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Los mil y un curros de Phil Laak

Antonio Romero | 23/01/14
Los mil y un curros de Phil Laak
La relación de Phil Laak con el poker fue un amor tardío, y al tipo más extravagante del poker mundial le dio tiempo a probar de todo para ganarse la vida.

Pocas, muy pocas personalidades en el mundo del poker son tan atrayentes, particulares y extravagantes como la de Phil Laak.

El rubio californiano se ganó el sobrenombre de "Unabomber" por su costumbre de sentarse a las mesas con la capucha de su sudadera levantada y gafas de sol, la misma pinta con la que aparecía el terrorista en los carteles de búsqueda emitidos por las agencias de investigación.

Una vez la prensa comenzó a traspasar ese blindaje externo, el Laak que aparecía ante la cámara pronto llamó la atención del aficionado por su arrolladora simpatía y verborrea, que aún se acentuaba más si cabe si pululaba por las cercanías su colega del alma, Antonio Esfandiari.

PokerListings tuvo la oportunidad de sentarse cara a cara con Phil Laak en París, con motivo de las WSOPE, y como no podía ser de otra manera, la entrevista derivó hacia caminos insospechados de la mano de este irrefrenable showman.

Laak se vio atraído por primera vez por el poker cuando un tipo que coincidía con él en un club al que iba a jugar al backgammon consiguió convencerle para acompañarle a su partida de poker

Me dijo las palabras mágicas: “Hay un billar”.

Mira, en Nueva York, en 1999, tenías que pagar 14$ por jugar al billar durante una hora, y tenía que esperar durante eones. Así que fui a jugar al billar, mientras 30 tíos jugaban al poker en tres mesas.

Un día se le dio por fijarse en lo que pasaba en las mesas, y descubrió que uno de los jugadores era bastante malo. Le preguntó a su conocido cuántas veces jugaba ese hombre por semana. Cuando se enteró de que jugaba a diario decidió entrar en la partida.

Por la noche me leí un libro de poker y al día siguiente estaba de vuelta en el club para jugar.

Antes tuvo muchos trabajos. Laak, al contrario de lo que dice la leyenda, nunca fue crupier, pero sí jardinero, conductor de programas de televisión y algunas cosas más. Cuando le preguntan cuál fue su trabajo más divertido y cuál el menos, la respuesta es la misma: repo man, una especie de cobrador que se lleva los coches de la gente que tiene deudas..

Al principio pensé que robar coches, que así se llama en el oficio aunque sea legal, era muy divertido, así que me lo estaba pasando en grande.

Pero luego, el 92% del trabajo como repo man es localizar el coche, el siguiente 4% es planear cómo te vas a hacer con él y el último 4% es llevártelo, que es lo verdaderamente emocionante.

Pero su interés por el trabajo se desvaneció de golpe.

Ni siquiera me di cuenta de lo peligroso que era. Recuerdo una vez, que estaba en San Diego y localizamos un coche y condujimos 50 millas hasta Escondido. Honestamente, parecía una escena de Breaking Bad, había un laboratorio de meta allí, era un sitio muy raro.

Yo era básicamente el aprendiz del “super ladrón de coches” y la camioneta era del 58; por alguna razón ninguna del millón de llaves que tenía funcionaba así que había que abrirlo a la fuerza.

El caso es que un perro empezó a ladrar y salió este tipo. Tío, fue la vez que más me he asustado en mi vida.

Bueno, a lo mejor la cuarta vez que más asustado estuve. El tipo sacó una recortada y, digamos que parecía alguien que ya había matado antes.

Yo estaba en el asiento del copiloto, aterrado, pero lo más flipante…¿el tío que estaba robando el coche? Me mira y me dice “no te preocupes”

El loco le está gritando con una escopeta y él simplemente sigue trabajando en abrir el coche. El otro le pone la escopeta en la nuca y le dice: “tienes tres segundos antes de que apriete el gatillo”.

No había manera qde que aquello fuera un farol, estaba loco. Finalmente pusimos el coche a andar, pero entonces los compañeros de juerga del tipo estaban ya fuera tirándonos piedras. Y tío, eran grandes. Suficiente para matarte.

Como es obvio, fue mi último día en el curro.

También se dedicó a la Bolsa, mundo que descubrió mientras estudiaba para trabajar como ingeniero informático.

Yo siempre he pensado que debería dedicarme a hacer el mejor videojuego del mundo, así que me decidí a ser el mejor programador del mundo. Me gustaría entrar en un entorno meritocrático, donde si eres el mejor programador del mundo, diera igual que hubieras abandonado los estudios en el instituto. Solo quería ser un mago supremo en algo.

Pero el interés por las finanzas le decidieron a montar un fondo de inversión con familiares y amigos.

Abandonó el proyecto cuando descubrió que jugarse el dinero de los demás no era tan gratificante como jugarse el propio, pero nunca abandonó el day trading, porque con sus fondos le iba bastante bien.

En 2000 conoció a Esfandiari en las WSOP, después de recorrer un montón de casinos por todo el mundo. Su experiencia en ese año le decidió a establecerse en Francia.

Hubo un momento en el que pensé que el mejor sitio para jugar del mundo era el Aviation Club de París, pero entonces no tenían la sala separada con aire acondicionado que tienen ahora. No podía aguantar el humo.  Así que me fui a Wall Street.

Un amigo llevaba a 70 operadores y me dejó sentarme detrás del mejor que tenía. Se sacaba entre 10.000$ y 20.000$ al día, pero era tan bueno como incapaz de explicar como lo hacía, y no me dejaba grabarle.

Fue entonces cuando un día me llamó Antonio Esfandiari “¿Pero qué haces en Wall Street?, tú eres jugador de poker”.

Esfandiari estaba sacando un dineral en un desconocido casino de Rusia y convenció a Laak para probar a grindar allí una semana a tiempo completo. Allí se dio cuenta de que nunca sería tan bueno en las finanzas como en el poker.

Por último, sin ser una profesión en sí, podemos decir que Phil se considera telépata

No sé cuando empecé a hacerlo, pero fue poco después de la Universidad, cuando empecé a jugar. Recuerdo que me impresionó muchísimo que alguien pudiera leer una conversación en los labios desde el otro lado de una habitación.

Me dijeron que era facilísimo, que solo había que practicar viendo la tele sin sonido. Te sorprenderías si supieras lo fácil que es, sobre todo si la conversación es temática.

Así que practiqué y me volví realmente bueno en ello y podía leer los labios a 20 metros. Entonces se me fue un poco y creí que podía leer los labios desde otra habitación, sin siquiera ver a la persona.

Simplemente te sientes tan conectado que parece telepatía. Será que estoy un poco chalado, pero bueno.

Para Laak, esta creencia en capacidades únicas del cerebro que quizá no se hayan descubierto aún puede llegar a ser una verdadera preocupación

Cuando estoy en una mesa televisada y pienso que unos tipos a 40 metros, los seis tipos de la furgoneta de televisión, han visto mis cartas, se me va la pinza.

¿Y si todos los que están viendo tus cartas por alguna razón se ponen de parte de tu rival y concentran toda su energía en decirle ¡no, no lo hagas! y no lo hace?;¿podremos probar algún día que no hay una correlación?

Es difícil no leer estas cosas y no imaginar cómo suena la voz de Laak diciendo esto y con qué gestos acompañaría estas frases. Y solo lo hace más interesante y divertido.

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