BCN World, cogido con alfileres

El anuncio de la construcción de BCN World, un macrocomplejo de ocio y juego adyacente a Port Aventura, pudo haber sido precipitado y fruto de las circunstancias.

Así lo parece indicar el hecho de que a nueve meses de la fecha indicada para empezar las obras de la primera fase de la construcción, no se sepa nada aún de qué inversores acompañarán al tiburón inmobiliario valenciano Enrique Bañuelo, protagonista de una ascenso espectacular y una quiebra no menos impresionante en plena burbuja inmobiliaria. Tampoco hay la mínima perstpectiva sobre la manera en que la Generalitat pretender modificar las leyes sobre el juego para que los seis casinos previstos en el plan reciban licencias de apertura.

Para el problema legal, el Departamento de Economía de Cataluña no descarta la elaboración de una ley a medida, como la que en su momento permitió la construcción de Port Aventura.

En el plano económico, el grupo inversor original está buscando cerrar acuerdos en el extranjero para vender parte del proyecto. Uno de los rumores más insistentes es que la compañía china SJM Holding, gigante del juego radicada en Macao, está interesada en el 25% del total.

Tampoco parece que se haya avanzado demasiado en conseguir los permisos necesarios del Ayuntamiento de Salou, que ha calificado las negociaciones con la inversora Veremonte de “embrionarias”, según la edición catalana de El País.

La ventaja con la que cuentan los impulsores del proyecto es que los terrenos elegidos para erigir BCN World son de La Caixa, plenamente urbanizables y ya disponen de los servicios básicos instalados.

Todo parece indicar que el anuncio de BCN World se adelantó para contrarrestar la información de que Las Vegas Sands descartaba Cataluña como sede de su proyecto EuroVegas, y así les luce el pelo.