El maravilloso mundo de los foros especializados de póquer por The Big Trujillano

Anónimo | 25/06/08

“Haría cualquier cosa por recuperar la juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar, o ser un miembro útil de la comunidad”. Oscar Wilde.

“En tu comunidad no luzcas tu habilidad”. Dicho popular.

Si hiciésemos una encuesta para conocer de qué manera nos hemos introducido cada uno en el universo póquer y qué motivaciones nos llevaron a afrontar sus placeres y sinsabores, es probable que descubriésemos un variopinto mural, por aquello tan conocido de que cada uno es “de un padre y de una madre”.

Me voy a atrever a lanzar una conjetura con los resultados de esa hipotética encuesta (ya sabéis, siempre con ese margen de error del 0,01% que acreditan las reputadas casas encuestadoras, que uno no tiene por qué ser menos). Más tarde argumentaré a qué cuento viene exponer este somero muestrario de los habitantes de nuestras mesas.

Se admiten por supuesto añadidos ya que, a bien seguro, seré poco exhaustivo y no me gustaría que nadie se sintiese “marginado” de esta clasificación de orígenes.

  1. Aficionados a sesudos juegos de estrategia mental, léase ajedrez, o esos seguidísimos (y para mi ignotos) juegos de rol “on line”; ambos han alimentado las cualidades de muchos jugadores de póquer (concentración, paciencia, capacidad de frustración, competitividad…) y les rinden siempre sincero homenaje, mencionándolo como utilísimo referente.
  2. Empedernidos seguidores de los juegos de naipes. Podemos incluir aquí, sin sonrojo, variantes populares como el mus, el tute, el julepe… en este caso no puedo dejar de imaginarme al jugador en cuestión con su chato vino y mondadientes ladeado en la boca, delante de su ordenador, voceando en su soledad, añorando el ambiente tabernero.
  3. Incansables escudriñadores de la red. En sus maratonianas sesiones “on line”, difícil es que no acaben engatusados por los softwares de póquer. De hecho es probable que conozcan los programas auxiliares antes incluso que la dinámica de juego. Son capaces de manejar sin pestañeo dos ordenadores, a razón de 36 mesas por máquina, conectarse al Messenger con 15 colegas, ojear otras 10 páginas de diferentes temáticas y “trapiñarse” un bocata salchichón XXL. Y sin despeinarse.
  4. Añejos jugadores de póquer presencial, nacidos y criados en el viejo chirivito, intentando adaptarse a la entrada indiscriminada de miles de neófitos diarios, luchando por demostrarse que sus largas horas de casino les conceden un plus dentro del torbellino “on line”. Los viejos rockeros nunca mueren y todavía pueden darnos tardes de gloria. El callo contra el acné en denodada batalla.
  5. Curiosones impenitentes, nunca jugaron al póquer pero un buen día se toparon con ello y les enganchó sin remedio, cual flautista de Hamelin. La fuerza atractiva del vil metal también tiene aquí su parte de culpa.
  6. Y los expertos provenientes de las casas-softs de apuestas, dominadores de la “matemática del azar” (permítaseme la paradoja). Su victoria en las mesas de póquer se paga a 1,5$ por dólar jugado…

Después de este caprichoso pero explicativo rodeo, llega la pregunta clave que con tanta ansia esperabais…

¿Cómo es posible que personalidades tan dispares decidan encontrarse y reunirse en esos lugares comunes llamados foros, siendo como es el hombre “un lobo para el hombre” (cita textual de D. Félix Rodríguez de la Fuente, aunque no es fijo el dato *) y luchando todos, si de póquer hablamos, por el incremento de nuestro peculio particular?

* Como os habréis dado cuenta, esto es una inofensiva coña, no quisiera que se enfadasen sus verdaderos autores, Plauto en principio y Hobbes en segunda instancia.

Hemos desentrañado los caminos de acceso al póquer y debemos dejar claro, además, que el jugador de póquer ocupará la mayor parte de sus horas en las mesas, en busca de la mayor ganancia/hora posible.

Pero afirmado esto, estaremos de acuerdo en que cuando cientos de personas comparten una afición y luchan, si bien por separado, por el mismo objetivo, poco tiempo ha de pasar para que busquen un sistema que les interrelacione y les ayude a mejorar.

Y ahí es cuando surgen los foros especializados, una gran casa con muchas estancias donde el debate y el contraste de opiniones llevará a la mejoría de quien sepa reciclarlo, donde el recién llegado siente la cercanía del veterano y donde hasta el ganador constante, con bank de muchas cifras, es capaz de verter sus conocimientos sin más compensaciones que la satisfacción de aportar algo a su comunidad.



Un foro de póquer es una inaudita comunidad en la que mucha gente dedica tiempo que a veces no tiene para compartir vivencias y aspectos teórico-prácticos aún a riesgo de ayudar a forjar rivales que luego puede encontrarse en esas mesas donde todos, sin excepción, queremos ganar dinero
.

Estas comunidades repletas de jugadores de póquer y aspirantes a serlo no pueden haber surgido sólo por una especie de deseo íntimo de reunión que todo ser humano necesita, algo más debe “tener ese agua cuando se la bendice”.

  • Es un intercambio de información continuo, en tiempo real, sobre todos y cada uno de los detalles que favorecen el dominio del juego. Desde el análisis pormenorizado de manos, incesante, hasta los intríngulis de lo más novedoso en programas auxiliares, un foro acaba siendo una enciclopedia abierta de saber “poquerístico”.
  • Tiene espacio suficiente para los primerizos, a los que se suele favorecer su integración sin tapujos y también para los profesionales reputados que, necesitando estudio permanente y adaptación a situaciones cambiantes, encuentran en los foros datos, tendencias y novedades que mantienen renovado su amplio bagaje.
  • Se respira un ambiente, en líneas generales, de especial generosidad y camaradería, donde se disfruta con el triunfo ajeno y se sufre con las derrotas de otros. Leído esto puede que empiecen a lloverme objetos contundentes, pero aseguro que ese es el clima que normalmente caracteriza a un foro de póquer y que le significa como foco permanente de atracción de nuevos usuarios.

Dibujado este idílico cuadro, rompamos esta burbuja (nunca mejor dicho) y pongamos las cartas sobre la mesa (estoy sembrado).

Grupo de gente grande, con el único nexo del póquer y con un componente añadido de cierta soberbia (quizá necesaria) son ingredientes suficientes para que la convivencia no sea tan plácida como pudiera parecer…

  • La tendencia (peligrosa y nada fructífera) de los miembros integrantes de un foro al protagonismo excesivo, a la búsqueda de una fama efímera y limitada al ámbito de ese foro. Muchas veces los temas de conversación acaban derivando en rifirrafes personales precisamente por la poca capacidad de escucha que padecemos y por la manía de querer hacer dogma de fe de todo aquello que exponemos, sin permitir crítica alguna.
  • La misma ventaja que exponía anteriormente de ese movimiento al minuto de los temas expuestos se puede tornar en aspecto negativo por la repetición de materias, por esas preguntas eternamente planteadas y por esa especie de necesidad imperiosa de tener que participar en cualquier hilo que se abra, sin pararse a pensar un momento si realmente tengo algo relevante que decir o domino el tema que se ha planteado.
  • Y lo repetidamente dicho pero que es el mayor peligro para el orden y concierto de un foro: el jugador de póquer entra en un foro con todas sus virtudes pero también con todos lo defectos que nos caracterizan, como son los aires de superioridad, la prepotencia, el tilt no desahogado, las rencillas personales no satisfechas…y todo ello motiva, cíclicamente, una distorsión en el fin último de este tipo de foros, como es la ayuda mutua y la búsqueda del nivel óptimo de juego.

Me quedo con muchas ganas de personalizar mis reflexiones hablando de la comunidad que conozco y de la que estoy orgulloso de formar parte, pero eso lo dejaré para otro artículo si nuestro sheriff le parece oportuno. Llegado ese momento, absténganse de leerlo todos aquellos que esperen sensacionalismo en mis palabras, no es mi estilo. Pero Póquer Red, hoy por hoy la más nutrida y completa fuente de información del póquer en habla hispana, tiene mucho de lo que hablar. Iré ordenando mis ideas en espera de salvoconducto.

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