Psicología

Las malas rachas (II), escribe Chris Ferguson

Anónimo | 28/02/08

En un artículo anterior escribí acerca de las malas rachas y el efecto que puede llegar a tener en tu estado de ánimo. Ahora lo estoy viviendo yo mismo. Si has estado siguiendo mi Desafío de $0 a $10.000, sabrás que me tomó cerca de 9 meses convertir $0 en $10.000. Y aunque logré mi objetivo principal, decidí continuar jugando y rápidamente incrementé mi bankroll a $28.000. Tres meses más tarde, sólo me quedaban $9.000.

Obviamente, tuve una racha malísima, pero no era debido a bad beats, sino a hacer apuestas malas continuamente. Cada vez que yo tenía Q-Q, mi rival tenía A-A; cada vez que llevaba A-Q, mi oponente tenía A-K. Esto sucede a veces, pero el hacer una apuesta mala no siempre significa que hayas hecho algo mal.

Por ejemplo, si mi oponente va all in preflop con K-K, y yo tengo A-A, ¿significa esto que él es un mal jugador, porque hizo una mala apuesta? ¿O que yo soy un jugador de póquer excelente porque hice una apuesta buena? Obviamente no, porque si nuestros roles fueran invertidos, sería yo quien terminará en bancarrota. Los dos jugamos la mano de forma correcta; el hecho de que él estaba en desventaja no significa que jugó mal. Simplemente tuvo la mala suerte de recibir K-Kcuando yo ligué A-A.

Concentrarte demasiado en hacer buenas apuestas, en realidad, puede terminar siendo parte de jugar mal. Muchas veces se oye protestar a la gente: "Siempre hago apuestas buenas, pero sigo perdiendo… ¡Es increíble!" La mayoría de estos jugadores sencillamente no recuerdan las veces en que tuvieron suerte y ganaron con la peor mano. Pero algunas personas en realidad sí hacen apuestas buenas la mayoría del tiempo. Puede ser difícil de creer, pero estas personas están experimentando el porcentaje correcto de manos que van a perder. Lo que sucede es que esas pérdidas resultan en jugadores eliminados de torneos porque están jugando demasiado tight.

Supongamos que estoy jugando mano a mano y voy a ir all in con A-A,K-K, o Q-Q. Mi rival me está atacando por todos los frentes, subiendo en todas las manos, y yendo all in con cualquier par de cartas. Finalmente, yo ligo pareja de Ases y él empuja una vez más todas sus fichas. Aunque yo gane esta mano, piensa en la cantidad de fichas que él me ha quitado ya, mientras yo esperaba mi mano premium.

Él ya me ha ganado 1.000 fichas antes de poner mis últimas 1.000 en el pozo. Aunque mi decisión de jugar todo mi stack es correcta, estoy recuperando solamente 1.000 fichas. Por lo tanto estoy empleando una estrategia muy pobre al esperar manos fuertes que no llegan con suficiente frecuencia; porque aunque gane esta mano, finalmente sólo recupero mi dinero, aunque tampoco hay garantías de que lo haga. Es más, las fichas que mi oponente está poniendo en el bote las ha acumulado con todas las veces que yo me he ido al mazo, así que ahora, aunque esté en desventaja con sus cartas, está jugando gratis.

Incluso los mejores jugadores hacen malas apuestas de vez en cuando, especialmente al jugar contra alguien extremadamente tight. Pero, en realidad, a la larga terminan ganando gracias a todos esos pequeños botes que se embolsan cuando sus oponentes no están dispuestos a desafiarles las subidas sin una mano fuerte. Esto significa que si te esfuerzas demasiado en hacer apuestas buenas todo el tiempo, eres muy susceptible a los faroles y a la larga vas a perder mucho más seguido.

Perder duele, especialmente cuando parece que haces apuestas malas en cada mano que juegas. Sin embargo, si logras mantener la calma y evitar entrar en tilt, es posible sobrevivir la tormenta sin tener que hacer cambios drásticos a tu juego. Mantente enfocado en jugar bien, y aunque te encuentres "haciendo malas apuestas" de vez en cuando, a la larga terminarás ganando.

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