Torneos

¿Son buenos para el poker los Super High Rollers?

Antonio Romero | 18/02/14
¿Son buenos para el poker los Super High Rollers?
El poker de torneos vive una era de transformación, que aparta los focos de los eventos principales y los fija sobre las partidas de los millonarios.

El circuito internacional de torneos de poker es una entidad relativamente reciente y en continua evolución. Las WSOP no se hicieron realmente internacionales hasta los años 2000 y el WPT, el más veterano de los Tours, cumple apenas 12 años.

En la actualidad triunfa por todo lo alto el concepto de festival, que permite a los jugadores aprovechar al máximo el desplazamiento y la estancia, aumentando así enormemente el atractivo del viaje.

Dentro de los paralelos que rodean a los eventos principales, surgió hace un tiempo el formato High Roller, un torneo más exclusivo y de mayor buy-in, que compensa a los profesionales por el aumento de la varianza que conllevan las cada vez mayores cifras de participación en los eventos más punteros.

La última novedad, la que está levantando más polémica, es la extensión del periodo de registro y del número de recompras en las estructuras de los High Rollers, que ha vivido su máxima expresión en el desarrollo de los tres Challenges programados durante los Aussie Millions.

Las cifras millonarias empleadas en buy-ins por jugadores como Daniel Negreanu o Isaac Haxton, la acelerada estructura y el bombo periodístico que se les ha dado a estos torneos han conseguido oscurecer casi por completo el desarrollo del evento principal, uno de los torneos de mayor caché de la agenda anual del circuito. 

¿Y en qué favorece o perjudica al poker este súbito gusto por el exceso en el juego?

Los argumentos en contra son varios, y ha habido una persona en especial que se ha ido encargando de airearlos en las redes sociales, Dan Shak.

Lo que convierte a Dan Shak en una voz tan autorizada en este tema es su impresionante currículum en este tipo de torneos, con 11 cajas en eventos con buy-ins iguales o superiores a 25.000$ y triunfos en una PartyPoker Premier League y en un Aussie Millions 100.000$ Challenge.

Andar corriendo por la sala en busca de otros 250.000$, simplemente no parece justo que estos eventos hagan sombra a los eventos principales donde la gente ha puesto su corazón y su alma sobre la mesa y donde la habilidad es más del 50% del juego, como poco. Y esos masivos torneos turbo con recompras ilimitadas consiguen tantos titulares por la cantidad de dinero en juego. Me estoy pensando muy seriamente boicotearlos hasta que solo permitan una reentrada.

El desprecio por la habilidad en el poker 

Los mayores cambios que han sufrido los Challenges de los Aussie Millions para generar estas críticas son la modificación de la estructura, aún más turbo que antes, y la posibilidad de recomprar hasta el inicio del día 2. En el caso del 250.000$ Challenge, nueve jugadores pagaron un cuarto de millón de dólares al inicio del día 2 por un stack que equivalía a 12,5 ciegas.

¿Donde queda el ansia por vender el poker como un juego de habilidad y en el que el esfuerzo y el tesón te pueden llevar a codearte con la élite, si el formato de moda es una sucesión de flips preflop para gente que se gasta seis cifras en diez minutos?

La excesiva atención mediática

La sucesión de torneos de este tipo, de los que ya hay incluso un circuito exclusivamente formado por eventos con una entrada de 100.000$, el Alpha8, impide que las estrellas del poker se puedan centrar en los eventos más accesibles al resto de jugadores, que duran cinco o seis días y que requieren mucho más esfuerzo organizativo y trabajo para mover cifras sensiblemente inferiores en premios.

Estoy de acuerdo con Joe Hachem en que el poker está yendo en la dirección equivocada, pero no en las razones que él da. Ahora el juego parece que solo gira en torno al dinero y no sobre gente interesante. El poker se suponía que era entretenimiento, y esa parte parece que ha desaparecido. Las mesas finales televisadas del pasado donde los jugadores peleaban por mucho menos dinero pero por la gloria, aquellos eran los buenos tiempos.

Es complicado abstraerse al espectáculo de los Super High Rollers. Las historias de gente corriente que se ve en una mesa final de un gran torneo son verdaderamente inspiradoras, pero no se puede negar el atractivo de una mesa final con Daniel Negreanu, Erik Seidel, Mike McDonald, Phil Ivey... 

Por eso, el ataque principal contra esta particular visión del poker se dirige contra la estructura, excesivamente turbo de por sí y en la que el factor clave para alcanzar el día 2 es la profundidad del bolsillo.

El daño económico

Parece una temeridad invertir un porcentaje tan alto del dinero que mueve el circuito en tan pocos y esporádicos torneos, aunque este argumento en contra se desmonta fácilmente al ver que los ganadores de estos Super High Rollers son gente que o bien luego reinvierte su dinero en las high stakes online, en las mesas de Las Vegas o Macao, o en nuevos torneos de este estilo.

Pero Shak apunta a un efecto colateral que alcanza de lleno a la clase media del poker, que para poder sostener un bankroll que le permita acudir a los nada baratos eventos principales recurren a la búsqueda de mecenas.

Tengo amigos que son grandes jugadores que no pueden encontrar inversores incluso para eventos menores. Esa locura de Super High Rollers son insensibles.

Jugadores como "Timex", que siempre estuvo muy involucrado en el mercado de compraventa de acción de otros jugadores, han encontrado un campo de batalla hecho a medida de sus capacidades y extraordinariamente exigente con el líquido disponible para afrontarlo, dejando muy poco remanente para lanzar la carrera de otros jugadores.

Oropel en tiempos de crisis

Las cifras millonarias que se desbordan en los titulares ocultan una realidad mucho menos esplendorosa en el poker actual, una época complicada para muchos regulares del circuito, sobre todo estadounidenses, a causa del Black Friday y la crisis a nivel mundial.

Cuando pones en perspectiva los gastos de manutención y el rake, la gran mayoría de los jugadores no son capaces de ganar dinero en los eventos en vivo de buy-in bajo. A los inversores más espabilados no les interesa.

La pérdida de fiabilidad de los rankings

Muchas veces se ha dicho que el poker necesita personalidades atrayentes, ídolos. Una de las mejores maneras de crear una imagen es la consecución de éxitos resonantes, destacar entre la competencia. Ser el número 1 del tenis o del golf está en la mente de cada jugador de la ATP o de la PGA.

Sin embargo, en el poker, el ránking de premios en toda una carrera quedó definitivamente desdibujado cuando Antonio Esfandiari ganó en un día más que el 99,9% del resto de jugadores de la historia del poker en el Big One for One Drop.

El Global Poker Index intentó en su día proponerse como estándar en las listas de resultados de torneos, pero en los últimos años su clasificación anual prácticamente no se mueve desde que se conocen los ganadores de los Super High Rollers de Bahamas y Australia, ya en enero.

En definitiva, para la gente que le encuentra pegas a los Super High Rollers, la raíz del mal es el excesivo brillo de los mismos. Se llevan a los mejores jugadores, reparten los mejores premios, acaparan las letras más grandes en los titulares y recortan el tiempo de exposición en los medios a la clase media del poker, que tiene que pelear durante días contra fields de cientos o miles de personas para lograr un éxito que palidece frente a estos eventos de la jet-set.

La legitimidad o no de las quejas, que creo en cierta medida justificadas, se empieza a palpar en reacciones de varios nombres muy importantes de la industria.

El presidente del GPI ha anunciado que los resultados de torneos cuya entrada exceda los 20.000$ no serán tenidos en cuenta para la confección de sus listas. 

El director de torneos Matt Savage, el máximo responsable de la parte técnica del World Poker Tour, ha anunciado que los Super High Rollers de su circuito dejarán de permitir las reentradas, aunque el en L.A. Poker Classic y el Bay 101 se mantendrá la estructura antigua porque así habían sido anunciados con anterioridad.

Los Super High Rollers son muy interesantes para el aficionado, al que le disgusta ver a su ídolo eliminado en un día 1 o un día 2 por un desconocido y prefiere ver como cruzan cartas las estrellas como Blom o Ivey antes que dos clasificados online, pero el espectáculo no debe estar reñido con la imagen del poker como un juego en el que cualquiera tiene una oportunidad para la gloria, que a tantos jugadores ha atraído a nuestras filas.

En la variedad está el gusto y esperemos que los Super High Rollers sigan formando parte del espectáculo del poker, pero hay que evitar que ahoguen al verdadero núcleo del circuito. Ami Barer es un extraordinario jugador que acaba de ganar 1.600.000$ en los Aussie Millions después de batir al mayor field de los últimos cuatro años en el evento principal. ¿Te acordabas siquiera de él?

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