Opinión

La insoportable levedad del grinder

Fran Medina | 14/02/13
La insoportable levedad del grinder
Un pequeño reconocimiento a aquellos que han decidido hacer del poker su modus operandi y su forma de vida.

Hace apenas unas semanas, escuchando la fantástica -e injustamente olvidada en los Oscar- banda sonora de “Into the Wild” (Sean Penn, 2007), se me ocurrió que había una cierta similitud entre esta película -que por cierto, recomiendo a todo aquel que no la haya visto- y el camino que han tomado algunos jugadores profesionales de poker.

A lo largo de los tres años que llevo inmerso en el mundo del poker he tenido la oportunidad de conocer a decenas de estos jugadores y he hecho buenas migas con muchos de ellos, con los que he compartido horas en las mesas -bueno, yo de pie-, alguna que otra cerveza y más de una charla filosófica.

En este artículo voy a intentar no nombrar a nadie que no haya dicho lo que cite en público para acompañar mis impresiones, pero seguro que alguno de los lectores se reconoce en algunas de las frases de las que he echado mano en el texto.

El primer amor

Estoy seguro de que muchas personas que han descubierto el poker desde una mentalidad abierta se han enamorado de él. Es fácil enamorarse de un juego emocionante que puede cambiar tu vida. Pero, ¿realmente se han enamorado del poker en sí o de la posibilidad de cambiar su vida?

Muchos juegan a poker a diario con la esperanza de poder dejarlo

Desde que tenemos la gran mayoría de nuestras necesidades básicas cubiertas, uno de los sueños más ansiados por la mayoría de las personas es el de la libertad. Apartarse de la rutina encorsetada del mundo atropellado del siglo XXI y abrazar un estilo de vida en el que uno es su propio jefe, tiene sus propios horarios y a través del cual incluso puede viajar por el mundo mientras trabaja. Todo eso sin contar el dinero que se puede llegar a ganar jugando a poker.

Quizá alguien haya pensado que mi comparación entre los jugadores que deciden dedicarse al poker profesionalmente y el acto del protagonista de “Into the Wild”, Christopher McCandless, es algo cínica, pues el segundo abandona una vida de comodidades para deshacerse de sus posesiones materiales y entregarse a la naturaleza; mientras que el primero, que deja su vida para dedicarse al poker, sacrifica mucho de su tiempo libre para dedicarlo al ordenador -o sentarse durante horas en una mesa en un casino- y recibir a cambio una gran compensación económica.

Y sin embargo, tengo la impresión de que ambos “flechazos” están imbuidos de la misma esencia: el ansia de libertad.

No son uno, ni dos, ni tres los jugadores que me han confesado, ya sea en público o en privado, que juegan a poker para dejarlo. Así es, han encomendado su vida a una profesión en la que su aspiración es ganar el suficiente dinero como para poder ser libres. Suena parecido a lo que intentaba Christopher: encontrar la verdadera libertad a la que puede aspirar el ser humano.

El modelo

Todos hemos querido ser futbolistas, estrellas de rock o actores durante nuestra tierna infancia. Eran personificaciones del triunfo Ronaldo, Laudrup, Freddie Mercury, Julia Roberts o Bruce Willis; por mencionar algunos de los ídolos que tenían los niños en mi infancia, ningún niño se preguntaba cuánto trabajo hacía falta para llegar a ese Olimpo en el que estaban esas personas. Todos imaginábamos que algún Roberto Sedinho había aparecido en Rio de Janeiro y había encontrado a un talentoso niño que hacía lo que quería con el balón. De ahí a ganar el mundial en Japón y Corea en 2002 un paso, vaya.

Imagina que un entrenador castigase a un futbolista por marcar goles

El problema que acentúa la “levedad” del grinder es la falta de modelos. ¿Quién es el modelo de un jugador que se pasa ocho horas al día jugando en internet a doce mesas? ¿Phil Ivey? No creo. ¿Negreanu? Menos. ¿Isildur? Me faltan dedos de la mano para contar cuánta gente conozco que le desprecia profusamente. Quizá algún grinder que haya triunfado. ¿”Sauce123”? Puede ser.

Pero, ¿quién diablos es “Sauce123”? Recorres Internet y encuentras una o dos fotos suyas. En su hábitat natural es sólo un “nick”. Sus hazañas son sólo números. ¿Cómo puedes saber que el bueno de Sulsky es el mejor? Supongo que hablando con él. ¿Te imaginas tener que tomarte tres cervezas con Ronaldo o con Bruce Willis para poder admirarle? Suena grotesco.

Y descorazonador. El poker no es intuitivo ni recompensa el esfuerzo de forma inmediata. Es, de hecho, una rosa llena de espinas -metáfora muy apropiada por San Valentín-. Siendo un juego de habilidad, algo que nadie negará a estas alturas, no deja de ser muy duro para los que quieren convertirse en profesionales.

Como decía, el poker no recompensa de forma inmediata las buenas decisiones. De hecho, te pone una niebla constante que complica mucho el camino. Jugar una mano de forma óptima y aún así perder el bote. Jugar horrorosamente desde un punto de vista técnico y ganar un torneo. El grinder debe deshacerse de todos estos engaños, casi en una abstracción filosófica, y analizar, analizar y analizar lo que está sucediendo.

Imagina que a un futbolista de Segunda B que tiene como sueño jugar en Primera le sentaran en el banquillo aleatoriamente por meter goles, o que a un actor que hace una gran interpretación y firma una gran película le cobrasen por ello. ¿Cuántos se rendirían al principio del camino?

Daniel Cates "jungleman12"

Dan Cates, conocido en Internet como “jungleman12”, representa muy bien al jugador triunfador. Partiendo de la nada, como muchos jugadores hacen cada día, Dan tuvo una carrera meteórica hacia arriba, que le llevó a convertirse, en 2010, en el jugador más ganador de las high stakes, con unos cuantos millones de beneficio.

Jungleman parece una persona triste pero, ¿por qué?

A partir de ahí, el norteamericano se ha tambaleado más de una vez. Terriblemente aconsejado y rodeado de malas compañías, “jungleman12” ha acabado prácticamente abandonando las mesas en busca de “algo que le llene”.

En 2011 en el Main Event de las WSOP le vi y tuve la oportunidad de intercambiar unas palabras con él -nada personal, una felicitación por su 2010 y un saludo educado-. Creo que es una de las personas más infelices que he conocido en mi vida. Con una expresión vacía y triste todo el tiempo, no se inmutaba lo más mínimo en la mesa, ni cuando le echaron del torneo con un bad beat. Lo mismo un mes y pico más tarde en el EPT de Barcelona, que me estuve fijando un buen rato en él. El vivo reflejo del desencanto.

Un tiempo después leí que Dan se planteaba dejar el poker para viajar por el mundo y hacer algunas cosas que le llenen como estudiar idiomas o psicología. De hecho, incluso se atisba algo de arrepentimiento por haber dedicado tanto tiempo al poker.

Ben Wilinofsky “NeverScaredB”

Parte de lo que me ha inspirado a escribir estas palabras es la historia del canadiense Ben Wilinofsky “NeverScaredB”, uno de los jugadores que mejor me han caído desde que estoy un poco más "inmerso" en el mundo del poker.

"He llegado a la conclusión de que soy un ser humano bastante inútil" (Ben Wilinofsky)

Un tipo que revienta los torneos online (más de tres millones de dólares en premios) y que ha cosechado algún éxito importante en vivo (campeón del EPT Berlín en 2011), además pierde importantes sumas de tiempo ayudando desinteresadamente a la gente en el foro de 2+2. Es un tío joven, simpático y bien parecido, como puedes comprobar en la entrevista que le hizo Jairo hace un tiempo.

¿Qué le pasa a Ben? Él mismo lo describió a la perfección hace unos meses en su blog.

A mis 24 años no tengo jefe al que rendir cuentas, tengo dinero como para no preocuparme nunca más por él y además lo gano jugando un juego al que jugaría por diversión. Mi vida es la envidia de todos mis amigos que no juegan a poker y de algunos de los que juegan también.

Todas esas cosas son ciertas sobre mí, pero no son la verdad. La verdad sobre mí es que sufro depresión clínica y ansiedad

Leer esto me entristeció mucho. Alguien que ha luchado mucho por llegar a la cumbre de su profesión y que además ayuda a los demás en su camino es incapaz de ser feliz ni de explicar por qué se siente un desgraciado.

Hay algo mal en mi cerebro y no sé cómo arreglarlo. No sé si alguien sabe, pero ya me he quedado sin ideas.

He llegado a la conclusión hace poco de que soy un ser humano bastante inútil. Tengo problemas físicos [Ben tiene una desviación de cadera que le impide practicar su deporte favorito, el hockey sobre hielo], soy frágil psicológicamente y no tengo ninguna habilidad que nadie pueda apreciar. Si los zombies se alzasen mañana, sería el primero al que el resto del grupo tiraría por la borda.

Sólo soy un ser humano funcional gracias a un sistema ridículo: que puedo jugar cincuenta torneos contra miles de personas al día, una especie de pequeño milagro tecnológico. Que pueda hacer esto e intercambiar mi tiempo que invierto jugando a las cartas por un sitio para vivir, comida y cualquier gilipollez trivial que quiera comprarme me parece demencial. ¿Por qué gano más dinero para gastar en lujos que un profesor o un granjero?

Sin duda, el problema de Ben tiene una raíz patológica y clínica, pero algunas de las preguntas que se hace en su blog son realmente interesantes. Es tan sólo una demostración de que el éxito laboral -en este caso en el poker- no equivale a la felicidad instantánea.

La levedad

Quizá haya trazado un paisaje muy negativo y triste del grinder, pero dedicarse al poker tiene muchas otras cosas buenas que he mencionado ligeramente arriba, como poder moverse por el mundo jugando a poker.

La regulación ha obligado a algunos jóvenes a emigrar, algún dia lo agradecerán

No sólo me refiero a viajes para torneos, sino a la posibilidad de mudarse de un país a otro para conocer otras culturas y acumular nuevas experiencias.

En este sentido voy a decir algo impopular, pero creo que la regulación ha obligado a muchos jóvenes que tenían una imagen mental de su vida establecida con pocos sobresaltos a lanzarse al vacío y emigrar a otro país, algo que en el futuro seguro que agradecerán.

En definitiva, no quiero pintar el poker como el más duro de los trabajos ni como un camino de rosas, pero sí quisiera decir que creo que muchos de los que viven de esto deberían hacer algo de introspección y meditar sobre las cosas que se están perdiendo por el camino. Seguro que “jungleman12”, un tipo que había llegado al punto al que muchos sueñan con llegar, les daría un consejo parecido.

Y a los que se preguntan si han tomado la decisión correcta o incluso se arrepienten un poco de la senda que han tomado, les aconsejo que no se torturen a sí mismos, como dice el propio Milan Kundera en el libro que da título a esta entrada, “La insoportable levedad del ser”.

La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas. En la situación dada sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones.

Así que, querido amigo, recuerda, cuando las noches de grindar se hagan largas y las rachas se tornen horribles, piensa que has tenido la oportunidad de elegir tu propio camino, algo que muchos, hoy en día, no pueden decir.

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