Reg wars por spainfull

Anónimo | 24/09/09

El título refleja una de las situaciones que podemos encontrarnos con frecuencia en nuestras mesas. La traducción del mismo sería algo así como “Guerras de habituales”, y hace referencia a las batallas y refriegas en las que se enzarzan jugadores que coinciden día a día en las mismas mesas. En el presente artículo intentaré explicar por qué considero que son negativas (hasta ciertos niveles) y los motivos por los que deben evitarse.



Un habitual es, a grandes rasgos, un jugador que hace un número más o menos importante de manos en un nivel en una misma sala. Normalmente, si jugamos en sus mesas, tendremos miles de manos jugadas con él (o al menos podríamos conseguirlas a través de una de las páginas que se dedican a archivar manos de esa sala). Lo que significa que, tanto nuestro hud como el suyo, tendrán datos suficientes de la mayoría de estadísticas para identificar el juego de cada uno. Y también que el tracker recogerá muchas manos que hayan llegado al showdown en las que se pueden estudiar aún más detenidamente aspectos que no reflejan las estadísticas.



A priori podríamos pensar que, con todos estos datos disponibles, es más rentable enfrentarnos a estos jugadores que a otros de los que apenas tenemos información. En algún caso concreto que comentaré después esto se cumple, pero por norma general, si se juega habitualmente y no se tienen datos de un jugador, es porque será mucho peor que los que sí tenemos datos (a no ser que se haya cambiado recientemente de sala o haya bajado de nivel). Suelen ser jugadores flojos a los que es más sencillo sacar el dinero que a los que normalmente juegan con nosotros.



Una habilidad importantísima (y poco comentada) en el póquer es la de identificar rápidamente a los rivales sin datos. Si parecen buenos para evitarlos y, si parecen malos, para conseguir su dinero antes que el resto de habituales; porque el dinero a estos no les suele durar mucho, siendo (por desgracia en algunos casos) importante extraerles el máximo para nuestro resultado final mensual de bb/100. Normalmente, apenas se cuenta con valores estadísticos demasiado fiables de estos fishes aparte de VPIP, PFR y quizás AF. Por eso hay que saber leerlos en las mínimas manos posibles y ver si para ganarles hay que ser agresivo o pasivo, si se puede farolear o es mejor jugar por valor. Todo esto sin volverse loco y estando atento a las contramedidas que puedan poner en marcha el resto de habituales de la mesa para hacerse ellos con su pasta en lugar de nosotros.



Volviendo al tema original, la principal razón de evitar las guerras de habituales es que tiene mucho más EV evitar a los buenos jugadores y centrarse en los malos. El problema de muchos es que tienen un ego demasiado grande, piensan que deben ganar todas y cada una de las mano y que, a mí, “no me chulea ni mi padre”. Hay que pasar de todo esto y ser inteligente, el control emocional es muy importante en un jugador de póquer. Iniciar una guerra particular contra un jugador que dispone del tiempo y la capacidad para estudiar a la perfección nuestro juego, encontrar nuestras debilidades y explotarlas, saber dónde vivimos y pinchar las ruedas de nuestro coche, no tiene demasiado sentido si se puede evitar.



Se suele comentar con frecuencia en los foros los valores ideales de porcentajes de 3Bet, 4Bet, las manos con qué hacerlos, los datos del rival para los que son óptimos estos rangos, etc. Para que sean fiables, es imprescindible tener una gran cantidad de manos de los rivales, con lo que podemos deducir que son habituales. Pero no he visto que se comente que, si por ejemplo nos enfrentamos a un rival de los mejores del nivel, quizás es mejor no meterse en fregados que no beneficiarán a ninguno de los dos.



Ojo, no estoy diciendo ni mucho menos que haya que acobardarse y no jugar con agresividad ante ellos. Desde luego es todo lo contrario, no hay que tener ningún miedo a responder ante su agresión. Se debe estudiar su juego, aprender de ellos, tentarles un poco y, si es un habitual de los que no se adaptan, leña al mono que es de goma. Se van a jugar tantas manos contra estos rivales que buena parte de los beneficios deberían salir de estos jugadores. Lo que quiero resaltar con este artículo, es que muchas veces es mejor pasar desapercibido, volar bajo para evitar el radar enemigo, no cabrear a nadie (aunque mole), y así poder jugar mucho más fácilmente contra otros rivales más débiles sin tener que estar tan atentos al fuego cruzado, heredado de viejos conflictos.



De todas formas, una matización: todo lo dicho anteriormente depende mucho del nivel y de la sala que se juegue, siendo la proporción de habituales/fishes que haya en nuestras mesas la que va a establecer la importancia de pelear contra otros habituales (si hay muchos malos jugadores, menos necesidad de pelearse con los habituales). Cabe destacar que hay distintos tipos de habituales, según las manos que jueguen al mes, el número de mesas que jueguen simultáneamente y, sobre todo, lo buenos jugadores que sean y su capacidad de adaptación.



Un último apunte interesante, una entrada de genciencia que leí el otro día indicaba que el lenguaje y la inteligencia son el resultado de la evolución humana por mentir y detectar esas mentiras. Lo mismo ocurre en el póquer, hay una evolución constante, en la que la adaptación es el triunfo de la mayor inteligencia.

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