Phil Ivey: "Podía leer las cartas, pero no hice trampas"

El caso que Phil Ivey tiene abierto contra el Cockfords Casino de Londres, el establecimiento de juego con más solera de la ciudad, cada vez se parece más a un guión digno de Steven Sodenbergh.

Después de que el jugador americano interpusiera una demanda contra el local propiedad del grupo malayo  Genting por el impago de 12 millones de euros ganados en una mesa de límites altos de "Punto y Banca", ha llegado la hora de empezar a tomar declaración a los principales protagonistas. El primero ha sido el propio Ivey, cuyas palabras no han dejado indiferente a nadie.

Según hemos podido leer en la edición digital del Daily Mail -el primer medio que destapó este caso- Phil Ivey ha admitido que, como ya se especuló en un principio, era capaz de leer las cartas gracias a una imperfección en su corte, detectada en colaboración con una jugadora de origen asiático que le acompañó durante sus veladas en Londres. Al parecer, la dupla detectó que las cartas eran asimétricas, situación de la que se aprovecharon para hacer saltar la banca.

Pese a confirmar lo que ya se venía especulando meses atrás, Ivey no está dispuesto a dar su brazo a torcer.

Podía leer las cartas, pero no soy un tramposo.

Si nos limitamos a la definición estricta de la palabra "trampa" (de la RAE: acto ilícito que se cubre con apariencias de legalidad), la verdad es que no vemos motivo para llevar la contraria a Ivey.

De hecho, cuando las primeras hipótesis sobre lo sucedido empezaron a ver la luz, aquí las publicábamos bajo el titular "Ivey: trampa o picardía". Parece ser que fue más lo segundo que lo primero, aunque esto serán los juristas los encargados de decidirlo.

Por lo pronto, el principal protagonista de la película ya ha dado su versión de los hechos. Habrá que ver qué es lo que dicen las otras partes, y cómo finaliza todo este litigio legal.