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Daniel Negreanu: 1998, su primer brazalete

Antonio Romero | 29/05/14
Daniel Negreanu: 1998, su primer brazalete
De los clubes de Toronto a los casinos de Las Vegas, la segunda entrega de la vida de Daniel Negreanu cuenta el salto del canadiense a la élite del poker

Continuamos el repaso a toda la carrera de Daniel Negreanu, de la mano de igaming.org y su colaborador, el periodista y jugador de poker finlandés Remko Rinkema.

En la primera entrega, tras conocer la infancia y el ambiente familiar en el que se forjó la decidión de Negreanu de dedicarse al poker, dejábamos al joven Negreanu dando sus primeros pasos en el Limit Hold'em, después de juntar algo de dinero jugando al billar. En aquellos tiempos, a mediados de los noventa, el poker no estaba tan presente en los casinos, y el poker online ni siquiera existía.

La única manera posible de vivir del poker era conseguir acceso a alguno de los clubes que albergaban partidas privadas, y Daniel no tardó en hacerse habitual de algunos de ellos, pero para el que empezaba a ser conocido como "Kid Poker" seguía siendo importante mantener el apoyo de su familia.

Aprendiendo la profesión

"Parte de la manera de probarle a mis padres que sabía lo que me hacía, y que me iba bien, era llevar cuenta de todo. Apuntaba hasta los más mínimos detalles, como un contable. Me tomaba este tipo de cosas muy en serio, tanto como convertirme en un mejor jugador.

Esto era antes de que existieran las hojas de cálculo, así que tenía un pequeño libro donde apuntaba todo, incluso cada penique que me gastaba. Escribía notas sobre cada sesión, por ejemplo si había un fumador a mi lado y el humo me estaba volviendo loco, o que me cambié de asiento y me encontraba mucho mejor.

Después de cada sesión me daba a mí mismo una nota: A, B, C, D o E. Me parecía muy importante que los resultados no influyeran en las notas que yo mismo me daba. A menudo podía tener una gran victoria y ponerme una C o una gran pérdida y ponerme una A. Me di cuenta a una edad muy temprana de lo importante que era ser responsable de tus resultados y no víctima de la suerte".

Los peligros de las partidas privadas

Los clubes privados de Toronto se convirtieron en la oficina de Daniel, aunque no siempre eran los sitios más agradables, limpios o seguros en los que pasar noche tras noche.

"Había un club privado que se llamaba Check & Raise; era limpio, cómodo y agradable. Las partidas estaban bien y un tipo llamado Moshe era uno de los peores jugadores. En algún momento Moshe decidió abrir un local propio, que era una verdadera basura. Los techos eran bajos , manchados de humo y estaba en un mal barrio. Pero adivina, las partidas del Check&Raise se murieron porque Moshe y sus amigos se fueron a jugar al otro lado.

Me acaba de venir a la cabeza pensando en aquellos tiempos que a los jugadores les daban igual las sutilezas, todo lo que importaba era que la partida fuera buena. Creo que sigue siendo verdad hoy en día. Sí, a los jugadores les gusta que les traten bien, pero soportarían que les trataran como el culo siempre que su ganancia por hora pueda aumentar.

No me preocupaba mucho por la gente del club de Moshe, pero me vi envuelto en dos robos. Ese era el mayor peligro y  el mayor miedo que teníamos, que nos robaran. La gente sabía que en esos sitios se movía mucho dinero.

Una vez entraron unos tipos enmascarados en un sitio que se llamaba "The Bridge Place". Allí era uno de los habituales, así que jugaba a crédito. No llevaba dinero y tenía unos 600$ en fichas, pero eso no le valía de nada a los ladrones. Empuñaban escopetas y nos mandaron que nos tiráramos al suelo. Nos gritaron que pusiéramos todo nuestro dinero y joyas en el suelo. 

Así que este tipo, un tal Nick que se sentaba a mi lado, un señor mayor de muy buen aspecto que llevaba jugando profesionalmente un montón de años, sacó dinero de su bolsillo, e incluso de un zapato, y lo puso frente a sí. Se dio cuenta de que yo no llevaba nada, así que cogió parte de su dinero y lo puso frente a mí. Así me salvó de que los ladrones me hicieran pasar un mal rato.

Para darte una idea de lo que me pudo afectar este episodio, dos días después estaba allí de vuelta para jugar. De aquella, era parte del negocio".

El campeón más joven en las WSOP

Daniel sintió la llamada de la Meca del juego, Las Vegas, y en 1996 hizo su primer viaje al desierto. Allí llevó una dura lección, pues los trucos aprendidos en Toronto no eran suficientes para sobrevivir en los casinos de Nevada. Aún así, Daniel no se dio por vencido e intentó aprender de cada derrota. Su debut en las WSOP no llegó hasta dos años después, pues de aquella las Series no eran tan accesibles. Pero el primer evento que jugaría sería histórico.

"Por aquel entonces,  simplemente jugar un evento de las WSOP era un privilegio. En 1996 y 1997 fui a jugar satélites y no conseguí asiento en ningún evento. No era tan barato como es ahora, Si tienes en cuenta la inflación, un torneo de 2.000$ en 1996 era mucho mayor que los eventos de 1.000$ que tenemos hoy en día.

Me gustaba que no fuera fácil y que hubiera un grupo selecto que compitiera por los brazaletes. Había algo especial en el Horseshoe y en la historia que colgaba de sus muros. Era sucio e inmundo, pero era poker de verdad.

En 1998, durante mis primeras WSOP, ya había saboreado lo que era tener dinero. Había ganado el premio al jugador más completo en el Foxwoods y mi banca había llegado a los 70.000$, pero para cuando llegaron las WSOP, la mayoría de ese dinero había volado.

Había bancado a unos tipos poco recomendables de Los Angeles, prestado algo, me habían estafado un par de veces y había aprendido algunas lecciones muy duras. Añade a eso jugar en partidas un pelín caras de más y en las Series me quedaban solo 2.000$.

Así que me fui a jugar un satélite de 200$ para el evento de Pot Limit Hold’em de 2.000$. Quedábamos tres, Todd Brunson, Mike Matusow y yo. Todd sugirió que nos guardáramos una ficha de 500$ cada uno y jugáramos por el resto, y todos aceptamos.

Asegurarme esa ficha significaba mucho para mí y llegué al heads-up con Todd. Tuve suerte y le derroté. Estaba a punto de quedarme el premio y no jugar el torneo, porque realmente necesitaba el dinero, pero Todd me dijo ¿por qué no te doy mi ficha y me das una parte de tu acción en el torneo?.

Yo estaba muy sorprendido, ¿Todd Brunson pensaba que yo era suficientemente bueno para jugar en las WSOP y quería una parte de mi torneo? Así que cogí su ficha y puse buena parte de mi dinero en juego en aquel primer evento. Eran mis primeras WSOP, porque en mis viajes anteriores nunca llegué a tener dinero suficiente para jugarlas.

Los tipos con los que jugué en mi primera mesa en las WSOP eran cosa muy seria -Erik Seidel, Dan Harrington, Dewey Tomko, Johnny Chan, Men Nguyen y Humberto Brenes-.Estaba muy nervioso y pensé que iban a leerme como un libro abierto.

Me sentí mejor después de una mano contra Johnny Chan en que cayó J89, yo había defendido 67s y después de que se doblara el 9 en el turn hice un check-raise y Chan foldeó. No me podían leer tan fácil como yo creía, y eso me dio fuerza. Lo más importante es que tuve el sentimiento de saber que podía competir con esos jugadores.

En la mesa final hubo una mano muy grande con A6 en la que pude quedar eliminado. Perdona por lo mal que suena pero hice call con A6 a una subida en posiciones medias y el flop fue 844. Fui all-in de cara y mi rival foldeó AK boca arriba. Podría recuperar esa jugada hoy en día. ¡Lo haría con ases y nadie foldearía!

El torneo tenía un premio de 170.000$ para el primero, pero nunca pensé en el dinero mientras jugaba la mesa final. Ese dinero fue directo a mi banca, de aquella no estaba muy interesado en comprarme nada. Estaba haciéndome un pequeño hueco en Las Vegas y utilicé cada dólar para jugar al poker. Pero no te preocupes, acabé perdiéndolo todo".

La atracción del abismo

"Durante esos años jugué muchos eventos. El Campeonato de Estados Unidos de 1999 fue el primer torneo televisado que gané. Yo vestía de Nike y algunos en el raíl se preguntaban si podría firmar con la marca. Eran finales de los 90 y yo ya tenía la idea de que el poker se acabaría convirtiendo en un fenómeno de masas.

En 1999 gané bastante dinero, pero acabé quemado: ya no sentía pasión por el poker. Cuando no tienes nada, ningún cimiento ni fe que te sostenga, y solo juegas para ganar un montón de dinero, ¿qué pasa cuando lo consigues? No diré nombres, pero he visto de primera mano a jugadores muy buenos que han conseguido subir su banca por encima de un millón de dólares y luego regalarlo casi literalmente. Riegan todo su dinero con el fin de recuperar un propósito, para volver a grindar, que es todo lo que conocen.

De joven había sido muy disciplinado: no probé las drogas, ni siquiera hierba, y me había prometido no jugar después de beber. Sin embargo, en el año 2000, sin saber qué hacer con todo lo que había ganado el año anterior, le presté dinero a un montón de gente, salía a cenar, bebía vino y seguía haciéndolo mientras jugaba. Podía llegar a perder 20.000$ o 30.000$ varias veces a la semana. Al final del año, la caja estaba vacía.

Estaba en shock. Fu estúpido, pero fue una gran lección, fue algo que realmente necesitaba que me pasara para darme cuenta de que yo no quería ser esa clase de tipos que acaban arruinados constantemente".

Con Allen, John y aquel tipo, Phil

"Una de las mejores maneras de aprender a jugar al poker era hablando con gente de confianza sobre las manos que jugabas. Es muy similar a lo que son los foros hoy, pero entonces, cuando realmente empezaba a despegar en el poker solo estábamos Allen Cunningham, John Juanda y aquel tipo que se llamaba Phil Ivey.

Jugábamos un torneo y todos nos íbamos a comer juntos para poder discutir manos. La cosa era más o menos así. Phil contaba una mano y yo solía estar de acuerdo. Entonces John preguntaba ¿Perdiste la mano?, Phil decía sí y John respondía: pues entonces está mal jugada. Eso antes de que Allen nos diera la solución correcta, porque él la sabía.

A John lo conocí en el Commerce Casino. Yo estaba detrás del título de jugador más completo y había un tipo que no paraba de mirarme. Supuse que era el que iba por delante de mí en la clasificación y sí, era John. A Allen lo conocí en una partida de 80$/160$. Miré a Allen y pensé: ¿cómo habrá conseguido ese chaval el dinero para jugar en esta partida?, mientras él pensaba lo mismo de mí. A Phil me lo presentó Allen en Atlantic City. Tenía 22 años y Allen dijo que era bastante bueno.

Ivey ha cambiado, sin embargo. Siempre ha sido amigable, carismático y muy sociable. Atraía a la gente y era muy divertido salir con él. Lo que la prensa ve en él no es desdén, porque esa no es la palabra correcta, es falta de interés en aguantar ese tipo de atención; no quiere que le molesten y compartir sus cosas con toda esa gente que no conoce. Cuando decide confiar en alguien, entonces se abre a esa persona.

Entonces no había tanta gente joven en el poker. Éramos básicamente nosotros cuatro saliendo al ruedo contra todos aquellos caballeros de edad avanzada. Éramos buena gente, amistosos y disfrutábamos de nuestra compañía mutua. A todos nos gusta toda la nostalgia y la historia del poker, y nos encantan las WSOP, y no es por el dinero, es porque nos encanta competir".

Ivey ganó su primer brazalete en 2000, Allen en 2001 y Juanda en 2002.

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