Entrevistas

Ana Márquez, el talento y la pasión

Jairo Moreno | 23/09/13
Ana Márquez, el talento y la pasión
Desde que la conocimos liderando el PCA de Bahamas en 2010, Ana Márquez se ha consolidado en la élite del poker nacional e internacional. En Barcelona, charlamos con ella.

Si decimos que, en estos momentos, Ana Márquez es la mejor jugadora, o jugador -dichosos géneros del español-, de torneos de España, no van a tener ustedes nada fácil contradecirme. Sus resultados, tanto en vivo como online, la avalan, y en los últimos años sus grandes actuaciones la han hecho acaparar titulares una y otra vez. Si tienen curiosidad, solo deben teclear “Ana Márquez” en el buscador de Poker-Red y comprobarán lo que les digo.

Con motivo de su paso por Barcelona durante el EPT, nos reunimos en el vestíbulo del Hotel Arts con esta locuaz y risueña malagueña, afincada en Estados Unidos, para conocerla un poco mejor y repasar su exitosa trayectoria hasta la fecha.

Una buena manera de empezar es por el principio, y como vamos a hablar de poker, ¿en qué momento conoces el juego? ¿Cómo llega el poker a tu vida?

De casualidad. Estaba en la universidad y el último año decidí tomarme un año sabático. Estaba muy confusa sobre qué quería hacer, si escribir la tesis.

¿Estabas en Estados Unidos?

Sí. Me quedaba un año para terminar Historia, tenía que hacer una tesis y no sabía sobre qué escribirla. Allí en América se juega mucho al poker en la universidad como pasatiempo. A mi todo lo de las apuestas siempre me había parecido mal. Bueno, no mal sino una pérdida de tiempo. Mis amigos jugaban y me parecía que estaban tontos, ahí apostando dinero a lo loco. Pero me decían que no, que era un juego de estrategia y no sé qué, no sé cuántos. Entonces, me senté al lado de uno de ellos y empecé a fijarme en lo que hacía. Como seguía ganando pensé: “Bueno, a lo mejor sí que hay estrategia”. Me recomendó un montón de libros y me puse a leer.

Me fui el verano a España y empecé en Absolute Poker a jugar play money. Cuando volví a Estados Unidos, me fui a jugar cash 1$/2$. Y me quintupliqué.

¿En qué ciudad estabas?

En Washington DC… Y siempre íbamos a jugar a Atlantic City. Yo empecé jugando cash en vivo.

¿Ibas con la gente con la que estudiabas?

No era realmente la gente con la que estudiaba. Yo iba a jugar a Maryland y conocí a la gente de allí por el poker, a través de un amigo italiano que no tenía nada que ver con mi universidad. Ellos jugaban y yo, como iba con ellos, también me puse a jugar.

Con ese grupo de gente con la que empezaste a jugar al poker han ocurrido muchas cosas cosas después.

Sí. Todo el grupito de Maryland ahora son medios famosillos. Allí conocí a Greg Merson, que jugaba en el mismo juego de 1$/2$ que yo. Siempre me decía: “Tienes que jugar por Internet. Esto del vivo es muy lento”. Y así empecé a jugar online. En el grupo éramos Tony Gregg, Greg Merson, Mark Ioli… Esos éramos los que pasábamos más tiempo juntos. Luego a Christian Harder “charder” lo encontramos un poquito más adelante y lo metimos en nuestro juego. Cuando encontrábamos a alguien de Internet lo metíamos a jugar en vivo y al revés.

¿De qué año estamos hablando más o menos?

A ver… yo me tenía que graduar en el 2008, así que esto fue después del verano de 2007.

"Los primeros 20$ [en Internet] me los pasó Greg Merson"

Qué te gustaba más, ¿el vivo o Internet?

Al principio me gustaba más el vivo pero es porque era en lo que estaba cómoda. Al principio jugué como tres o cuatro meses en vivo. Luego me metí en Internet y me parecía todo muy raro [risas]. Todo era muy rápido, no me enteraba de lo que estaba pasando… Pero vaya, me adapté en unos meses. Empecé con Sit and Go de 10$ pero me aburrí muy rápido y me metí en el cash, en límites bajitos: 0,25$/0,50$ o 0,50$/1$.

Por ahí he leído que tu primer dinero en una sala te llego...

Los primeros 20$ me los pasó Greg Merson. Él fue el que me dijo que me tenía que abrir una cuenta así que cuando lo hice me dijo: “Espérate que te mando 20$” [risas]. Es que éramos muy amigos. Éramos los grinders de la universidad de Maryland. Aunque yo no era de esa universidad, estaba siempre con ellos.

¿Conociste a Bryn ahí? ¿En ese grupo de gente?

No. Lo de Bryn [Kenney, su novio] es gracioso porque él era el backer de Merson en esa época. Bryn y Mark Ioli se conocían de jugar a Magic desde que tenían 15 años. Después, Mark fue el compañero de habitación de Greggy [Merson] y empezaron a jugar al poker juntos. Mark fue el que presentó a Bryn y a Greg. Bryn ya estaba ganando pasta en aquel momento y quería bancarles.

Yo conocí a Bryn en San Remo 2008. Christian Harder, Tony Gregg y yo nos fuimos a San Remo. Harder había ganado un satélite, no quería ir solo y nos invitó. Estuvimos los tres en la misma habitación. En ese momento, a Tony ya le iba bastante bien jugando cash, y a mí ya también me iba bien jugando live. En online fatal pero en vivo muy bien [risas]. Allí vi a Bryn y le dije que le conocía porque era amiga de Mark, que estábamos juntos todo el día. Y ya desde ahí, pues amistad desde entonces. Llevamos juntos cuatro años.

Estamos hablando de que en ese momento jugabas casi exclusivamente cash. ¿Cuándo empezaste con los torneos? En tu Hendon Mob aparecen unas cajas del Stravaganza en 2009.

Los del DeepStack Stravaganza fueron mis primeros torneos en vivo. En ese año ya estaba jugando los torneíllos de 26$ en Full Tilt, los más bajos. También jugaba algún Sunday de vez en cuando si conseguía que alguien me pusiese algún porcentaje, o si me iba bien a mí. Lo que pasa es que yo con el bankroll era bastante conservadora. No me gustaba jugar torneos que no pudiese permitirme. Pero si había gente que quería acción, pues los jugaba.

En ese momento, tú estabas en Estados Unidos y tu familia no se enteraba de todo eso del poker.

Bueno, yo vivía con mi padre. Pero no sabía lo que pasaba [risas].

¿Cómo lo gestionaste esto? ¿Tuviste problemas?

Tuve problemas, claro. Pero tuve problemas porque yo también fui muy tonta. No le presenté la situación a mi padre tal y como era.

Claro, y cuando tratas de esconder algo parece que está ocurriendo algo más extraño de lo que en realidad es.

Exactamente. De hecho, me acuerdo una vez que llegué de una partida de cash, y claro, en 1$/2$ te dan un taco de billetes de 20$ que... [risas]. Lo metí en el bolso, lo dejé por ahí, me fui a dormir y se me olvidó cogerlo. Al día siguiente, mi padre ve un taco de billetes en el bolso, y claro, empieza: “¡Pero bueno! ¿Tú qué estás haciendo? ¿Estás vendiendo droga? ¿Prostitución? ¡Ay, Dios mío!” [risas].

Supongo que en ese momento ya tuviste que sentarte y contárselo todo, ¿no?

Sí, sí. Ahí ya le conté todo. Al principio no le gustaba. Se mosqueó. Me metió en un psicólogo. Pensaba que era una ludópata.

Cuando yo ya tenía las cosas más claras, que ya no era jugar aquí o allá sino que quería ser profesional -porque lo de ser profesional yo me lo tomé en serio muy rápido; jugaba todos los días, y el bankroll, y los libros.. todo muy bien puesto- senté a mi padre y se lo expliqué todo. Esto funciona así, de esta manera. Y gano o pierdo, pero no me paso, No es que tenga una adicción ni nada de eso.

No sería la cosa que más ilusión le hizo del mundo pero ya lo entendió un poco mejor.

No. Al principio me decía: “Bueno, tú hazlo, pero ya te cansarás”. O sea, “Ya te darás una hostia”, dicho de otro modo [risas]. Me decía: “Dame algo de dinerillo para que no te lo vayas gastando”. Al final, me apoyó. Pero la única condición era que volviera a la universidad, terminara e hiciera el master. Pero al master ya no llegamos.

Pero sí terminé la universidad al año siguiente, con buena nota, y entonces le dije a mi padre: “No estoy muy segura de lo que quiero hacer. Dame un año para prepararme el master y para ver si sigo jugando o no”. Ese año fue de ataques de pánico, porque estaba estudiando el examen que te hacen para entrar en el master, jugando viendo escuelas, y super estresada. No podía más.

¿De qué era el master que querías hacer?

De Historia Militar.

¿Historia Militar? Guau... cuéntame un poco de esto.

Yo soy historiadora -tengo la carrera de Historia- y una de las cosas que más me gustan es la estrategia de estados y de guerra.

¿Te gustan los juegos de estrategia tipo Risk?

Me encantan. Siempre juego al Risk con el padre de Bryn. Jugamos toda la familia pero siempre acabamos peleándonos él y yo [risas]. Yo nunca he sido gamer, ni de Magic, ni nada de eso, pero supongo que tenía algo innato y no lo sabía.

¿Encontrarás ciertos paralelismos entre el poker y los juegos de guerra?

Sí, sí. De hecho “El arte de la guerra” [un tratado de estrategia militar chino del siglo IV ac]  me lo leo cada dos por tres. Lo tengo en el móvil y cuando me aburro me leo un capítulo. Es uno de mis libros favoritos.

También sé que hiciste una tesis sobre poker en la universidad.

Sí, la famosa tesis de la universidad, que no sabía de qué hacerla [risas]. Básicamente trataba sobre la cultura del poker y cómo afecta a la sociedad. Está centrado en las Series Mundiales, cuando empezó el poker de torneos, de 1970 hacia adelante. Trataba de cómo ha ido cambiando y evolucionando el poker, y de cómo la sociedad lo ha ido viendo.

Me contabas antes que muy rápidamente supiste que querías ser profesional del poker. Supongo que hay un momento en el que lo decides definitivamente. No sé si lo recuerdas.

"El poker es un juego en el que tienes que tener mucha pasión"

Sí. Desde el principio me pareció una tontería jugar sin dedicarme de verdad a ello. Pero claro, tenía un año por delante sin hacer nada, así que me dije que ese año me dedicaría a eso. Luego, cuando me di cuenta de que me gustaba mucho fue cuando volví a la universidad. Me coloqué las clases en tres o cuatro días de tal manera que tenía los fines de semana de libres para ir a jugar a Atlantic City. Ahí ya me di cuenta de que estaba empezando a dividir mi vida entre los estudios y el poker.

El poker es un juego en el que tienes que tener mucha pasión. Tienes que tenerla. Yo lo veía en la tele, leía libros, las biografías de los jugadores, veía las Series Mundiales, el High Stakes Poker. Para mí, eso era lo más grande. Yo quería ser un pro, quería vivir como ellos. Eso fue el primer año. Luego, cuando volví a la universidad, es cuando me di cuenta de que había mucho trabajo y mucho estrés. Estaba con las dos cosas y fue difícil.

Cuando acabé la universidad fue un alivio porque sabía que ya podía dedicarme al poker. Aunque era un secreto, porque yo a mi padre le dije que iba a hacer el master. Las navidades antes de PCA 2010, teniendo una conversación con mi madre ya le dije que no sabía qué hacer, que no podía seguir con las dos cosas.

Me acuerdo que estaba haciendo una lista con pros y contras de lo uno y lo otro. Me cansé y me puse a jugar online. Y empecé a pinchar… pum. pum, pum. No grandes premios pero muchos torneos pequeñitos. Creo que gané como 20.000$ o algo así. También hice dos burbujas en satélites para Bahamas. Y claro, 20.000$ en aquel momento era algo grande. Estaba motivadísima y dije: “Mira mamá, se me han quitado los ataques de pánico. Yo creo que me voy a dedicar a esto”. Mi madre me dijo: “Si te dedicas a esto, te quiero ver todos los días que estés aquí de vacaciones jugando al poker. Te quiero ver pegada al ordenador”.

Mi madre ha sido mi confidente desde el principio porque, como vivía con mi padre, yo le escondía las cosas a él. A mi madre la llamaba y ella sabía todo. Mi padre me dijo que me tomara un año haciéndolo y si después veía que podía sobrevivir y que todo iba bien, siguiera.

Luego me fui a PCA y quedé décima.

Recuerdo aquella mañana, buscando la información de PCA para Poker-Red, cuando de repente nos aparece una tal Ana Laura Márquez, que es española y que va liderando el torneo. Nos quedamos patidifusos.

[Risas]. Diríais: “¿Quién es esta?”.

Exactamente… Cuéntanos cómo llegaste al PCA. ¿Te clasificaste por satélite?

No me clasifiqué. Fue un medio regalo de navidad de Bryn. Iba a ir con él y quería jugarlo. Intenté clasificarme pero no pude. Yo no quería pagarme los 10.000$, pero tenía tantas ganas. Ya llevaba años jugando torneos en Internet y en vivo habia jugado alguno pequeñito. Pero vaya, que tenía ganas ya de meterme en algo gordo. Al final le dio pena, porque llegué al heads-up en un satélite y en otro quedé burbuja, y me dijo: “Yo te lo pongo”.

¿Cómo recuerdas ir liderando uno de los torneos más importantes del año y terminar décima?

Fue muy divertido, porque era el primer torneo importante que jugaba y duré mucho [risas]. Lo disfruté un montón. Para mí todo el torneo fue como una gran partida de cash; jugaba, jugaba y pasaban los días. La noche del día anterior al que me echaron vino Chris Oliver [“Imdanuts”] a darme la mano y a decirme que era chipleader. Bryn me enseñó también una noticia y me dije: “¡Ostras, que soy líder del PCA!”. Ahí me puse un poco nerviosa y no me gustó nada esa sensación; sentirme nerviosa. Estás tan concentrada que no quieres que nada cambie. Me vinieron con esto y no me gustó.

A partir de ese momento ya tuviste que empezar a acostumbrarte. Todo el mundo empezó a fijarse en ti, también desde España. Me imagino que hasta ese momento el poker español lo veías de reojo.

No tenía ni idea. Le decía a mi madre que me llevara al Casino Torrequebrada pero casi no había poker.

A partir de ahí ya todo fue rodado y te conocimos fundamentalmente como jugadora de torneos. ¿Seguías jugando cash?

Cash jugué hasta Bahamas y ahí cambió mi carrera pokerística, básicamente. Yo grindaba cash [en vivo] 2$/5$ y jugaba por Internet cash y torneos. A Bahamas llegué con 70.000$ de bank y cuando pinché PCA eso cambió mi trayectoria. Bryn empezó a tener más confianza en mí y yo quería seguir jugando esos torneos. Pensaba: “¡Pero si estos torneos están super bien! ¡Son muy fáciles!” [risas].

Estaba emocionada. Fui probando poco a poco, y como me iba yendo bien, pues cada vez a más. Para ganar tienes que grindar un montón, y eso es lo que hago. Es que no paro.

¿En casa estáis todo el día hablando de poker, como me puedo imaginar?

En casa, en los hoteles, sí. Además nuestros amigos juegan al poker. Podemos hablar de otras cosas, pero al final siempre acabamos relacionándolo con el poker de alguna manera. Por ejemplo, con “luckychewy” [Andrew Lichtenberger] es una de las personas con las que más me gusta hablar. Siempre que acaba un dia de torneo y está por ahí le busco y nos ponemos a hablar de la vida. De todo lo bonito que hay, lo que tenemos que hacer, cómo tenemos que pensar. Se pone a hacer yoga y yo intento seguirle pero parezco un pato mareao [risas].

Supongo que la persona que más ha influido en tu juego es Bryn. ¿Cómo es vuestra dinámica? 

"Yo he aprendido de Bryn porque he insistido. No quería enseñarme, yo le he obligado"

Esto tiene tela. Yo he aprendido de Bryn porque he insistido. No quería enseñarme, yo le he obligado. El primer año que estuve con él, yo tenía mi partida de cash, mis torneíllos y él jugaba cash muy alto; torneos super grandes. Yo no le hacía mucho caso, iba a mi bola. Él a mí me consideraba como que ni era medio jugadora de poker, aunque yo me lo tomaba muy en serio.

Pasó como un año así. Luego, en un EPT Barcelona -creo que era 2009- que yo estaba con las dudas del master y el poker, le dije -esto odia que se lo recuerde, aunque para mí fue muy importante y se lo agradezco porque me cambió la vida-: “Bryn, ¿tú crees que yo podría ser algún día tan buena como tú?”. Me dijo: “Lo dudo”. Y yo: “¡¿Qué?!” [risas]. Y él: “Lo dudo porque no grindeas lo suficiente y no te lo tomas tan en serio. Si te lo tomases más en serio estarías más tiempo a mi lado, viendo lo que hago”.

A partir de ahí, no me despegaba de él. Me sentaba y le preguntaba todo. Después, cuando yo acababa de jugar, iba a darle la tabarra y le preguntaba manos que me había escrito. Al principio le gustaba. Ahora le hablo de manos y no me hace ni caso. Me dice: “Pero si tú ya sabes cómo jugar. Déjame en paz”.

¿Usáis trackers para analizar juego?

No, nada. Últimamente estoy pensando si deberíamos usarlos, pero con lo mal que se me da la tecnología podría ser un desastre. Yo considero que los trackers son una trampa, una información extra... Bueno, no una trampa, pero el poker no debería ser así.

Los jugadores de nivel alto de los que te rodeas, ¿los usan?

La mayoría no. Los de nuestro grupo, que son jugadores de torneos, no. Pero los que sí lo utilizan más son los de cash. Greggy sí que lo utiliza. Me lo instaló en mi ordenador y yo no sabía ni cómo utilizarlo. Nunca lo usé.

¿Cómo estudiáis el juego? ¿Qué método utilizáis?

Yo tengo notas de todo el mundo pero Bryn es una auténtica biblioteca de jugadores online. Estoy jugando y le digo: “¿Te suena este nick?”. Y con todo lo que él me dice me hago una nota.

Vamos a retomar cronológicamente tu carrera. Después de PCA, unos meses después, te ficha PokerStars.

Sí, fue una sorpresa increíble.

¿Cómo ocurrió?

La primera vez que me llamaron yo estaba en el Bay 101, después del PCA. Pero la primera vez que hablamos en persona fue en el Estrellas de Málaga.

Ese fue el primer torneo que jugaste en España, ¿no?

Sí, fue mi primer torneo en España. Ahí fue donde hablamos después de las llamadas. Luego, lo hicieron oficial en Barcelona, en el EPT.

Antes de eso también habías empezado a pinchar gordo online; el 1k Monday de Full Tilt por 256k.

Eso fue lo más grande para mí porque ya llevaba jugando online mucho tiempo y siempre me preguntaba: “¿Cuándo voy a ganar un major?”. Ese era mi sueño. Lo de PCA estuvo muy bonito pero mi sueño, mi objetivo, era ganar un major. Además, el 1k siempre me gustaba y en Full Tilt me iba mucho mejor que en PokerStars. En PokerStars casi no jugaba, Tenía como la mitad de torneos jugados. Y fue super emocionante.

Estaba sola en casa -Bryn estaba jugando el Big Game- y quieres saltar, y celebrarlo, y decírselo al mundo, pero estas ahí sola [risas]. La verdad es que ni me acuerdo de la reacción de Bryn cuando llegó. Supongo que estaría muy emocionado. Me acuerdo de que estábamos en Las Vegas, llamamos a “Doc” Sands y salimos a cenar para celebrarlo.

En World Series Europa, te quedaste muy cerquita, a un paso; en el heads-up por el brazalete. Eso supongo que será una espinita clavada.

Esa espinita la tengo clavada pero fue después cuando me di cuenta. En aquel momento ni me daba cuenta que estaba peleando por un brazalete. El portugués [Francisco da Costa, su rival en el heads-up], en un descanso de la mesa final, vino y me dijo: “Esto para mí es lo más grande, es mi vida. Y también para Portugal...”. Y yo pensaba: “Ay, pues este pobre sí que se lo merece”. Lo quería tanto [risas]. Yo sólo estaba pensando en el dinerito.

Qué curioso. Antes me decías que lo que querías era ganar un major y, en un heads-up por un brazalete WSOP solo estabas pensando en el dinero.

Lo asumí cuando perdí. Bryn me lo decía. Todo el mundo estaba con lo del brazalete  Ahora que lo pienso, ojalá lo hubiera conseguido.

De todas maneras, a mí me ha costado un poquito llegar a ese punto de querer ser el número 1; la ambición de ser el ganador. Para mí lo importante siempre ha sido la pasta. Sí que quería ganar un major online, como el 1k o luego el SCOOP. Es algo que lo intentas mucho y cuando pasa te pones muy contento. Pero el brazalete… ni se me había pasado por la cabeza [risas].

¿Cuáles son tus objetivos ahora? ¿Qué te hace ilusión?

[Piensa] Me hace ilusión ponerme como primera mujer en el ranking [GPI]. En realidad, va en contra de todo lo que opino, porque me parece una tontería. Pero como tanta gente me dice que estoy cerquita...

Cerquita de Vanessa Selbst.

Sí. Estaba a 100 puntos pero como llevo todo el mes sin jugar, y ella juega... Pero estoy muy cerquita de pillarla. Todo el mundo hablando del tema ha hecho que lo quiera un poquito. Pero no me gusta.

Supongo que tiene que ver con que no te gusta esa diferenciación de género. Háblame un poco de cómo es ser mujer en el mundo del poker.

"Deberíamos unirnos y hacer algo fuerte para las mujeres que quieren jugar al poker. Es lo que deberíamos hacer siempre; estar unidas y no atacarnos"

Con las mujeres no he tenido muy buenas experiencias. No he encontrado buenas amigas, diría yo. Me siento un poquito sola en ese sentido. Son seis años de estar con niños todo el día y echo de menos a las amigas de la universidad, que a las pobres casi no las veo. Siempre estoy viajando. A mí me encantaría tener una amiga en el poker. Yo es que le pregunto a los niños que qué tal me queda el conjunto, y me miran con una cara de tontos que no saben qué decir [risas]. Se echa de menos tener amigas.

Las mujeres en el poker -supongo que porque hay pocas- tienen mucha competitividad entre ellas, y hay mucha gatita suelta [risas]. No hay muy buen rollo, la verdad. Pero no sé si es que yo he tenido malas experiencias.

¿Has tenido malas experiencias?

Quizás no malas experiencias, pero nunca he llegado a nada con nadie.

¿Crees que realmente tiene que ver el hecho de ser mujeres? Esto me extraña.

Son las circunstancias de un mundo en el que nos han hecho competir entre nosotras. Es algo que siempre digo: qué tontas somos las mujeres. Podíamos unirnos todas, montar escuelas de poker, defendernos, hacer cosas por las mujeres. Deberíamos unirnos y hacer algo fuerte para las mujeres que quieren jugar al poker. Es lo que deberíamos hacer siempre; estar unidas y no atacarnos, porque tenemos mucha más fortaleza que los hombres. Lo siento, pero es verdad. Lo que pasa es que estamos separadas. Y en el poker es lo mismo. Creo que, como somos una minoría, siempre estamos todas peleándonos para ver quién es la que brilla. Lo cual es una tontería. No sé si es por los esponsors, o la atención de los niños, o de los medios. No sé lo que es, pero algo hace que pensemos que tenemos que andar peleándonos.

¿Has tenido esa sensación aquí también?

Cuando yo llegué a España, sí noté que todo el mundo me preguntaba por Leo. Parecía como que todo el mundo nos quería enemistar [risas]. Bueno, no enemistar; pero parecía que era una competición entre las dos. La gente me preguntaba, pero yo no la conocía. Luego, cuando la conocí, pues bien. Nos hemos llevado bien siempre. No somos amigas de juntarnos en el mismo grupo, pero siempre nos hablamos y todo bien. Yo creo que son las historias que se inventa la gente. Hay dos chicas en España, pues vamos a pelearlas. O, más bien, a crear una rivalidad. Pero vaya, que no hay nada de rivalidad.

A comienzos de 2013 dejaste de pertenecer al Team Pro de PokerStars.

No hay mucho que contar… Bueno, yo no me fui. Me llamaron y me dijeron simplemente que no renovábamos el contrato. Y ya está. Las razones las tiene PokerStars España, no la gente de PokerStars.com. Pero vamos, que yo no me he ido. La gente comentaba que yo había pedido más dinero, pero eso no es así.

¿Fue una sorpresa?

No lo esperaba, porque me estaba yendo bastante bien. Estaba segunda en el GPI de España, estaba teniendo buenos resultados, y había hecho segunda en el PLO de las Series Mundiales. Pero bueno… Creo que todo pasa por una razón, y si yo no estoy con ellos ya es porque tenía que ser así. Mi destino está hecho. Se cierra una puerta y se abre otra. También, desde que no estoy ellos, me centro más en el juego.

Estás más centrada en jugar que en las tareas de promoción y todo lo que significa ser pro de una sala de poker.

Exactamente. Y no solo eso; también está la presión mental. Por ejemplo, en Praga cometí muchos errores jugando porque estaba muy estresada por lo del GPI. Pensaba: “Si me pongo primera en el GPI, seguro que me renuevan” [risas]. Eso me puso presión y cometí errores. Sé que los cometí porque estaba nerviosa, y eso antes no me solía pasar.

Desde que terminé con PokerStars todo es mucho  más relajado. Ahora juego los torneos que me apetece y tengo más libertad, que es por lo que empecé a jugar a poker. Y estoy muy bien. Tengo una mentalidad super buena ahora. Muy positiva. Con muchas ganas de trabajar. El poker es mi pasión.

¿Has pensado alguna vez que estarías haciendo si no jugaras al poker?

Meterme en el master y hacer estrategia militar. Está claro [risas].

Vayamos al pasado más cercano. Hace unas semanas te pinchaste en Las Vegas el Hollywood Poker Open, un torneo durísimo.

Ganar mi primer torneo en vivo fue la misma emoción que cuando gané mi primer major. Llevaba ya unos meses pensando: “Bueno, puede que gane dinero pero ¿y si nunca pincho en vivo? Porque la varianza es tan grande...”. Puedes pasarte la vida entera quedando tercera, cuarta, quinta, pero no llegar a ganar uno. Al final, llegó. Y emocionadísima.

Las Vegas, en plenas World Series, supongo que estabas con amigos…

Estaba sola. No había nadie. No conocía a nadie en absoluto. A Ramsi [Jelassi] y a Kory [Kilpatrick] los conocía porque llevaba tres días jugando con ellos. Bryn estaba jugando el 50k [Poker Players Championship] y este casino estaba a veinte minutos del Rio. Me llamó por teléfono porque se había enterado por los reporteros o no sé cómo.

Hablando de torneos, antes se me ha pasado preguntarte por la European Nations de la IFP. Supongo que tenía cierta gracia jugar con España.

Sí. Yo me lo pasé muy bien y la idea me gusta mucho. Ahora, nos fastidiaron un montón, que lo sepáis, porque teníamos que haber quedado primeros o segundos.Pero bueno, la idea está bien y encima, el equipazo que tenemos. Esperemos que podamos ganar en Brasil. Es un orgullo tener una selección.

A mí me gusta el concepto de las competiciones de la IFP. Además, es poker sin dinero pero la ambición por ganar es la misma.

También tiene mucho que ver que sea por equipos. Cuando tienes a seis personas que dependen de ti tanto como tú dependes de ellos, cambia todo. No quieres decepcionar a tu equipo. Es lo que hace que el dinero no importe, pero está esa gente a la que no quieres decepcionar.

Ahora que ya conoces mucho más el poker español, ¿qué diferencias ves con el de Estados Unidos? ¿Qué le falta al poker español para dar ese salto de calidad que probablemente le falta todavía?

Yo siempre he estado muy orgullosa del poker español. Me parece que está en lo más alto de Europa y lo que veo que le falta es algo que es normal: manos, práctica, años. La gente que juega al poker en Estados Unidos lleva toda la vida jugando. Literalmente toda la vida, desde que son pequeños. Muchos de ellos empezaron con sus padres. Son años y tradición.

Hablando de nombres, ¿qué jugadores te gustan de España?

César [García] es de mis favoritos. El pobre tiene muy mala suerte; ya tiene que pinchar algo. Adrián [Mateos] me encanta también. A Adrián le veo como una promesa muy firme.

¿Y del otro lado? Cuando Bryn y tú habláis de jugadores y pensáis qué bien juega este o aquel, ¿qué nombres aparecen por ahí?

De americanos es más difícil, porque hay unos cuantos [risas]. Alguien que no juega muchos torneos ahora y que para mí, después de Bryn, es de mis favoritos, es Luke Schwartz. Yo le he visto jugar y es que me quedo blanca. Sabe lo que llevas y lo que vas a hacer inmediatamente. Es increíble. Esto de que te diga, va a pasar esto, va a pasar lo otro y esto lo hace por esto y por esto, solo se lo he visto hacer a Bryn. ¡Y todo pasa!

¿Esto es talento natural para el poker?

Totalmente.

Hay estas dos corrientes, que son complementarias, donde unos se fijan más en las matemática y analítica y otra gente que entiende que hay otras variables también funcionando en el juego, ¿tú dónde te posicionas?

Yo creo que hay gente que tiene un talento innato. No sé cómo lo consiguen y he pensado mucho sobre ello. Es como Isildur, que es uno de mis favoritos. Yo he estado sentada con él mientras jugaba, y te quedas blanca. ¡Lo sabe todo! Da mucho coraje porque a veces dice: “Va a pasar esto pero... ¡a tomar por saco!”. Y hace lo contrario. ¡Y la caga! Le dices: “¡¿Pero por qué haces eso?!”.

Supongo que ese es el gran problema que tiene Isildur.

Sí, tiene telilla. Pero la verdad es que estos tres [Kenney, Schwartz, Blom] tienen algo innato.

Por cierto, Isildur juega sin HUD también, ¿no?

Si, sin HUD. Ni Luke. Ni Bryn… Otro que me gusta como juega, ahora que estoy pasando mucho tiempo con él, es “luckychewy” [Andrew Lichtenberger]. Le conozco desde que empecé. Engaña mucho. Parece que juega de una manera completamente diferente a la que juega de verdad. Tiene mucho temple. Es uno de mis favoritos.

Con Dan [Smith, que pasa justo por delante de nosotros y se saludan] también empecé. Cuando empezamos juntos era un nit total [risas]. Ahora juega muy bien. Le costó un poquito al principio [risas].

¿Cómo te ves dentro diez años?

Buf… diez años.

O cinco...  ¿Jugando al poker?

En cinco años yo creo que sí... Yo quiero tener hijos. No sé si me caso o no me caso, pero  quiero tener hijos. Me veo tomándome un descanso cuando tenga los hijos. Pero todo esto es hablar por hablar porque para dejar de jugar a poker tengo que estar asegurada, tener un buen colchoncito… O estar busto totalmente [risas].

Después de tener hijos, ya veré cómo me encuentro. Yo siempre digo que quiero dejar de jugar torneos y ponerme a jugar cash. Volver a las raíces, y tener una vida más estable y tranquila. Supongo que estaría con los niños y jugando cash en el ordenador. Y luego al casino cuando el padre puede quedarse con los niños. Cuando ya quisiera dejarlo, me gustaría hacer algo relacionado con la educación. Abrir un colegio, alguna cosa de estas sin ánimo de lucro. O algún tipo de tesis sobre cómo mejorar la educación. También podría ser algún negocio. Me gustan mucho las antigüedades.

Tenemos un futuro tan incierto que podríamos estar haciendo una cosa y otra completamente diferente. Lo importante es intentar ahorrar y ser listo con el dinero porque nunca sabes lo que va a pasar. 

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