Daniel Negreanu, showman de nacimiento

Queda demostrado que el canadiense va siempre un paso por delante de su personaje.

Esta vez, la distribución de mesas le ha condenado al ostracismo de la sala Casals, a una esquina lejana de los focos, de la atención de la prensa y de la gente del raíl.

Sin embargo, fuera del campo de visión de las cámaras, Daniel sigue fiel a su personalidad.ISe ha levantado a tirar una botella de plástico a una papelera y ha fallado desde un metro. Esta simple anécdota le ha envuelto en una divertida conversación con las dos o tres personas que asisten al raíl allí, y las risas de unos y otros han animado por un momento el serio ambiente de la sala.

Hay a quen le gusta más y a quien le gusta menos, pero Negreanu parece imprescindible en el poker actual.