Adaptar nuestro juego

Anónimo | 18/06/07

Muchas veces ocurre que durante un torneo online nos cambian de mesa y vemos con angustia que la nueva está llena de maníacos que llenan de overbets cada calle, o de tights que hacen que ganar un par de fichas sea un suplicio.

Entonces rogamos que llegue pronto un nuevo cambio, porque en esa mesa no somos capaces de desarrollar nuestro mejor póquer.

Esto sucede porque el juego de la mesa no se adapta a nuestras características, haciéndonos sentir incómodos. Pero precisamente allí está nuestro error, porque para ser ganadores consistentes es necesario que nuestro juego se adapte al de la mesa.

Algunas veces es posible inducir al resto de jugadores a acomodarse a nuestro estilo; pero la mayoría de las veces eso es casi imposible, máxime si hay allí jugadores experimentados que sabrán explotar nuestros intentos. Por ello lo mejor es aprender a identificar cada nivel de agresividad en las mesas para luego aplicar las recetas convenientes que nos permitan sentirnos cómodos durante todo el juego.

Las mesas llenas de maníacos -jugadores extremadamente loose que hacen grandes apuestas y raises desde cualquier posición- son un quebradero de cabeza para muchos jugadores. Pero si convenimos en que juegan demasiadas manos y la mayoría de las veces lo hacen mal, entonces enfrentarlos con la estrategia correcta supondrá muchas fichas para nuestro stack.

En una mesa como esta hay que esperar las manos premium y apostar con los maníacos. Siempre que consigamos nuestro juego será bien pagado. No hay que intentar ver el flop con cartas marginales. Cada vez que esto suceda nos veremos obligados a foldear si el flop no nos ayuda -la mayoría de las veces- perdiendo las apuestas que hicimos antes.

Los Ases aquí tienen más valor, dado que esta gente juega cualquier tipo de mano. Aún con un kicker medio es jugable, y si es suited mejor aún, por las posibilidades de color.

La clave en una mesa llena de maníacos es apostar fuerte cuando se lleva una mano. No hay que temer ante sus reacciones, sino aprovechar las oportunidades y hacerlos pagar.

Otras mesas habituales son aquellas donde hay varios calling stations; aquellos jugadores que sólo ven las apuestas rivales, y pocas veces suben o las hacen ellos mismos. Generalmente nos encontramos con que estos jugadores nos superan con una escalera, dobles parejas, o algún trip runner-runner en el river.

Con la estrategia adecuada esta mesa es una de las más sencillas de jugar, y al mismo tiempo es muy rentable. Aquí la clave es no hacer faroles ni poner fichas innecesarias en un semifarol. Sólo apuestas por valor cuando se tiene una mano. Si uno de los calling station apuesta detrás nuestro, lo más probable es que lleve cartas muy fuertes y entonces no deberemos dudar en tirar las nuestras si pensamos que no llevamos la mejor mano.

Aquí se puede utilizar un rango más amplio de manos iniciales, jugándolas con posición. Al igual que con los maníacos, hay que hacerlos pagar cada vez que se tiene una mano, y no utilizar estrategias como el slowplay que pueden dejarnos sin nada o con muy poca recompensa.

Una mesa más difícil de jugar es aquella con mayoría de jugadores tight, pero aún aquí es posible encontrar un ángulo de juego que permita aprovechar la situación. Con posición se puede intentar robar las ciegas -cuidado si son tight agresivos- y también intentar faroles en flops bajos multicolores, donde es más probable que estos jugadores no hayan conectado.

La clave aquí es variar nuestro juego. Hacerlo impredecible y muy difícil de leer. Estos jugadores están acostumbrados a llevar el control del juego y dominar la mano en la que entran, por lo que utilizar distintos patrones de apuestas en cada juego puede desconcertarlos y en algunos casos hacerlos tirar un monstruo si consideran que puede haber peligro.

En conclusión, cada mesa donde nos sentamos tiene sus características propias que la hace única. Pero de igual modo sus fundamentos son básicos: en una mesa puede haber mayoría de jugadores que gustan de apostar, mayoría que eligen ver otras apuestas, o mayoría que decide tirar con frecuencia sus cartas.

Aprender a jugarlas nos permitirá sentirnos cómodos en cualquier situación, al mismo tiempo que nos hará jugadores de póquer.

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