Psicología

Poker y educación, un nuevo enfoque

Simón | 20/09/07

Durante muchos años he sido jugador y monitor de ajedrez. Personalmente, ha sido esta segunda faceta la que más alegrías me ha proporcionado ya que como persona es un gran placer ayudar a otras a desarrollarse mediante algo que tu amas y con lo que disfrutas tremendamente.

Hace ya un tiempo descubrí el poker y unos cuantos miles de manos después, cientos de post en foros de Internet y un buen puñado de libros me han hecho descubrir la conexión a nivel educativo que el poker puede tener con el ajedrez y con la vida misma.

Comparar ajedrez y poker puede sonar a herejía para el profano ya que socialmente el primero tiene un estatus, mientras que el segundo es repetidamente demonizado por la imagen prefabricada made-in-Hollywood que todos tenemos de el, pero ¿es el poker realmente algo malo o peligroso?.

Un reciente artículo de David Sklansky y Alan N. Schoonmaker, dos conocidísimos autores dentro del panorama del poker mundial, reflejaba las bondades del poker en múltiples facetas (nuestro compañero Vedast tradujo este artículo de manera sensacional en  su blog personal). Yo hoy quiero ir más allá y resaltar el valor educativo del poker en los adultos.

El poker comparte con el ajedrez buena parte de cualidades que deberían elevar su consideración social como son:

a) Concentración y observación. En ambos se necesita una capacidad de concentración y aislamiento del mundo exterior extraordinaria y una observación perspicaz de nuestros oponentes y sus perfiles psicológicos y en base a todo esto seleccionar la estrategia más apropiada para derrotarlos.

Estas capacidades tienen una gran practicidad en terrenos ajenos al propio juego como pueden ser el estudio de una carrera, la adaptabilidad ante las     diferentes circunstancias de la vida y sobre todo fomentan una manera de pensar     por uno mismo, acorde a las circunstancias, usando patrones para conformar una     realidad propia, de cada jugador.

b) Abstracción. La realidad del jugador se circunscribe a unas fichas o cartas mediante las cuales es capaz de librar las más duras y nobles batallas. Ambos desarrollan capacidades espaciales ya que es necesario prever acontecimientos futuros desarrollando una de los rasgos de personalidad más difíciles de encontrar hoy en día: la creatividad.

c) Capacidad de cálculo y análisis. El cálculo de variantes o de odds, el trabajo de laboratorio preparando aperturas o analizando movimientos con distinta expectativa estadística, desarrollan la faceta científica de la persona y son muy útiles para disciplinar al individuo y si bien este conocimiento no es aplicable a otros ámbitos de la vida, si lo es la disciplina conseguida con ello.

A lo anterior, podríamos sumar unas cuantas virtudes más pero quería centrarme en destacar la que para mi es la característica más importante: son juegos individuales que te harán desarrollar tu capacidad de asumir la derrota.

La psicología positiva (cuyo adalid podríamos decir que es Martin E.P.Seligman) define la resilencia como la capacidad del individuo de atravesar una experiencia adversa que además nos permite aprender de ella y mejorar. Los deportes de grupo (futbol, baloncesto, etc) fomentan capacidades muy interesantes como el trabajo en equipo pero tienen un impacto mucho menor en la maduración del individuo ya que esconden en el grupo al mismo y no le responsabilizan en la misma medida de los exitos y los fracasos.

En el caso del ajedrez la derrota llega tarde o temprano. Incluso es peor si eres superior a tus rivales ya que a veces las consecuencias de las derrotas son traumáticas en el caso de niños prodigio (el gran ejemplo sería Bobby Fisher). En el caso del poker la derrota es parte del juego. No importa lo bien que juegues que perderás una mano, y otra y otra.

El individuo debe aprender a convivir con la derrota e integrarla en su filosofía de vida de tal manera que finalmente la haga formar parte de su propio triunfo. Y el poker es el juego perfecto para esta enseñanza. Curiosamente guarda paralelismos muy interesantes con la vida que el ajedrez no posee.

En el poker se produce el hecho insólito que un porcentaje de tu estrategia dependerá de la suerte, entendida esta como el cumplimiento negativo de la estadística en tu contra. No existe la estrategia perfecta que te permite ganar el cien por cien de las manos. No es posible una técnica que elimine este factor mientras que en el ajedrez la importancia de la técnica anula prácticamente el factor azar.

Curiosamente, los psicólogos positivistas afirman tras diversos estudios que las características que un individuo hereda (por motivos genéticos, sociales, educacionales, etc) no van mas allá de un veinte por ciento de los factores que conforman nuestra personalidad y por tanto nuestro futuro. Este porcentaje  es muy curiosamente similar al que citábamos como parte del azar en el poker. Es algo incontrolable, algo con lo que debemos convivir.

La parte positiva es que disponemos de un ochenta por ciento en nuestras manos para trabajar y mejorar lo que nos hará mejores jugadores, y lo que es más importante, mejores personas.

Es con esta metáfora, con esta comparación entre el poker y la vida con la que quiero terminar el artículo. Si fuesemos capaces de abstraernos del valor monetario que rodea el poker podría ser incluso una herramienta educativa de mayor potencial aun que el ajedrez y con unos valores aún más profundos que este y fácilmente aplicables a los niños.

Queda rota esta humilde lanza en favor de nuestro juego.

“La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas”  A. Dumas

Esta entrada participa en el "Duelo de Escritores" de Póquer Red.

COMENTARIOS

Todavía no se ha realizado ningún comentario en esta noticia.