Casinos por el mundo

Casinos por el mundo: Baden Baden

A.Sevillano | 01/02/24
Casinos por el mundo: Baden Baden
Hoy hacemos un viaje hasta la Selva Negra alemana para visitar un casino que se inauguró en 1824.

Los densos bosques de la Selva Negra alemana no son solamente el lugar apropiado para los amantes de la naturaleza, sino que, además, son fuente de innumerables leyendas y cuentos de hadas como los de los hermanos Grimm. Un lugar misterioso y singular que, además, esconde el enclave perfecto para los amantes del lujo y el juego: ¿quieres conocer Baden Baden?

Baden Baden es una población de unos 55.000 habitantes situado al suroeste de Alemania, muy cerca de la frontera con Francia. Ubicada entre la Selva Negra y el valle de Rin, aprovecha el curso fluvial del río Oos para definir su enclave.

El juego ha estado muy presente en esta ciudad balneario desde mediados del siglo XVIII. El número de visitantes era mayor cada año y, con ello, la necesidad de aumentar las instalaciones de baño y salas de entretenimiento se convertía en, prácticamente, una obligación. De aquí surge la idea del arquitecto alemán Friedrich Weinbrenner de construir el Kurhaus, edificio que albergaría, entre otras muchas cosas, un nuevo y refinado casino. La construcción del nuevo espacio comenzó en el año 1821 por orden de Luis I, Duque de Baden Baden desde 1818 hasta el año de su fallecimiento en 1830.

1824 fue el año de la inauguración del Casino de Baden Baden, situando, definitivamente, a la localidad que lo alberga como una referencia de las ciudades balneario y de entretenimiento europeas. Antoine Chabert, empresario francés, adquirió la licencia del casino por 15 años, pero no parecía demasiado interesado desde el principio y cedió rápidamente la gestión a su hijo Joseph Antoine, que la mantendría hasta  1838. En ese momento Jean – Jaques Bènazet, empresario francés con una dilatada experiencia en gestión de casinos en el país vecino, se vio obligado a buscar nuevas oportunidades de negocio tras la prohibición del juego en Francia en 1837 y se hizo con las riendas del Casino de Baden Baden, finalmente, en 1839.

Bènazet no solamente se centró en la gestión de la sala de juego, sino que, además, invirtió todos sus esfuerzos en aumentar el atractivo de la ciudad alemana en todos los aspectos, mejorando la oferta cultural y los balnearios. Desde ese momento, todas las personas influyentes y adineradas que, hasta entonces, jugaban en Francia, ahora lo hacían en Baden Baden, que fue durante muchos años el punto de encuentro para la aristocracia francesa y alemana y cualquier persona de clase alta que buscara unos días de ocio y relax.

Los años de gloria de Baden Baden acabaron en 1872, año en el que, por orden del gobierno alemán, cerraron todos los casinos. Este cierre duró la friolera de 60 años. A principios de 1933 reabriría como único salón de juego de toda Alemania, pero sería solamente un espejismo, ya que tuvo que ser clausurado de nuevo ante los ataques de Los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. En 1950, el edificio del Kurhaus volvió a abrir sus puertas de manera definitiva y se ha mantenido en funcionamiento hasta la actualidad.

Grandes celebridades han visitado el Casino de Baden Baden desde su inauguración en 1824. El novelista ruso León Tolstói, por citar un ejemplo, era un asiduo a sus instalaciones y la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich bautizó a Baden Baden como el casino más bello del mundo, afirmación que se ha mantenido para muchos hasta nuestros días. Pero si un personaje ilustre destaca por encima de todos ese es el escrito ruso Fiódor Dostoyevski. Cuenta la leyenda que Fiódor escribió su novela “El jugador” en tan solo 26 días para poder pagar las numerosas deudas de juego que tenía y que la novela estaría basada en el casino alemán. Otras fuentes indican que la obra fue escrita en Rusia en el mismo tiempo record y que el escritor huyó a la localidad germana para escapar de los acreedores a los que no había podido pagar por completo. De cualquier manera la historia de la novela y de Dostoyevski está claramente ligada al Casino de Baden Baden.

En cuanto a póker, el Casino de Baden Baden siempre ha vivido a la sombra de otros casinos alemanes que han sido parada de los circuitos más importantes del mundo, como Dortmund o Berlín. Aun así, siempre se ha podido jugar al póker en sus instalaciones, tanto partidas de cash como torneos, casi todos de ámbito nacional. Muestra de ello es que aunque se recogen resultados de festivales de póker desde el año 1996, el mayor premio entregado en el casino ha sido de, tan solo, 50.000 $, otorgados al jugador alemán Andreas Krause por su victoria en el evento principal del festival Second European de 1999.

Hay muchas opciones de turismo cerca de Baden Baden, pero la primera visita obligatoria es el edificio Kurhaus, donde se encuentra el propio casino. El establecimiento sigue manteniendo la esencia y la decoración de la Belle Époque, incluyendo ruletas con más de 200 años de giros a sus espaldas. Y es que el “casino más bonito del mundo” no deja indiferente a nadie. Por supuesto, el resto de la localidad también tiene su encanto, ya que no solamente es un lugar perfecto para el relax, gracias a sus balnearios, sino que el centro de Baden Baden tiene bastante que ofrecer. Es una ciudad verde y bastante tranquila, en la que merece la pena pasear despreocupadamente por una de sus avenidas principales, Lichtentaler Allee, que atraviesa una bella alameda paralela al río Oos a lo largo de unos 3 km. El parque Gönneranlage también es una delicia y esconde multitud de sorpresas agradables, como más de 10000 rosas de 400 especies diferentes.

Cerca de Baden Baden tenemos muchas opciones para los amantes de la naturaleza, ya que la Selva Negra es uno de los mayores pulmones de Europa. Visitas recomendadas son su Parque Nacional, el bucólico pueblo de Triberg y sus cascadas, la capital de la Selva Negra, Friburgo, o recorrer los Lagos de la Alta Selva Negra en sus famosos “trenes de los lagos”. En definitiva, un lugar ideal para perderse varios días, desconectar, disfrutar de aire puro, conocer pueblos con encanto e, incluso, darse un baño en sus numerosos lagos.

Siempre es un buen momento para deleitarse con la gastronomía de un lugar nuevo y la Selva Negra no es una excepción. Su densidad forestal ofrece algunas especialidades de platos de caza, siendo el venado y el jabalí las carnes más utilizadas. Un claro ejemplo es el Rehrücken Baden-Baden, plato a base de lomo de corzo envuelto con panceta y horneado con nata agria, que suele servirse con patata asada o Spätzle, un tipo de pasta típica en la región. En muchos de los pueblos de la zona se elabora el Jamón de la Selva Negra, similar al nuestro pero madurado con ajo, pimienta negra y cilantro y ahumado con humo de madera de abeto, lo que otorga al producto un sabor y aroma bastante particular. La Badische Schneckensuppe es una sopa de caracoles muy típica en la zona. Y si buscamos rematar la comida con un toque dulce la mejor opción será probar la tarta Selva Negra, reconocida a nivel mundial. La Selva Negra es una región vinícola muy fértil e interesante y la tercera con más producción del país. Sus  pinots (noir o spätburgunder, gris o grauburgunder y blanc o weissbburgunder) están entre los más reconocidos de Alemania.

No queda más remedio que visitar Baden Baden y la Selva Negra, será una experiencia inolvidable en todos los sentidos.

 

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