Más sobre el draw bluff

Anónimo | 16/01/08

Hace unos meses planteé en un artículo un tipo de bluff poco comentado pero bastante habitual que denominé draw bluff (ver en este mismo blog), artículo que pese a partir de una idea bastante aprovechable, no acababa de cuajar por el hecho de llevar el ejemplo al extremo absoluto, de forma que era difícil que el movimiento táctico que proponíamos funcionara, al menos en un board doblado como el que proponíamos en el ejemplo. La jugada no era otra cosa que jugar una mano real (tus cartas) y otra imaginaria (otras dos, concretas) en la que estábamos draweando, de manera que a las outs de nuestra mano real se le sumaban las outs de la jugada imaginaria.

Viendo vídeos de WPT (muy recomendables para aprender a jugar torneos en sus fases finales, pero muy poco para aprender a jugar al poker en general) me encontré con una mano que ilustraba el movimiento (no exactamente en realidad) y que demostraba que mi ejemplo, efectivamente, como apuntaban Sir Donald e Isaac Mayolas, no podía funcionar de forma continuada y fuera de un spot concreto. Vamos a él.

Mesa final de un WPT con cuatro jugadores vivos, ciegas de 15.000/30.000 y un ante de 2000. Chris Bell con 1.300.000 fichas aprox. foldea en UTG y Gavin Smith, chip leader con 2.300.000 muckea su mano en el button. Kido Pham, con un stack de 1.400.000, completa la ciega con una mano horrorosa: 59off (sin ninguna pica, dato importante como veremos después). Ted Forrest (uno de los mejores jugadores del mundo en cash high stakes, que tiene en este momento 190.000 puntos más que Pham) checkea con un par de cuatros. Parece obvio que la idea de Pham es robar la ciega de Forrest de forma retardada, esto es, completar, y si Forrest no resube, meter medio pot en el flop, traiga lo que traiga éste.

Con un bote que en ese momento asciende a 72.000 puntos, el flop trae 452 con dos picas, dando top pair a Pham, pero una temible trucha a Forrest. Así las cosas, Pham cambia de planes, pues ya se plantea ganar la mano sin farolear, hace check esperando una subida de Forrest que le permita hacer un fuerte raise, de forma que el bote que se lleve sea más jugoso. Forrest, ante el check, decide no jugar despacio sus cuatros (hay dos picas en el board y un obvio proyecto de straight) y mete 70.000 puntos, prácticamente un pot entero. La jugada está perfectamente hecha, en primer lugar porque si Pham no tiene nada, poco se le va a sacar, pero sobre todo, si Pham tiene las picas debe foldear ante unas pot odds en las que el call es absurdo si drawea. Forrest busca un overpair, quizás de seises, o dos overcards con seis outs muertas.

Aquí Pham, ya con un bote de 142.000 puntos (lo cual ya empieza a picar, no es una mera ciega), hace un fulminante raise a 220.000, dejando el bote en 362.000. Ese raise pretende dejar sin odds a las picas y a un eventual straight draw y busca obviamente el fold. Forrest juega, ahora sí, despacio su set y callea la embestida dejando el pot en 512.000 puntos. Su mano queda, por otro lado, declaradísima. Set o dobles, más lo primero que lo segundo, o un superdraw combinado.

Aquí, en un spot que ya ha identificado como muy complicado, Pham decide jugar el draw bluff. Necesita sumar a sus outs de set o dobles (5 en total) las outs de las picas y las de escalera (15). Tiene pues un montón de cartas con las que poder atentar contra la evidente jugada hecha de Forrest. En el turn salta la K de picas completando el flush draw.

Tenemos un spot apasionante, en el que los cálculos matemáticos van a jugar un papel determinante. Pham pasa, con la idea de pushear una eventual bet de Forrest. Éste, ante la scary card que tiene delante, necesita acabar la mano en ese momento, pues tres picas bien pueden haber dado color a Pham (improbable por la overbet del flop) o haberle dado un draw del mismo. Hay que meter sí o sí, y además de forma contundente. Lo hace con 300.000 puntos (3/5 de pot) suficientes para ahogar las outs de Pham. Forrest no quiere creer que su rival lleve flush, debido al extraño semibluff que supondría esto en la calle previa, pero no son descartables dos picas altas con las que el número de outs crecería. Pham sigue su plan, se adjudica las picas, como era su idea inicial, y mete all in, 1.313.000, que dejan el pot en unos descomunales 2.125.000 puntos. No olvidemos que tiene 2 outs de overset y 3 de dobles, que bien puede pensar que le valen en caso de ser llamada la apuesta.

Y llega el razonamiento de Forrest, que le llevará algo más de tres minutos. Las variables son numerosas. ¿Se jugaría Pham un WPT con un bluff de este tipo en el que Forrest ha demostrado tanta fuerza? La posibilidad, sin ser alta, ha de ser considerada. El pot es muy grande antes del push y Pham se quedaría de short de la mesa con algo menos de 1.000.000, así que es lógico que pelee el bote. Además, el desorbitado semibluff fuera de odds que debería haber hecho Pham, hace que este % aumente de manera sustancial, amén de que el push supone la renuncia por su parte a una calle de apuestas, cuando un raise menor obtendría call casi garantizado. Muy sospechoso. Aun así, las dudas son enormes.

Otro dato importante es que Forrest tiene 10 outs de superar la hipotética mano que Pham representa, de manera que tiene un 23% de ganar, odds 1:3. Sus pot odds son de 1:2.2, de manera que el % de hipotético bluff, aún con ser bajo, sólo debe compensar ese pequeño desplazamiento de EV que tiene Forrest para su call. La jugada, si sumamos ese porcentaje de bluff (avalado por las incoherencias en el juego del flop) tiene una EV positiva para Forrest. Éste, con más dudas que un físico nuclear en el Teatro de la Ópera de Viena, hace call diciendo: “Es el momento de tentar a mi suerte”.

Sale un A en el river y se lleva un bote descomunal en una mano, en principio, absolutamente marginal. Una guerra de ciegas se convierte en un bote determinante para el torneo. Pham queda desahuciado.

La jugada de Pham, pese a que el comentarista desde el momento que pushea no para de gritar “¡qué bien jugado!”, excitadísimo ante la pila de fichas que hay en el centro, es dudosa. Dados los movimientos de Forrest, la jugada hecha es obvia: set o dobles, sin descartar al 100% la escasa probabilidad de flush en la mano de Forrest que bien pudo callear en el flop con pareja de doses y flush draw (una jugada como 28s en la que a las 9 outs de color se suman las 3 de dobles y las 2 de set). No digamos A2 de picas, mano con la que además tendría cuatro outs más con los treses.

Y aquí vienen las consideraciones que en su momento hicieron Mestre y Mayolas. Las texturas problemáticas son pasto de bluff, pero a la vez son pasto de easy calls. Correcto. Los botes sobredimensionados se autoprotegen, la gente sólo se tira si el fold es obvio, jamás dudoso. Correcto. El movimiento es, mínimo, para mesas de High Stakes, de forma que argumentarlo para NL100 es un suicidio. Correcto. Los stacks y las odds son determinantes, así que hablar de este movimiento en valores absolutos es erróneo. Sólo vale para spots muy concretos. Correcto. Asumir que alguien va a tirar set es mucho asumir, con las outs que hay. Correcto. La coherencia con todos los movimientos previos es clave (que se lo digan a Pham). Correcto. Por mucho que representes una mano con fe, en realidad no la tienes y el % de bluff siempre se evalúa en una overbet. Correcto.

Hay que ver lo que tarda uno en aprender.

COMENTARIOS

Todavía no se ha realizado ningún comentario en esta noticia.