WSOP

Theo Jorgensen te ayuda a interiorizar no haber ganado el Main Event

Antonio Romero | 01/08/14
Theo Jorgensen te ayuda a interiorizar no haber ganado el Main Event
El Team Pro danés nos cuenta cómo aprendió a relativizar la que suele ser la mano más dura de cada año, la que te echa del mejor torneo del mundo.

Si los hados nos protegen, la sabiduría nos ilumina y los astros se alinean correctamente en el cielo de noviembre, nos vamos a pasar mucho tiempo hablando de qué se siente al ser el campeón del torneo más importante del mundo, el Main Event de las WSOP.

Pero conviene recordar que otros 6.700 jugadores habrán pasado por el trauma de ver su última ficha perderse de camino al stack de un rival, visión que muchos de los que la han sufrido recuerdan como la peor experiencia vivida en una mesa de poker.

El Team Pro danés Theo Jorgensen pasó por esa misma experiencia varias veces, y supo sacar las leccines necesarias para que no se le vuelva a romper el corazón una vez más. Como siempre, es una delicia leer a Theo, todo un High Roller de la literatura pokeril.

Esa horrible sensación

El primer Main Event que jugué fue el que ganó mi compañero de equipo Moneymaker. Por aquel entonces, apenas jugaba torneos, pero en cada uno que jugaba estaba convencido al 100% de que iba a ganar.

La decepción de bustear fue irreal, y literalmente pude sentir como mis brazos crecían hasta acabar arrastrando por la acera cuando me dirigí al taxi para que me llevara de vuelta del Binions.

Tengo la impresión de que la mayor parte de la gente hubiera podido asegurar haber visto un mono con depresión rondando el centro de Las Vegas aquel año.

Me echaron en un 70/30 por 80.000 puntos, AK contra AQ, y aún hoy siento que fue el peor bad beat que me han metido jamás. Déjame decir que ya me había pasado antes y que habrá por ahí algún tipo que va a experimentar lo mismo alguna vez, pero en aquel momento me sentía como si me hubieran robado el trofeo. 

Los demás no te ayudan

Me iba muy rápido del Binions y me emocioné al escuchar la voz de Gus Hansen preguntándome desde otra mesa: "¿Qué ha pasado?", porque le iba a podder contar mi horrible bad beat.

Se la conté gesticulando como un loco, explicando lo bien que la había jugado. Y, de repente, empezó a sonreir. Yo esperaba que me dijera algo así como, "cómo se le ocurre pagar con eso" o "eso es lo más vomitivo que he oído", pero Gus solo sonrió. En una situación así, una simple sonrisa no te alegra el día, así que le pregunté a que venía eso.

"¿Has visto a esa chica de ahí atrás?. Estoy casi seguro de que quiere algo conmigo. Pero cuenta, cuenta., ¿tenías JJ, no?".

Si se pudiera acotar a un momento preciso, ese sería el segundo en el que se me empezaron a caer los brazos.

La lección vital

Hoy ya no espero ganar en todos los torneos que juego. Puede que te parezca chocante, pero eso realmente previene que acabes extremadamente decepcionado. 

En 2010, cuando iba de chipleader en el Main Event a falta de 40 jugadores, acabé perdiendo todo prácticamente en una mano. Ni siquiera aquello fue peor que lo que sentí en 2003.

En 2010 era consciente de que todas el dinero podía acabar en el medio en cualquier momento, y que, aunque tenía unas pocas fichas más que el resto, el camino a la final era aún muy largo.

Así que mi consejo para tí es: si alguna vez juegas un gran torneo, simplemente diviértete. Juega lo mejor posible, ten fe en tu juego, no juegues con miedo por lo caro de la entrada y NO ESPERES GANAR. Eso último alivia mucho el dolor.

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