Ciencia

El juego online no fomenta la ludopatía en mayor medida que otros factores

Antonio Romero | 06/05/15
El argumento que repiten los adversarios morales y empresariales del sector no tiene ninguna base científica.

Una persona no está más inclinada a adoptar hábitos irresponsables respecto al juego por tener a su disposición juego online, más bien al contrario.

Esa es una de las principales conclusiones a las que llega un estudio académico publicado por la Dra. Sally Gainsbury para el  Centre for Gambling Education & Research de la Universidad de Southern Cross en Australia.

En contra de lo que insinúan organizaciones como la Coalición para Detener el Juego Online de Adelson o algunos artículos tendenciosos que nos encontramos últimamente en la prensa nacional, el juego en Internet no provoca problemas con el juego per se. Estos problemas suelen derivar primero del juego en vivo. 

La Dra. Gainsbury advierte que no se ha estudiado aún lo suficiente este tema, y que hay mucho desconocimiento acerca de la relación entre el juego en vivo y el juego online. Es necesario realizar más pesquisas sobre el tema y ampliar conocimientos antes de pontificar sobre el asunto, y menos en la dirección en la que lo vienen haciendo algunos por intereses políticos y empresariales.

Los primeros resultados muestran que la realidad es muy distinta, como en esta frase del estudio que aísla Pokerfuse.

Las pruebas que están emergiendo muestran que no solo es que el uso de juego por Internet no es predictivo de problemas de juego, sino que cuando se controlan otro tipo de variables en individuos que apuestan, el online causa un menor porcentaje de problemas.

El sector no debe tampoco dormirse en los laureles, pues sí es cierto que la posibilidad de apostar por Internet puede empeorar considerablemente los síntomas y sus consecuencias.

Seguro que vuelves a leer o escuchar que la juventud española está haciendo cola en los consultorios de psicólogos y organizaciones que combaten la ludopatía. A no mucho tardar. Pues ya sabes que no hay evidencia científica que cimente semejantes afirmaciones, esto todo caso, justo lo opuesto.

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