Jugando overcards

Anónimo | 25/06/07

Semanas atrás publicábamos una encuesta en la que les preguntábamos qué debilidad en su juego consideraban como más importante. Tras 430 votos, la opción de no saber tirar la mano postflop fue la más elegida, con un 29%. Muy cerca -27%- estuvo la de entrar on tilt; y la falta de agresividad cerró las más votadas, con un 25%.

Aprovechemos entonces este espacio de los lunes para analizar cómo minimizar el impacto en nuestro bankroll de aquellas situaciones muy habituales en el póquer: cuando llevamos overcards. Manos como A-K, A-Q, A-J, K-Q, K-J, Q-J, que se encuentran con flops como 10-8-4. Nuestras cartas no conectaron en el flop, pero es muy difícil deshacerse de ellas porque son fuertes. Al menos en apariencia.

Dos overcards tienen 6 outs en el turn. Esto significa un 13% de conectar allí, y otro tanto en el river. Sin embargo, aunque consigamos uno de nuestros outs nuestra jugada será sólo una pareja. Si, por ejemplo, llevamos A-K en el flop anterior y un A llega en el turn, obtenemos top pair con un kicker excelente; pero nos exponemos a estar dominados con rivales llevando A-10, A-8, o incluso A-4. Esto es particularmente cierto en el póquer online, donde muchos jugadores tienden a permanecer en una mano habiendo conectado cartas medias o bajas cuando llevan un As de kicker.

Otro peligro importante para las overcards son los proyectos de escaleras abiertas e internas. Paradojicamente el 10 -después del As, si no lo llevamos- es la carta más peligrosa de encontrar en un flop donde no se ha conectado con este tipo de mano. Por ejemplo, en un flop Q-10-4 quizá nuestra A-K no sólo esté enfrentando a manos como A-Q, A-10, o K-Q; sino que son probables otras como A-J, K-J, y hasta 8-9. Es cierto que los proyectos de escalera interna tienen menos outs que las overcards, pero de completarse son una jugada mucho más fuerte.

Las overcards pueden resultar muy costosas a largo plazo si las sobrevaloramos. Es muy sencillo seguir en juego con ellas sin caer en la cuenta de que se está dominado. Entonces, la decisión de continuar en una mano con overcards debe tomarse en base a la certeza de que se tiene el proyecto del mejor juego de la mesa, y suficientes pot odds.

La mayoría de las veces la mejor opción es foldearlas ante una apuesta en el flop, sobre todo si estamos ante jugadores desconocidos. Pero hacerlo todas las veces tampoco es bueno, puesto que para nuestros rivales será muy redituable estadísticamente apostarnos tras las primeras tres cartas todas las veces. En el caso de que dudes de que tu rival tenga una jugada es bueno dar imagen de fuerza con una apuesta o un check-raise que devuelva la presión al otro jugador.

Si estás en una situación de Heads Up habiendo subido preflop es mejor volver a apostar en el turn y pasar en el river, que la táctica inversa. Esto permite en el mejor de los casos sacar de la mano al jugador que está con un proyecto, o incluso una pareja media, y reservarte la chance de pasar en la última calle sin involucrar demasiado tus fichas en el bote. Actuando de esta forma también puedes evitar el clásico error de -tras pasar en el turn- ver una apuesta grande en el river pensando que el rival va de farol y apostó sólo porque checkeaste antes.

Jugar overcards implica correr muchos riesgos, y si se tiene poca experiencia, es mejor optar por el foldeo tras una apuesta en el flop. Con el correr del tiempo se pueden comenzar a incorporar lentamente y -a pesar de no haber conectado en el flop- aprovechar con ellas situaciones de debilidad, flops bajos y descoordinados, y proyectos de color y escalera.

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