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Domando a la bestia, escribe Dan Harrington

Anónimo | 27/06/07

No es sencillo jugar contra un jugador super agresivo. Perdónenme por decir esto tan obvio, pero prefiero jugar contra alguien débil y pasivo que me entregue botes todo el tiempo. Ese es el tipo de jugador que me gusta enfrentar.

Contra los agresivos debo jugar de una manera en la que no me encuentro muy a gusto. Pero mucho tiene que ver la voluntad para hacerlo bien. De manera que tu voluntad debe ser más fuerte que la de tu rival; para que de ese modo sea él quien deba conformarse con lo que está sucediendo en la mesa, y no tú.

La mejor manera de combatir la agresividad es con agresividad, siempre y cuando se esté en la posición correcta. Es preferible tener al jugador agresivo delante tuyo en la mesa. Si lo tienes por detrás, bien, estás de mala suerte, porque él tendrá posición sobre tí la mayor parte del tiempo y eso le permitirá hacer movimientos fuertes sobre tu juego.

Pero asumamos que habla antes que tú. Cuando apuesta desde posición media, tú puedes ajustar tu juego basándote en el hecho de que él no necesariamente tendrá una mano tan buena como la de un jugador más conservador que apuesta desde la misma posición.

Si llevas una mano como K-Q, la mayoría de las veces no enfrentarías un raise desde mitad de la mesa de un jugador tight. Necesitas algo más fuerte. Pero contra un jugador agresivo que puede estar apostando con basura, K-Q se convierte en una buena mano.

Existen un par de maneras de jugar esta situación. Puedes ver la apuesta y luego del flop intentar utilizar tu posición para ganar el bote; pero dado que tu rival es un jugador agresivo, puede intentar varias maniobras contra tí. La solución sencilla a ello: en lugar de un call, haz un reraise decente de tres o cuatro veces su apuesta.

Aquí debes tener en cuenta que confías en llevar una mejor mano, y que los jugadores agresivos no están acostumbrados a que alguien resuba sus apuestas. Créase o no, por más agresivos que sean, no les gusta jugar grandes botes. Prefieren aquellos pequeños y medianos que puedan manipular para sacarte del juego.

Con el reraise le estás diciendo que no quieres jugar un bote pequeño esta vez, sino uno grande, y que debe decidir ahora entre ver la subida o atacar nuevamente.

Ahora, si haces esto muchas veces, algunos de los jugadores agresivos pensarán que estás tratando de tomarle el pelo, y tomarán una postura. Verán tu apuesta, y tras el flop jugarán pretendiendo llevar una mano; o subirán tu reraise, y entonces deberás decidir tú si ver o no.

El único consuelo que puedo brindarte es que un jugador agresivo no quiere verse involucrado en una situación como esta. De manera que si piensas que él es mejor jugador que tú, precisamente querrás que se sienta incómodo. Créeme: atacas su agresividad unas pocas veces, y él moderará su juego. Este tipo de jugadores no quiere hacer el tonto con alquien que los enfrenta.

Existe también una tercera opción, además del call o el raise grande, y consiste en hacer un raise pequeño. Ante una subida mínima a su apuesta, el jugador agresivo generalmente resubirá, y dado que muy probablemente su mano sea demasiado débil para un reraise tú puedes pasar al próximo nivel y resubir fuerte.

Por supuesto, correrás el riesgo de que justo en ese momento él lleve una buena mano. Siempre debes recordar que por más que un jugador agresivo haga raises todo el tiempo, ello no significa que no pueda llevar Ases justo cuando tú te has enfrascado con él en una guerra de subidas.

Como dije al principio, este estilo no es el más confortable para mí. Pero cuando sé que mi rival se sentirá incómodo enfrentandolo, entonces estoy dispuesto a sufrir un poco para forzarlo a él a sufrir más.

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