Perfiles de famosos

Perfiles: Jennifer Harman

Anónimo | 07/08/07

"Con 1,57 de estatura y 45 kilgramos, Jennifer Harman no es exactamente la jugadora más intimidante que vayas a encontrar, pero luego de que juegues unas pocas horas con ella (si el dinero te alcanza) verás que en la mesa de póquer es tan feroz como un león." Daniel Negreanu.

Jennifer llegó al mundo un 29 de Noviembre de 1964. Su familia vivía en Reno, Nevada, y no permanecía ajena al influjo de Las Vegas, a 600 kilómetros de distancia. Su padre organizaba frecuentes partidas hogareñas con amigos, y allí estaba siempre presente la pequeña Jen, sin perderse detalle del incesante viaje de naipes y fichas sobre la mesa.

La infancia de Jennifer estuvo signada por la sobreprotección de sus padres, dado su precaria salud. Eso le permitía pasar mucho tiempo estudiando póquer, sin darse cuenta de ello. A los 8 años tuvo su primera experiencia "profesional," cuando su padre la sentó a su silla en una sesión en la que iba perdiendo dinero. La niña mostró tanto entusiasmo y comprensión del juego que pronto se convirtió en una costumbre.

"Mi padre y sus amigos jugaban en casa, y yo siempre miraba. Algunas veces, cuando llevaba perdidos unos doscientos o trescientos dólares, me ponía en sus silla para que los recupere. Y en efecto, varias veces lo hice."

El momento memorable de esa infancia fue cuando tenía 13 años, y los llamados de auxilio de padre de Jen eran cada vez más habituales. Sentada frente a jugadores que la doblaban y triplicaban en edad, comenzó desde atrás una remontada que finalizó con una victoria que fue su primer éxito grande. Asombrado por el talento natural que exhibía la pequeña, uno de los amigos del padre que jugaba habitualmente en casinos la tomó como alumna.

Pero entonces los problemas crónicos de salud que habían afectado toda la corta vida de Jen empeoraron, al punto que requirió un transplante de riñón. El posoperatorio le demandó un largo reposo, excusa perfecta para estudiar y practicar su juego preferido varias horas diarias.

A los 16 años Jennifer incurrió en una práctica habitual de muchos jugadores conocidos, al agenciarse una tarjeta de identidad falsa que le permitiera jugar en los casinos. Enfrentar a jugadores más fuertes que el grupo de amigos de su padre fue un gran reto para ella, perdiendo a menudo, pero sin perder las ganas de continuar mejorando.

"Oficialmente no comencé a vivir del póquer hasta los 21 años. Antes jugaba en límites muy bajos, y no era suficiente para mantenerme, aunque tampoco mi idea era esa. Tuve varios trabajos de medio tiempo, la mayoría como camarera."

Su madre y su hermana sufrían también la dolencia congénita que afectaba a Jennifer, y a los 17 años tuvo que afrontar el duro golpe del fallecimiento de su madre, que no pudo recibir un transplante de riñón a tiempo. Este recuerdo continuaría vivo en ella hasta materializarse en la organización sin fines de lucro Crear Conciencia sobre la Donación de Organos (CODA, por sus siglas en inglés), que se ocupa de reunir fondos y concientizar sobre la causa.

Tras finalizar la escuela, Jennifer ingresó en la Universidad de Nevada en Reno, donde comenzó a estudiar biología, pero sin dejar de jugar póquer.

"Me gustaba tanto que no podía evitar hacer algunas escapadas al casino. Generalmente jugaba Limit Hold'em de $10/$20, y poco después subía a $20/$40 y hasta a $30/$60 si me iba bien. No tenía mucho control sobre mi bank."

Tras graduarse, Jennifer decidió tomarse un año sabático y se mudó a Los Ángeles para salir del pequeño Reno. Llevaba tres días trabajando en el bar de un hotel cuando un amigo la invitó a sumarse a las mesas de póquer del Bicycle Casino. Dos días más tarde, Jen decidió que ya había visto bastante, y dejó el trabajo en el hotel para dedicarse a tiempo completo al póquer.

"Al principio el póquer era algo divertido para mi, no una elección de lo que haría el resto de mi vida. Pero con el paso del tiempo me di cuenta que sería así, y eso no fue fácil de aceptar para mi padre."

En efecto, el padre de Jennifer cortó la relación, y ella intentó congraciarse abandonando el póquer un par de años después e iniciando un negocio propio. Sin embargo el intento fracasó, y Jen debió retornar a las mesas para pagar sus deudas; pero su urgencia por ganar mucho dinero en poco tiempo la hizo caer en el error de jugar fuera de bankroll, y llegó al punto en que no tenía suficiente dinero ni siquiera para los límites de $10/$20 de su juventud. Entonces decidió pedir ayuda y tomar el camino de Las Vegas.

"Fue un momento duro para mí. No estaba totalmente quebrada, pero muy cerca de ello, así que pedí $50.000 a un amigo para jugar con respaldo en las mesas de $50/$100 del Mirage. A partir de allí me fue mucho mejor, y pude pagar pronto el préstamo. La experiencia me sirvió para aprender que debo ajustarme a los límites que puedo afrontar, y desde entonces no he tenido que preocuparme mucho por mi bankroll."

A mediados de los noventa Jennifer comenzó a hacer sus primeros intentos en los torneos de póquer, aunque en rigor era una jugadora de cash, habitué de las mesas de $200/400. Su capacidad natual salió a relucir nuevamente, logrando un buen sexto puesto en un Pot Limit de $2.500 de las World Series of Poker 1995.

A ello le siguieron éxitos en el Orleans Open de 1998, y en el Commerce Casino de Los Ángeles. Pero su primer gran triunfo fue en el Deuce-to-Seven Draw de $5.000 en las WSOP 2000, cuando se llevó el brazalete de una especialidad que había aprendido un par de horas antes de comenzar a jugar.

El 2001 fue uno de sus años más pobres en resultados, pero hay una clara explicación para ello: se casó con quien en 1999 había estacionado su coche junto al de ella en el Mirage: el italiano Marco Traniello. Su futuro esposo era un estilista en vacaciones en ese momento, y antes había trabajando en un barco y como agente inmobiliario.

"Marco no era jugador profesional al principio, pero le gustaba jugar No Limit Hold'em. Solía ganar muchos Sit & Go's en Internet, y después terminó cuarto en su primer torneo en el Mirage.

Creo que el hecho de que ahora juegue habitualmente hace las cosas más sencillas para mí. Algunas veces regreso a casa de mal humor si he tenido una mala sesión, y él puede comprender que mi frustración no tiene nada que ver con él o la pareja."

Jennifer consiguió su segundo título en las WSOP 2002, cuando ganó el Limit Hold'em de $5.000, obteniendo $212.440 por su esfuerzo. Estas victorias en las WSOP la convirtieron en la única mujer en poseer dos brazaletes en eventos mixtos.

"No creo que sea diferente jugar frente a mujeres, aunque las mujeres somos más instintivas y podemos notar ciertos tells ocultos para los hombres. Pero prefiero jugar con hombres sencillamente porque tengo más experiencia con ellos en la mesa."

Tras esos éxitos comenzó a participar asiduamente de la mesa de cash más dura del mundo: la del Big Game en el Bellagio, donde los límites son de $4.000/$8.000, y los jugadores que ocupan las sillas llevan nombres como Doyle Brunson, Chip Reese, Phil Ivey, Daniel Negreanu, y Barry Greenstein.

"¡Soy la pobre de la mesa!"

Pero la vida le deparaba una jugada difícil en 2004, cuando sufrió una recaída y los viejos fantasmas comenzaron a rondarla. Jennifer debió someterse a un nuevo transplante de riñón, esta vez ofrecido por su sobrina. Tal como en su adolescencia, aprovechó el descanso obligado para estudiar póquer, y para algo más: Dolly Brunson le había propuesto escribir el capítulo de Limit Hold'em de su esperado Super/System 2, reconociendo implícitamente la calidad de Jen en esa variante del póquer.

Harman aún tuvo tiempo ese año de lograr éxitos importantes en el World Poker Tour, y en el 2005 se instaló definitivamente como una de las estrellas del póquer profesional al ocupar la segunda plaza del Evento Principal del Circuito WSOP.

Jennifer es habitual de programas televisivos como High Stakes Poker o Poker After Dark, y ^Full Tilt Poker la invitó a unirse a su plantel de profesional. Cuando no está en uno de ellos, promocionando CODA, o jugando en el Bellagio, Jennifer gusta de pasar tiempo en su casa de Las Vegas con su esposo y sus cuatro perros, y a veces alguno más de los que tiene junto a Todd Brunson, su anterior pareja y actual amigo.

Sus ganancias en torneos rondan los $2 millones, pero este monto en nada se compara con sus beneficios en mesas de cash. Baste recordar que su mayor ganancia en un solo día fueron $9 millones frente al millonario Andy Beal, en los recordados enfrentamientos del texano con la Corporación.

Todos estos logros le permitieron obtener el reconocimiento de un mundo diseñado para hombres.

"Ser mujer y ganar respeto como jugadora es difícil. En cambio, para jugar me favorece, puesto que la mayoría de los hombres piensan que las mujeres no pueden jugar. No me preocupa que mi rival no respete mi juego porque eso me beneficia largo plazo."

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