Pancracio es un albañil que trabaja en una obra a las afueras de Madrid, la típica urbanización de 4 bloques de 10 alturas en torno a un bonito jardín con piscina, donde se dedica a mezclar cemento y levantar paredes. Todos los días se coge 50 minutos de metro y cercanías para llegar a la obra a las 9, de donde vuelve a las 6 tras las correspondientes 8 horas de trabajo con una de descanso para comer tranquilamente.
Pancracio preferiría vivir un poco más cerca de su trabajo, pero no se queja porque de todas formas a las 7 está en casa y los 100 minutos de transporte público al día los aprovecha para escuchar música y leer, que nunca viene mal.
Pancracio es un tío feliz.
Hasta que un día el capataz le coge por banda y se lo lleva, mano sobre el hombro, a su caseta:
- Pancracio, un cliente nuestro muy importante nos ha encargado una obra que no podemos rechazar. Se trata de hacerle un chalet para una de sus hijas, que se casa dentro de tres meses y no encuentra nada que le termine de gustar, y como es un cliente que nos ha encargado varias urbanizaciones vamos a intentar tenerle contento y que nos siga dando trabajo. Y así además nos vamos metiendo en el mercado de los chalets y ya tenemos algo que enseñar a otros clientes. Así que te vamos a cambiar de obra y vas al chalet.
A Pancracio esto no le mola un pelo, pero intenta poner la mejor cara posible:
- Bueno jefe, tres meses parece un poco justo de tiempo, pero si es bueno para la empresa habrá que hacerlo... Y a los tres meses vuelvo aquí, ¿verdad?
- Sí, claro, a los tres meses el chalet está acabado y tú vuelves a la urbanización.
- Muy bien. Pues ya me dirá dónde está la nueva obra y con quién voy... Y qué me pongo a hacer.
- Nada Pancracio, eso tiene poco misterio: la obra es en el solar este de aquí al lado, ahí donde ves la excavadora para empezar con los cimientos, vas tú solo y haces todo, el chalet completo.
- Pero...
- Sí, Pancracio, ya sé que tú eres más de cemento y ladrillo, pero no te preocupes que mañana Fulgencio te explica en un rato cómo va lo de la excavadora. Lo de la grúa es tan fácil que no hace falta ni que te lo expliquen, y además para un chalet igual ni la necesitas. Y mira, tienes ordenador en casa, ¿no?, pues en esta web tienen una página sobre hormigón y cimentación con fotos y todo, y hasta una animación en flas... Y luego todo lo de fontanería, carpintería, electricidad y pintura es una tontería. Lo ves hacer todos los días, ¿no? Y no me digas que un tío listo como tú si no va a ser capaz de echar un tejado si se pone.
- Pero...
- Toma, la servilleta con los planos que nos ha dado el cliente, y aquí un móvil para que hable directamente contigo a cualquier hora y vaya más fluida la cosa. Tres meses, ¿eh?
- Pe... Pero...
Pancracio empieza a pensar que ya no va a ser un tío feliz.