GRATAS EXPERIENCIAS EN VIVO

Anónimo | 17/06/07

Buenas, mis queridos poquernautas (¡qué horror!, acabo de mostrar que a veces veo "Yo soy Bea").

Tras bastante tiempo sin escribir nada, ayer, Santi Torres me animó en Torrelodones a seguir haciéndolo, y como tengo muy poca personalidad (es broma), he decidido hacerlo.

Os puedo comentar que mi experiencia on-line sigue adelante, pero muy despacito. Entre las oblgaciones laborales y las familiares, unidas a un largo período de tiempo en que no he tenido internet (vivo en una urbanización nueva y Timofónica no tiene a bien meter cables, por lo que, tras unos robos a mano armada por parte de Vodafone y Movistar con sus funestas tarjetitas PCMCIA y una larga espera off-line, al fin me acaban de poner el TRAC -telefonía rural por radio-, como si viviera en el pueblecito ese de "Bienvenido, Mr. Marshall" y ahora tengo internet con unos vergonzosos 45 Kbps; pero me defiendo más o menos), el caso es que juego muy poco. Pero sigo en una línea más o menos razonables de ganancias y no pérdidas en cash y unos buenos resultados en torneos de bajo buy-in. Pero en esta entrada de mi blog me voy a centrar en los torneos en vivo.

Todo empezó cuando me enteré por esta web del torneo para mujeres de Everest. Sin dudarlo, inscribí a mi parienta, hermana de Cecilia Reyes. Le enseñé todo lo que pude en cuatro días y allá fue. Y se defendió bien, poniendo en algún apuro a May, que se encontraba en la misma mesa. Sin embargo, no logró clasificarse, pero hizo un gran papel, dando imagen de profesional consumada. Luego tuvimos la suerte de conocer a Pakito, que fue el dealer en su mesa, a través de Óscar García Pelayo, con lo que la velada fue muy agradable. Pakito me animó a que buscara eventos en vivo para seguir aprendiendo. Y así lo hice.

En cuanto me enteré del EPEC 2007 de Everest, me eché de cabeza. Me inscribí en Aranjuez a mí, a mi parienta, a un compi de la empresa que también le da al póquer, a su hermano y hasta a un amigo que no tenía ni idea de jugar y también se animó. Nos acercamos por el casino una semana antes para conocerlo y, casualmente, se estaba disputando otro torneo y tuvimos la suerte de volver a compartir unos momentos con Pakito. Por fin, llegó el día y la experiencia fue muy enriquecedora. Y no lo digo por el resultado (me eliminaron a la primera de cambio cuando dos Jotas vieron la resubida preflop de mis dos Reyes y me hicieron un raise all-in que yo vi cuando en el flop había... una Jota), sino por el ambiente y la posibilidad de ir cogiendo soltura. Mi parienta se me quejó a mí y a Pakito de que había un tío en su mesa, a su izquierda, que no paraba de hablar y de dar lecciones magistrales a todos los presentes (¿adivináis quién?... Santi Torres "TheCatalan"; no te lo tomes a mal, Santi; te queremos a pesar de todo; y cuanto más tenemos el placer de coincidir contigo, más te adoramos).

Acto seguido, nos apuntamos a la clase gratuita organizada por Everest en Madrid. La verdad es que aprendí algunas cosas nuevas que ni me había planteado hasta ese momento. Sobre todo, de los comentarios y consejos que le daba Santi a mi señora, de los que tomé muy buena nota. El caso es que se organizaron un par de torneíllos paralelos, super turbo, uno para los novatos (y ahí se apuntó ella ante la sorpresa de Santi) y otro para los que ya llevamos algún tiempo en los ruedos. Yo, en mi línea, fui demasiado tight y me comieron las ciegas. Al final, me metí en un all-in múltiple con AQo, enfrentándome con dos AKo y un KJs. Se lo llevó uno de los AKo, pero con un color. Sin embargo, para sorpresa de algunos y regocijo de muchos (especialmente, Santi), mi señora terminó cuarta en su torneo.

Luego llegó una especie de pseudo-cazacabezas on-line para los asistentes al curso. Participé, pero un poco de incógnito. Y aunque no conseguí eliminar a ninguno de los del equipo Everest (tampoco me lo propuse, a pesar del premio), tuve el honor de terminar 5º y sobrevivir a Pakito y a May.

Por último, ayer, llegó el clasificatorio en Torrelodones. Otra grata experiencia. Aguanté más que en Aranjuez (sobreviví nuevamente a Pakito y a May, aunque eso no fue difícil, ya que duraron bien poco; debían estar deseando ir a jugar su mini-torneo de poquer chino, como hacen algunos grandes en Las Vegas). Pero, una vez más, y a Dios pongo por testigo de que eso no va a volver a ocurrir, fui tight. No tight a secas, sino super-ultra-mega-tight. Una roca. El Everest en persona. El penal de Alcatraz. Vamos, me parecía un poco a La Cosa de los 4 Fantásticos. Fue una combinación de muy malas cartas y de un terror irracional a embarcarme en una mano intermedia que me sacara del torneo otra vez demasiado pronto. Pero al final me embarqué en dos AQo casi seguidos que resultaron ser perdedores (el último en "casi" all-in contra KK) y me fui. Pero, ¡oh sorpresa!, mi señora ahí estaba, compartiendo mesa nuevamente con un más que maravillado Santi, cargada de fichas y acojonando al personal (con la ayuda de los comentarios amenazadores de Santi; ¡grande, Santi!). Finalmente, terminó 15ª. A ella le falta algo de técnica, pero domina la lectura de los adversarios, no le falta agresividad y no le tiene miedo a poner fichas en la mesa. Si es que la deberían fichar en el equipo, me cago en diez. Pero, en fin, otra más que agradable jornada, disfrutando de la compañía y la sabiduría de auténticos grandes del póquer, entre los que me espero encontrar a mí mismo pronto (aunque sé de una adorable mujercita que se me va a adelantar, siguiendo quizá los pasos de su hermana y su cuñado).

Y la próxima, en Barcelona. ¡Nos vemos! A ver qué tal se me da jugar fuera de casa.

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