Óscar Quijada no supera la maldición de la entrevista

El día de Óscar ha sido una verdadera montaña rusa. Empezaba corto, se doblaba, se volvía a doblar y volvía a bajar. El carrusel de emociones se sucedía y justo antes de la cena nos concedía una entrevista. Ya estaba corto y volvería con 22 ciegas al cuarto nivel del día.

Con estos atenuantes, su descalabro estaba cantado. Y eso que salvó la primera bola de partido. Con 15 ciegas su AJ doblegaba al AQ de su rival, una mano que como todos sabemos ya aquí habría que eliminar de nuestro rango. Pero claro, Óscar no lo sabía y decidió empujar su resto con dicha mano maldita.

Su AQ en guerras de ciegas parecía suficiente, pero esta vez su rival presentaba un AK del que no saldría victorioso. Óscar se despedía en un bote de 60 ciegas que le hubieran metido de nuevo en la pomada.