Jugar al poker en equipo

Anónimo | 05/12/08

En alguna parte del mundo, justo en el preciso momento en que estas leyendo estas palabras, alguien se dispone a mirar las cartas que le han repartido unos segundos antes. Con una de sus manos desliza suavemente sus cartas, inclina un poco su cabeza, agudiza su mirada y detiene su respiración por un instante… la esperanza de descubrir bajo su poder uno bello par de ases le genera un palpitar de más... mientras esto ocurre, con la otra mano procura mantenerlas ocultas del resto de los demás ocupantes de su mesa, pues en últimas esto es un juego individual ¿o quizás no?



Intenté remontarme en la historia reciente para encontrar cuales fueron los primeros torneos de póquer que se alejaron de los esquemas individuales y dieron el primer paso en la disputa de premios entre grupos, y aunque no pude encontrar datos exactos, puedo asegurarles que la conformación de equipos (informales) de póquer para dividir ganancias entre sus miembros debe ser tan antigua como el juego mismo.



Y con ello no me estoy refiriendo específicamente a las maniobras sucias como las de Mike y Gusano en Rounders quienes jugaban en la misma mesa haciéndose pasar por totales desconocidos, si no a los convenios que realizan los jugadores, generalmente bajo cuerda, para complementarse de una u otra forma y repartir los dividendos obtenidos (o las deudas por pagar ).



Dichos convenios normalmente se traducen a la realidad en simples bancajes o en formas más elaboradas, como lo es el de dividir por porcentajes los premios recibidos según el puesto finalizado en un torneo cuando dos o más amigos han decidido participar en alguno y han realizado un acuerdo previo. Ambas son modalidades de colaboración mutua, y aunque en los dos casos la intención es que todos los miembros se vean beneficiados, existe una diferencia marcada, veamos:


  • Con los bancajes los inversionistas pretenden obtener una rentabilidad sobre su inversión y en contraprestación el jugador patrocinado logra disputar de partidas que están fuera de su alcance o participar en ellas sin arriesgar su propio dinero.
  • En una distribución por porcentajes no se busca (y no se puede) generar más ganancias, lo que se consigue principalmente es disminuir los efectos de las malas rachas de los integrantes.

Analicemos ahora esta última opción con más detalle para ver que conclusiones podemos obtener y cuales serían las ventajas y requisitos para decidirnos por armar nuestro propio equipo o al menos contemplar la idea para cuando tengamos con quien hacerlo.



Debemos aclarar en primera instancia que jugar en equipo no implica necesariamente que los integrantes deban jugar los mismos torneos o si es en cash en la misma mesa, más aún, no tienen que estar en el mismo nivel. Simplemente se trata de dividir las ganancias mediante un esquema equitativo que beneficie el bien común y sin incumplir las reglas de la sala o casino por colusión.



Todos sabemos (o deberíamos saber) que la base fundamental para vencer este juego se basa en el largo plazo, dicho de otra manera, jugar bien 100 manos no nos garantiza nada, pero el tomar buenas decisiones en 100K manos nos dejará, la mayoría de las veces, una brecha a nuestro favor. Y esto es justo lo que logramos cuando pasamos de jugar 4 mesas en simultáneo a jugar 12, o cuando lo hacemos por nuestra propia cuenta y pasamos a jugar en equipo con otras 3 personas: aumentamos el número de manos y hacemos despreciable esa palabrita que tantos dolores de cabeza nos produce… la varianza.



Ejemplo: Si dos jugadores vencen cada uno un nivel específico digamos a unos 5 PTBB/100 manos, este valor no va a multiplicarse por dos por el hecho de que jueguen en equipo, si no que permanecerá igual, pero en el momento en que uno de los dos tenga un mes desafortunado a -1.5 PTBB/100 muy posiblemente el otro jugador compense dichas perdidas.



Si la idea de disminuir la varianza no te parece una buena excusa para decidirte por armar tu propio equipo, talvez te interese conocer otra ventaja de fondo que esto puede traer.



Uno de los puntos claves es que tener tu equipo de póquer te incentiva a no sólo estar interesado en corregir los defectos de tu juego, si no que trataras de ocuparte de igual forma en que el juego de tus compañeros también mejore. Y si todos los integrantes están sincronizados en este aspecto los resultados pueden verse al instante, se generarán discusiones sobre manos específicas, rivales en común, se compartirán artículos de mutuo interés, se revisarán estadísticas entre sí, en fin, todo lo que un foro nos puede brindar pero con un sentido de pertenencia que hará que cualquier logro alcanzado por alguno se sienta parte de todos, tanto emocional como económicamente (de esta forma no suena tan descabellado que si ambos jugadores vencían el nivel a 5 PTBB/100 manos, ahora lo puedan hacer a 6.5).



¿Te ha interesado la idea? antes de que respondas afirmativamente es también prudente que pienses que no todo es color de rosa y tan productivo como se expuso anteriormente, y es que aún no hemos hablado de lo más importante, el gran desafió del juego en grupo no es otro que al que se enfrenta cualesquier equipo que se conforme con un fin específico: la elección de las personas.



Para determinar a los candidatos más aptos para ser incluidos en un futuro equipo no sólo deberíamos basarnos en que sean ganadores sino que sepan y/o estén dispuestos a trabajar en un esquema de colaboración, que dispongan del tiempo y los medios necesarios para mantenerse en un contacto muy cercano, que sean personas responsables y por sobre todo, que sean de entera confianza.



Resumiendo, antes de tomar cualquier decisión piensa muy bien en las dos siguientes preguntas: ¿Quién hará parte de mi equipo? y ¿Cómo nos organizamos? porque el responder lo más acertadamente posible ambas preguntas marcará sin duda la diferencia en que tú equipo sea una pérdida de tiempo o un éxito rotundo.

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