¡La visión del reportero! Víctor Martínez 'Vuchuu' sobre el CEP Barcelona 2009

Anónimo | 04/03/09

Cuando hace un mes fui con Simón a la primera etapa de la cuarta temporada del Campeonato de España de Poker en Peralada, algo me quedó claro. El CEP no había muerto, como alguna gente presagiaba.

El torneo tenía muchísima popularidad, y una cifra exagerada, nada menos que 250 jugadores, se reunía en el bellísimo castillo cerca de la frontera con Francia. Esta era la conclusión que además lanzaba Simón en la crónica que hizo del torneo.

¿Cuál podría ser la conclusión que sacamos de esta segunda etapa en Barcelona? La gente más entendida del mundillo lo tiene clarísimo a grandes rasgos. Por fin llegó el boom del poker en nuestro país.

No hay marcha atrás, 407 jugadores son una cifra que ni la persona más optimista del mundo podría jamás haber pensado hasta el momento justo en que comenzó el torneo. En Peralada mismo, el director del Casino de Barcelona cruzaba los dedos ante la espera de que se pudiese alcanzar la redondez del número 300.

La práctica totalidad del quién es quién del poker en España, por poner un ejemplo, más de doce habituales de Madrid; algunos de los jugadores que suelen participar sólo de grandes eventos; incluso algún que otro jugador internacional reconocido se unían a la nueva y cada vez más grande oleada de nuevos jugadores jóvenes, de menos de 25 años en su práctica totalidad, muchos de ellos clasificados gracias a los incontables satélites de todo tipo que el Casino de Barcelona organizó a lo largo de los días previos al torneo.

Si en una época de crisis económica general tan intensa como la que estamos sufriendo, se puede reunir a tantísima gente alrededor de las mesas de poker en España, es que algo desde luego está cambiando. Pero yo quiero ir todavía con pies de plomo, y es que no creo que un hecho aislado, si bien de magnitud tremenda, nos deba servir a todo el sector como motivo para reconocer nuestra victoria en la, ya larga, lucha por hacer del poker “algo más” en la sociedad española, y no un aparato ensombrecido de casino digno de cuentos de ruinas, mafias, tahúres y demás artefactos de la novela negra.

Una vez hecha la primera, y más importante, reflexión que nos deja este torneo, veamos cómo se desarrolló el mismo para servidor.

Llegábamos Simón y yo a Barcelona en el Euromed, medio esencial de comunicación entre Valencia y Barcelona. Rápido, cómodo, puntual y efectivo. El viaje transcurrió sin noticia alguna junto con Ibón Rodrigues, quien volvía a participar en un torneo en vivo tras más de tres meses de ausencia del circuito español.

El taxi nos dejaba poco tiempo después en la recepción del hotel H10 Marina, hotel en el que he pasado mis tres estancias laborales en Barcelona, y que, situado a menos de un cuarto de hora a pie del casino, es una de las mejores opciones para los jugadores. Allí veíamos las primeras caras conocidas. De hecho, antes de entrar en el hotel, bromeaba con Simón al respecto de cuántos jugadores nos encontraríamos antes de entrar en la habitación. Fueron varios, muchos, puesto que no teníamos habitación en el hotel, un error en la reserva (teníamos habitación para el 28 de marzo) nos hacía empezar ya con mal pie el día.

Una habitación con cama de matrimonio sería todo lo que conseguiríamos, pero las penurias de la noche que estaba por venir fueron paliadas por una buena comida en el genial restaurante del hotel, acompañados de cuatro jugadores.

Al acercarnos al Casino, los rumores que inicialmente habían llegado al respecto de la participación se hacían más y más intensos, cada vez los 300 eran más 350, y los 350 eran más 400. La gente hablaba de su posición en la cola de espera como la 63ª, la 75ª o incluso la 82ª. Y eso que 350 plazas ya habían sido otorgadas.

Lo primero que hice nada más entrar en el casino fue ir a hablar con Gerard Segarra, director de poker del casino, tenía que saber a qué nos ateníamos exactamente los jugadores. Gerard lo tenía claro. Había 40 mesas y estas se llenarían, además se completarían con la lista de espera los puestos que quedasen libres por la eliminación de algún jugador. Conclusión, más de cuatrocientos jugadores.

La estructura de los CEPs en sus primeros niveles ha ganado mucho con el tiempo, pensad que en Barcelona fue cuando hace menos de un año se pasó de los 5.000 a los 10.000 puntos, que tan lejos quedan ya. Pero desde luego esta mejora no impedía que los jugadores se arriesgasen y fuesen cayendo ya desde los primeros minutos.

PedroKL, Simón, o GinSan, entre otros me encontraban alrededor de la zona de juego cuando sus fichas ya se habían agotado. El más desafortunado de todos, seguramente David Gil ‘GinSan, que con dos fulles se encontró nada menos que con un full mayor y una escalera de color para dejarle completamente desahuciado.

Lo bueno de llevar ya más de un año en este mundillo, es que conoces a un porcentaje altísimo de los jugadores, y cuando no tienes que hacer, como sucede hoy en día conmigo, seguimiento ninguno del torneo, puedes aprovechar éstos para charlar con la gente, conocer sus inquietudes en primera persona, informarte de cosas que seguramente antes se escapaban de mi radar.

Así pasé el día uno mientras nada menos que 330 jugadores eran eliminados del torneo, un torneo que a mitad de la jornada anunciaba algo tremendo, el primer premio del mismo había alcanzado los 69.000 euros. El año pasado eran 40.500 euros y parecía una cifra insuperable para un torneo español.

Para que nos hagamos una idea de la magnitud del primer premio, el primer EPT que se disputó en Barcelona, que venció el que terminó tercer en este CEP, Alexander Stevic, tuvo un primer premio de 80.000 euros. Nos hemos puesto a la altura en premios de los primeros EPTs, y eso desde luego que no tiene precio ninguno.

De los 75 jugadores que pasaron al día dos, podíamos sacar algo en claro, y es que precisamente no era una masa homogénea. Había gente de todas las regiones; jugadores exclusivos de internet, y jugadores exclusivos de casino; gente que lleva en esto desde que se empezó o incluso antes, y gente que jugaba su primer torneo; caras absolutamente desconocidas, pero también caras que si bien eran desconocidas hace poco, están llamadas a estar en las bocas de la comunidad durante los próximos meses, y por un largo tiempo. El ejemplo más claro de esto es Rodrigo Martín, ganador de este CEP y finalista en su día del primer evento en Peralada.

El único pero del torneo posiblemente llegó en este día dos cuando una vez ya entrados en premios, con quince jugadores, la estructura era tan impracticable que, ante un intento fallido de pacto, una de las mesas se tomó la justicia por su mano, y decidió tirar todas sus manos. Ante esto caben las siguientes reflexiones.

Es cierto que la estructura del CEP es muy turbo en sus últimas fases, pero es el precio que hay que pagar para que un torneo de 400 jugadores y con casi 70.000 euros para el primer clasificado dure sólo dos días, permitiendo así participar en el mismo a mucha gente que no cubriría o que incluso no podría cubrir por motivos laborales, los gastos que suponen un día más de torneo.

La estructura estaba a disposición de los mismos jugadores en panfletos situados en varias zonas del casino. Es deber de los jugadores el conocer el torneo en el que participan, y una vez en conocimiento del mismo, el jugador no tiene más que aceptar las normas establecidas, y, por qué no, tratar de cambiarlas de cara a futuros eventos. Si bien este problema tiene para el que escribe pocas soluciones que no pasen por ampliar el número de días del campeonato.

Afortunadamente el bien hacer del director del torneo, Gerard Segarra, impidió revuelos que podrían haber marcado de forma irremediable con una nota negra a uno de los eventos más grandes y más trascendentes seguramente de la cortísima historia del poker español.

Mi última mención va para mis compañeros de profesión. Si bien EuroSuperPoker ya nos deleitó con un tremendo despliegue en el primer evento de esta nueva temporada en lo que a medios técnicos se refiere, muchas cosas quedaban por pulir para que la retransmisión fuese fluída.

Y la mayoría de ellas han sido pulidas por tres personas que se han destapado como grandes y divertidos hombres-espectáculo, que han amenizado estas largas sesiones de poker, y aportado sus consabidas dosis de conocimientos sobre el mundillo en el que estamos para el disfrute de todos, servidor incluído. Pakito, Baldor y Vamito han conducido como nadie, en mi humilde opinión, había hecho hasta ahora en nuestro país, el transcurso de la narración de un torneo. Sin tratar de ser lo que no se es, con estilo propio, y aportando hasta dosis de carcajadas a la tarea, aburrida a la larga, por qué no decirlo, de contar manos, manos y más manos de poker.

El CEP se merece un sobresaliente, y desde luego que el poker en vivo, cada día más es, como comenté con Vamito en mis cinco minutos de gloria televisiva, una fiesta para todos, que nadie, de verdad que nadie, se debería perder.

P.D.:Antes de despedirme quería no dejar sin mencionar el grandísimo torneo y segundo puesto de la persona más divertida y una de las más simpáticas del circuíto español, Álvaro Marino 'Drácula', que después de una larga sequía en torneos nacionales vuelve a dar mucho de que hablar, y eso, para servidor, es un gran placer, porque siempre hay mucho que escuchar de él.

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