado al marketing.

Esta semana voy a arrancar el debate de forma cruda y descarnada. Si en tu palmarés no figuran varios Grand Slam de tenis o algún que otro Mundial de fútbol o en tu país no hay mil millones de potenciales clientes esperando descubrir el poker online, lo más probable es que no consigas un patrocinio de una sala de poker en la vida.

Perdona la franqueza, pero esto es así. Los tiempos en que ganar un torneo, o incluso la perspectiva de ganarlo, bastaban para que todo fueran sonrisas e intercambio de tarjetas comerciales han quedado enterrados en la historia como el recuerdo del paso de los dinosaurios sobre la Tierra. Nostalgias que solo encandilan a las mentes cándidas, que sueñan con una isla ignorada por los mapas en la que aún corretean los velocirraptores.

Cuando Full Tilt y PokerStars pugnaban por coleccionar estampitas y las cuadras de pros contaban con espacio para más de cien jugadores, con ser conocido en tu país y haber salido por la tele en un WPT o el Main Event de las WSOP llegaba para que te tocara el perrito piloto. Cuando se cruzaba en tu mesa un nick en rojo, algo que si no ocurría a diario cerca le andaba, lo raro es que supieras de primeras a quién demonios te tocaba robarle las ciegas, pero ahora obtener un parche exige una preparación específica más allá de saber combinar faroles y apuestas por valor con dos cartas en la mano.

Yo, hoy en día, en caso de verme en la piel de un responsable de marketing a la caza de un banderín de enganche para mi sala, partiría de la base de que en el panorama del poker como salida laboral existe más sobrecapacitación aún que en la calle. Igual que hay ingenieros a los que no se les caen los anillos por trabajar de basureros, puedes encontrar pros deseando dedicarle horas y horas a tu compañía con habilidades muy aprovechables y que poco o nada tienen que ver con el poker.

Todo esto viene a colación del fichaje de Jason Somerville por PokerStars. La sala de Amaya, que ha venido haciendo limpieza de armarios desde que los Scheinberg se dieron por vencidos con los políticos estadounidenses, no ha dejado pasar la oportunidad de incorporar a Jason, que desde que ganó su brazalete de las WSOP juega menos que nunca.

El poker tiene muy poco que ver con el fichaje de “jcarver”. Lo que le ha dado puntos ha sido su capacidad de transmitir en una entrevista, su dominio de las redes sociales, sus iniciativas en abrir nuevas vías de comunicación con los clientes, su currículo como creador de contenido web para Negreanu, su éxito en Youtube… ¡Lo raro no es que se hayan acordado de él entre tanto despido, lo raro es que hayan tardado tanto en ficharle!

Es el signo de los nuevos tiempos. Si llevas uno de esos codiciados trozos de tela pegados al hombro, antes o después alguien de relaciones públicas te pedirá que entres en directo en un streaming, que escribas para el blog empresarial o que colabores con un guionista para expresar tu estilo de vida y tus inquietudes en un cortometraje. Se espera de ti que seas capaz de configurar tu estación de trabajo para grabar vídeos de tus sesiones o para colaborar en el canal de Twitch.

Bertrand Grospellier ha desenterrado su ratón de gaming para volver a comandar tanques y marines en Starcraft con la bendición de PokerStars y el gusto por los cortos humorísticos y las cámaras de Randy Lew “nanonoko” le garantizan un ascenso en la jerarquía del Team Pro, ahora que PokerStars se ha rendido al embrujo de Twitch.

La plataforma de streaming online ha devuelto a la vida al propio Sklansky, pardiez. No es cuestión de ser joven o un showman. Ni siquiera un friki. Las nuevas estrellas del poker necesitan más carisma y menos rangos polarizados de 4bet. 

Aunque si eres hindú, con lucir un palmito atractivo y saber diferenciar qué mano es más fuerte, un full o una escalera de color, es probable que te sea suficiente. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Y en el nuestro, por desgracia, todo el mundo anda con tres ojos.

COMENTARIOS

Todavía no se ha realizado ningún comentario en esta noticia.