Entrevistas: Joe Hachem

Anónimo | 05/06/07

Antes de 2005 Joseph Hachem era un quiropráctico australiano de orígen libanés con esposa y cuatro niños; pero un problema de salud lo obligó a cambiar de profesión, algo que lo deprimió. Con un nuevo -y aburrido- trabajo de agente hipotecario, pasaba sus ratos libres jugando al póquer online y en vivo.

A diferencia de Chris Moneymaker y Greg Raymer, Joe pagó los $10.000 del Evento Principal de las 36ª World Series of Poker, sin saber que a partir de allí se convertiría en uno de los profesionales más famosos, y en un verdadero Embajador del Póquer.

¿Era mucho dinero $10.000 para tí en ese momento?

Era dinero que había ganado en el póquer, aunque en ese entonces mis ganancias en las mesas ascendían a unos $40.000. Lo primero que hacía -y hago- era pagar las cuentas y cumplir mis responsabilidades en casa (Risas). Todo estaba cubierto, así que podía ir a Las Vegas a jugar póquer.

El Día 1 comenzaba con 5.619 jugadores. ¿Eso te hacía sentir como un grano de arena en la playa?

Mi mesa era la primera cuando entrabas en la sala. Desde allí se podía ver el mar de jugadores, y me pregunté "¿Qué estoy haciendo aquí?" Para no volverme loco pensé "Juega tu mesa, eso es todo por lo que debes preocuparte." Eso me ayudó a focalizar. El Evento Principal de las WSOP puede ser algo aplastante, insoportable. Lo veo constantemente: jugadores perdiendo el foco y obviamente quedando fuera.

Yendo a la mano final, ¿en qué momento comprendiste que habías ganado las World Series of Poker?

Tardé bastante. Primero estuve de aquí para allá con las entrevistas, las fotografías, firmando papeles. De allí a la Caja a firmar por el dinero, de allí al hotel porque debía desocupar la habitación. Uno quiere ganar, pero no tiene mucho tiempo de pensar que lo logró si tiene que ponerse a buscar dónde alojarse (Risas). Así que fuimos a otro hotel, dormí unas dos horas, me levanté, fui al baño, y allí me quebré. En ese momento me golpeó, y fue muy fuerte.

¿Hasta ese momento no eras muy conocido verdad?

No. Era un tipo como cualquier otro.

Pero entonces la televisión y los periódicos hicieron dar la vuelta al mundo tu imágen junto a una gran montaña de billetes. ¿Cómo te hizo sentir eso?

No era algo que me hubiera pasado antes, así que no pude compararlo a nada. ¿Cuántas veces tienes oportunidad de ser campeón mundial de algo? Fue divertido y extraño; al menos una vez a la semana volvía a quebrarme, así que seguí llorando durante tres meses. (Risas)

¿Te sientes bien con la fama?

Nunca ansié tener fama, pero no me molesta la fama y todo lo que la rodea. Desde que gané hablé muchas veces en público, estuve cientos de veces frente a las cámaras, hice muchas entrevistas, me tomé miles de fotografías con aficionados, y nunca me sentí incómodo. No sé bien por qué, pero no me molesta.

¿Cómo fue tu recibimiento en Australia?

¡Hombre! Eso fue muy loco. En el aeropuerto había más de 40 reporteros, cámaras, luces, micrófonos en mi cara. Era algo que no me imaginaba. Pero los australianos son unos maníacos de la competencia, y aman a los campeones de cuaquier cosa.

El hecho de que tu éxito fuera en póquer, en lugar de tenis o cricket, hacía alguna diferencia para ellos?

Creo que al principio no lo captaron bien; pero sí registraron que yo había superado a 5.600 jugadores y había regresado a casa con $7,5 millones. Entonces dijeron "¡Este hombre sí que debe ser bueno!" (Risas)

¿Cómo afectó tu logro al póquer en Australia?

El póquer allí ya estaba en crecimiento, tal como en todo el mundo gracias a Chris (Moneymaker). Cuando yo gané, mucha gente que había comenzado a involucrarse vio que uno de los suyos había triunfado, y se dieron cuenta que era posible. Ahora hay mucha más actividad, y los torneos como el Aussie Millions comienzan a ser conocidos en todo el mundo y a tener a muchos profesionales participando.

¿Consideras que el póquer es como otros deportes, donde cuanto más duro entrenas, más suerte tienes?

Si. Totalmente. Todo se trata de practicar y lograr experiencia jugando contra distintos tipos de rivales. Eso es algo muy bueno de lugares como ^Poker Stars, donde puedes enfrentar tu talento contra el de otras personas de todo el mundo.

Acabas de colar sutilmente una publicidad, Joe. Muy astuto.

(Risas) Gracias amigo.

Estás casado y tienes cuatro hijos. Y a pesar de tu éxito contínuo parece que has logrado mantener los pies sobre la tierra. A pesar de eso eres humano, y ser el jugador de póquer supremo -al menos durante un año- es algo que habrá tenido un gran impacto en tu orgullo. ¿Cómo haces para evitar eso y verte siempre tan centrado?

Fui un privilegiado al ganar ese torneo. Puse todo de mí, y es algo tremendamente duro de lograr, pero aún así fui un privilegiado que sorteó todos los peligros. Toda mi familia tiene los pies bien puestos sobre la tierra. Antes de 2005 teníamos una buena vida, éramos afortunados. Y si en algún momento todo lo que sucedió hubiera comenzado a subirse a mi cabeza, mi familia hubera sido la primera en pegarme el tirón, eso te lo aseguro.

Quizá habría sido diferente si hubiera tenido varios años menos; si hubiera sido alguien jóven y sin responsabilidades. Pero me ocurrió cerca de los 40 y significó para mí y mi familia tener seguridad económica para el resto de la vida. Y mi orgullo no tiene nada de qué quejarse, soy el Campeón Mundial de las WSOP 2005 y eso ya está registrado en la historia, sin que nadie pueda quitármelo.

Hace tiempo que eres uno de los íconos del póquer. ¿Que te gustaría que los nuevos valores piensen cuando escuchan tu nombre?

Verdaderamente quiero que el póquer sea una actividad digna. Por eso pongo lo mejor de mí en todo momento, trato de estar siempre presentable, jugando a un alto nivel, y siempre considerando al póquer un deporte exigente ¡aunque esté pasando el rato en ^Poker Stars!.

¡Muy gracioso Joe!

(Risas)

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