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Nunca cabrees a tu rival de mesa, y menos si es Manny Pacquiao

Alex Hernando | 04/02/15
Nunca cabrees a tu rival de mesa, y menos si es Manny Pacquiao
Justin Smith narra una partida de límites altos en la que coincidió con el púgil flipino y cómo se vio contra las cuerdas al colarle un farol de más de 100.000$.

Cada vez es más habitual ver como estrellas del deporte hacen sus pinitos en el mundo del naipe.

Las WSOP, sin ir más lejos, nos permiten ver cada año a grandes deportistas cruzar fichas con jugadores amateurs así como jugadores profesionales. El ejemplo lo tuvimos en años anteriores al ver a nombres como los de Paul Pierce o Gerard Piqué participando en el Evento Principal.

Sin embargo, los grandes deportistas no solo disfrutan de los torneos. Muchos de ellos también son amantes de participar en grandes partidas de cash, máxime sabiendo que sus acaudalados bolsillos pueden permitirse el perder grandes sumas de dinero. Uno de esos deportistas que en los últimos años suelen participar en partidas de límites altos, es Manny Pacquiao. 

El púgil filipino campeón del mundo en infinidad de categorías ha participado en varios torneos importantes del continente asiático, así como en partidas de 100$/200$ en el Commerce de Los Angeles, donde ha coincidido en más de una ocasión con todo un habitual de las mesas de límites altos como es Justin Smith “BoostedJ

La semana pasada, el jugador americano quiso compartir a través de Instagram uno de los momentos que ha compartido con Pacquiao y que más han marcado su relación con el boxeador filipino. El testimonio lo recogía días atrás la edición digital de CardPlayer.

Situación: Un día, Manny y yo estábamos jugando a poker por primera vez en la misma mesa. En una mano, le acabé colando el mayor farol de toda mi carrera, apostando más de $100k en el river. Estuvo pensando durante más de 5 minutos, para acabar mostrándome cómo foldeaba una overpair de ases. 

Empezó a suplicarme que por favor le enseñara mi mano. Yo tenía una de las manos que parecía imposible tener en ese spot, pero en esa ocasión tenía una lectura clara de su mano, y decidí ir con ella hasta las últimas consecuencias. Evidentemente, no suele gustarme enseñar mi mano cuando mis rivales foldean, y tampoco me apetecía restregarle por la cara cómo había conseguido “outplayerarle”. Por otra parte, tampoco me apetecía hacerle sentir mal después de insistir tanto en que le enseñara mi mano, así que le acabé preguntando tres veces: ¿Estás seguro que quieres ver mi mano? Las tres veces, Manny movió su cabeza enérgicamente afirmando que quería verlas. 

Le enseñé mi farol total, mientras veía como sus ojos intentaban buscar alguna similitud entre mis cartas y las del board, la cual, obviamente, no existía. Sus ojos buscaron los míos, mientras clavaba su mirada como un puñal sobre la mía. 

Me di cuenta entonces que había buscado las cosquillas a alguien del cual no solo era yo un gran fan, sino que además había sido campeón del mundo en ocho categorías distintas. De golpe, se levantó de su asiento y empezó a caminar hacia mí. Me levanté temiéndome lo peor, hasta que llegó a mi lado, chocó mi mano y me dio un gran abrazo. 

Me dijo que respetaba mi movimiento porque es una persona a la que le encanta la competitividad. Entonces me demostró lo que ya intuía desde hace años: que es una persona que desprende una energía verdaderamente especial. Ahora, más que nunca, entiendo por qué ha sido todo un icono y una fuente de inspiración, no solo para mí, sino para otra muchísima gente. Por la forma que tiene de afrontar la vida y los retos en general. 

Siento un profundo orgullo por haber tenido la ocasión de coincidir con él. 

Afortunadamente, Justin Smith acabó con todos los dientes en su sitio. ¿Os imagináis que hubiera pasado si en lugar de Manny Pacquiao, el púgil de en frente hubiera sido, por ejemplo, Mike Tyson? 

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