Reflexiones de mi ludopatía por Pac8

Anónimo | 02/01/09

El otro día estaba en clase del CAP (curso adaptación pedagógica). Como en un mal flashbacks de mi época del instituto me encontré en medio de un tostón infumable. Encima como ya no soy el malote de la clase me encontraba en las primeras filas (hay que sentarse donde están las niñas guapas).

Lo único que se me ocurrió para no cortarme la yugular con un folio fue sacar papel y boli para comparar ofertas de rakeback, bonos, disponibilidad de mesas y demás cosas a valorar para decidir en donde me pondré a jugar cuando tenga otra vez tiempo y bank.

El caso es que el vecino de pupitre se debía de aburrir también al ver lo que escribía me preguntó…

  • ¿Juegas al poker?



Últimamente me han preguntado varias personas por consejos para empezar en el mundillo, así que le dije con buena predisposición.

  • “si desde hace un par de años”.



Su respuesta me pillo completamente por sorpresa.

  • “¿el poker no genera ludopatía?”



Entre la barbaridad rebuznada, y el que no pudiera despacharme a gusto con el en medio de la clase, me tuve que conformar con un filosófico.

  • “¿el vino genera alcohólicos?”
  • “ya pero para que alguien gane ¡alguien tiene que perder!”
  • “¿en serio? !No me digas Sherlock!”



fue lo que quise decirle, pero de nuevo tuve que tirar de filosofía

  • ” Hay gente que jugamos para ganar dinero, y hay gente que juega para divertirse”
  • “son juegos distintos”

(Demasiado sacan por su dinero en diversión los peces como tú, pensaba para mí).

Por su mirada vacía me quedó claro que mis palabras hacían eco en su mente y que me miraba como al típico cowboy con ases en la manga o peor aun, al futuro ludópata del programa de telebasura que explica su desgracia con la voz distorsionada.

Hacia tiempo que no me pasaba. Llevaba una buena racha de interacción con gente no jugadora a la que le parecía interesante el que fuera jugador “profesional”.

Incluso mis amigos empiezan a “presumir” de tener un amigo jugador de poker, tras ver que en 2 años aun no les robe la visa para hacer ingresos en Ludópata´s Stars.

Siempre me ha parecido irónico a la par de enriquecedor que a estas alturas de la vida finalmente obtenga mi condición de proscrito “gracias” al poker.

Me explico. Como hombre blanco europeo universitario heterosexual de clase media es la primera vez que pertenezco a una minoría con la que me enfrento a la ignorancia y a los estereotipos negativos. Puede que las madres de mis amigos en el vecindario dijeran que era un drogadicto que echaba droga en la piscina (como si la regalaran, mira tu), pero eso era distinto… Además mi droga favorita siempre ha sido el alcohol, lo otro son infidelidades puntuales.

En fin, no es que no estuviera siempre a favor de los derechos de mujeres, drogadictos maricones, curas y demás gentes de mal vivir… Pero una cosa es tener empatía con las injusticias que sufren otros y otra sufrirlas tu en tus carnes. “Sorprendentemente” estoy mas indignado por esto que me afecta que por las otras injusticias resultado de estereotipos ¿Qué las mujeres cobran menos por el mismo trabajo que los hombres? “ya será menos” ¿Qué la gente asume todo tipo de estereotipos al saber que alguien es gitano o gay? “No será para tanto y algo habrán hecho” ¿Qué alguien asume que soy un gambler y un degenerado frotapatas de conejos porque juego al poker?



“!!!!!COMO SE ATREVE, CAGONSUPADRE, ESO NO ME LO DICES EN LA CALLE!!!!!”

¿Percibís el matiz?

Por mucho que les expliques en que consiste la vida del jugador de póker a un no jugador (había que ponerles un mote como hacen los frikis) les entra por un oído y les sale por el otro. Sus cuatro neuronas ya están ocupadas con sus imágenes tópicas sobre juego, ludopatía, parientes que se dejaron la herencia de la tía Juana en las mesas de la ruleta o en timbas de club de campo donde les hacían trampas…

El juego es malo, la familia sería rica si no fuera por esos parientes que se gastaron fortunas faraónicas (que nunca pasaron de buenos ahorrillos) en Montecarlo (fue en Matalascañas). Es un dineral que aumenta cada vez que se cuenta la leyenda…

En fin… No me lío más, porque sabéis de quien y de que estamos hablando.

Lo curioso de esto es ¿el póker genera ludópatas? En mi caso tengo que decir todo lo contrario.

Antes de nada decir que la ludopatía es algo serio. No quiero subvalorarla, pero antes de seguir permitirme que la explique un poco.

Cuando jugamos el cerebro genera “chutes” naturales… Adrenalina, serotonina, y alguna substancia más que acaba en -ina. Cuando esperamos que el crupier le de la vuelta al river, que la bola de la ruleta caiga donde queremos, que las frutas de la tragaperra se paren o que el del bingo cante el ultimo numero de nuestro cartón, nuestro cerebro se pone a cien…

Eso es lo que engancha y es interesante tenerlo en cuenta, porque aunque el gustazo máximo del juego es ganar, no es eso lo que engancha. Lo que engancha es la anticipación…el “¿será esta la mano del especial?” “¿será esta bola en la que cante bingo?”

Este “subidón” se da en cada mano, ganemos o no…

El cerebro se acostumbra y luego quiere su dosis sin parar. Si pierdes los papeles y sólo te interesa cuando vas a obtener el próximo “chute” puede que dejes de hacer caso a “tonterías” como lógica, estadística, o lo que aquí en Galicia llamamos “sentidiño”.

Tu cerebro reclamara su dosis y si eres débil no le importará lo que tengas que hacer para conseguirla… Dios no quiera que acabes dándole a una vieja o al de los cupones con un ladrillo para robarle un buy in de PLO.

Creerme cuando os digo que se de lo que estoy hablando. Desde el instituto he jugado a las cartas, quinielas, bingo, siete y media, Black jack, martinlangas en la ruleta, a la play por pasta y tragaperras, muchas tragaperras. Casi todas las opciones que estaban disponibles para mí en la época pre www.

El mejor ejemplo de mi ludopatía fueron las tragaperras. Durante una etapa bastante oscura de mis veinte y pocos me gaste miles y miles en salas de maquinas, hasta que llego un día que decidí dejar el vicio a la brava. “Nunca máis”.

Por aquella época conocí a un amigo que me explico como jugar correctamente al Blackjack, así que volqué mi ludopatía en la ilusión de que el juego correcto en el 21 me permitirá vencer la ventaja del casino o por lo menos estar 50/50.

Durante mi etapa en la universidad en Londres jugué mucho al blackjack y a las apuestas deportivas. Siempre me gusto mucho entrar en las casas de apuestas londinenses llenas de degenerados viendo las carreras de galgos. Básicamente jugaba lo que me podía permitir y varias veces el dinero del alquiler para llegar a fin de mes.

Por aquella época vi rounders y utilicé el bank de las apuestas para jugar al texas, con resultados de fish que es lo que era. A mi favor sólo puedo decir que al verme perdedor lo dejé, y no fue hasta el segundo intento en el que busqué consejo de los que saben que fui capaz de ser un jugador ganador.

De eso ya hace más de dos años. Curiosamente justo por estas fechas hace un año que estuve en las Vegas jugando al poker como parte de un equipo de la escuela de los Pelayos Poker.

Pacocho el “ludópata” en la ciudad del vicio…

Después de leer mi historial da miedo ¿verdad? ¿Queréis saber lo que pasó?

Estuve en las Vegas 15 días y no me jugué una sola mano de Black jack ( a las tragaperras y al videopoker sí que jugué, pero fue por que te dan la bebida gratis si juegas, y te sale mas barato jugar y perder que pagar el alcohol.)

La moraleja de la historia es que no jugué a otra cosa que al póker porque desde que lo conozco, el juego con minúsculas… el juego donde en vez de saber aprovechar la ventaja frotas una pata de conejo y rezas ya no tiene sentido para mí.

Yo ya no me siento en las mesas para tener suerte sino para jugar bien ( si además se presenta doña fortuna, pues mejor).

Hoy en día no me veras apostando más de un euro a nada en lo que no considere que tenga EV+.

El vicio de los juegos de casino ha muerto para mí. Ya no es sólo que no jugara ni una mano en las Vegas, es que ni me apetecía. Todos los días me decía



“Hay que jugar unas manos de blackjack, que no vamos a venir a Sin city y no jugar a algo fuera de la poker room”

Pero todos los días lo dejaba para el siguiente como el lavar el coche.

La realidad es que el póker me ha curado de mi “ludopatía”. Y os puedo comentar que no soy un caso excepcional, son muchos los jugadores de póker con experiencias parecidas a la mía…

Pero la gran ironía de todo esto es que durante todos esos años en los que tiraba de visa para jugar a las tragaperras, tenía un problema de verdad, pero nadie me consideraba un ludópata. Era un ludópata funcional, nadie me echaba en cara mi vicio por común y cotidiano. Nadie me prejuzgaba, ni pensaba en estereotipos.

Ahora que ya no lo soy y gano dinero en el juego con inteligencia y paciencia es cuando me miran mal. Hasta el que se pasa la mañana en el bar pidiendo cambio de un billete tras otro de 20 € buscando las tres cirsas me mira mal si le digo que vivo del póker …

Sinceramente este artículo es una sobre simplificación de algo muy serio, pero no deja de ser cierto que el póker bien entendido es uno de esos casos en los que los extremos se tocan y hacen que cuanto mejor juguemos al póker, más nos alejemos del vicio del juego que curiosamente fue lo que nos trajo aquí hace miles y miles de manos…

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